ENTREVISTAS

“EL MAYOR PECADO DE NUESTRO MUNDO TIENE UN NOMBRE: ÁFRICA”

Joan Carrero es un hombre de Paz. Paz que, como siempre que se vive en serio, no ha estado reñida con la lucha. Si, como dice la canción, “Por la paz no callaré”, Juan jamás ha callado y toda su vida es testimonio de palabra que busca la verdad. La verdad que se esconde detrás de los conflictos, muchos de ellos olvidados. Sus denuncias y acciones en favor de los pueblos de Ruanda y Congo, le valieron su candidatura al Nobel de la Paz. Desde la Fundació S’Olivar (El Olivar) promovió marchas de hasta mil kilómetros, ayunos de hasta 42 días, una querella en la Audiencia Nacional, el Diálogo Intra Ruandés… Pero tampoco quiso quedarse ahí, no quiso sólo pedir la paz y la palabra, como nuestro poeta; quiso algo más: recordarnos la esperanza y la certeza de que hasta el más pequeño puede cambiar el curso del futuro. Es necesario tener para ello empatía con las víctimas, voluntad de verdad y los ojos abiertos. Pero mejor que nos lo cuente él.

Maragarita Tarabini-Castellani: ¿Cómo empezó todo? ¿Qué motivaciones, qué vocación influyeron en tu camino hacia la paz?

Joan Carrero: Tenía 18 años y estudiaba segundo de Filosofía en el Seminario de Mallorca cuando, en 1969, sentí un fuerte impulso interior hacia la soledad y el silencio. En unos ejercicios ignacianos conocí a Miquel Suau Miquel, un sacerdote que pasaba por un proceso parecido. Y recibimos la autorización del obispo de Mallorca, don Rafael Álvarez Lara, para iniciar una experiencia de vida eremítica. Era un tipo de vida nada extraña en una Mallorca que durante siglos contó siempre con ermitas y ermitaños, pero que para nosotros resultaba una experiencia totalmente nueva. Aunque  todo se fue entrelazando. Otro sacerdote, Jaime Cabot, nos ofreció su finca de S´Olivar en el bello valle de Estellencs (en la Serra de Tramuntana, en su ladera que tiene al mar Mediterráneo  por horizonte), cercano al Monasterio de Miramar, un emblemático lugar para el diálogo interreligioso: el lugar en el que en 1276, Ramón Llull, bajo el patrocinio de Jaume II, fundó el monasterio del mismo nombre y la escuela en la que se enseñarían aquellas lenguas (y se conocerían aquellas culturas) que permitirían acercarse misionalmente al mundo árabe y judío.

M. T-C.: Si no me equivoco fuiste objetor al servicio militar cuando eso estaba penalizado con ocho años de cárcel…

J. C.: Cuando llevaba ya cuatro años de retiro, aquella certeza a la que Gandhi llama suave voz volvió a hacerse de nuevo ineludible en mi vida y me convertí en el tercer objetor de conciencia al servicio militar (sin contabilizar a los testigos de Jehová). Eran los años de una carrera armamentista enloquecida en un mundo en el que millones de seres humanos morían de miseria. Y eso se me hacía intolerable. En España ese militarismo absurdo se manifestaba como servicio militar obligatorio de todos los varones jóvenes. Fue entonces cuando conocí al discípulo europeo de mahatma Gandhi, Lanza del Vasto, y su comunidad no violenta de El Arca, en el sur de Francia. Susana Volosín, que un par de años más tarde se convertiría en mi esposa, vivía junto a Lanza y su esposa, Chanterelle, desde hacía más de un año. Unos meses más tarde, para intentar forzar cambios legales, me tomé por propia iniciativa lo que la ley no aceptaba, un servicio social alternativo. Me uní al proyecto de algunos miembros del Arca, entre los que estaba Susana: formar una pequeña comunidad en la región andina del norte argentino.

M. T-C.: ¿Por qué Ruanda, Burundi y Congo?

J. C.: En 1992 constituimos la Fundació S’Olivar. Por esas fechas, una vez más, me volvía a resultar intolerable que cientos de miles de somalíes muriesen por epidemias, faltos de las atenciones sanitarias más elementales. Empezaba a darme cuenta de aquello que expresa tan certeramente Jon Sobrino: “El mayor pecado de nuestro mundo tiene un nombre, África”. Oré desde las entrañas día tras día suplicando luz para encontrar el modo de servir a los últimos de nuestro mundo. Tras una serie sorprendente de circunstancias llegó la respuesta y pudimos constituir la Fundación para responder a nuestras tres grandes preocupaciones: el sufrimiento de los pueblos más empobrecidos, la falta de valores y sentido espiritual en nuestro mundo desarrollado y la creciente destrucción medioambiental. Enseguida llegó el genocidio en Ruanda de la primavera de 1994 y nos volcamos totalmente en esa tragedia. Mallorca tenía presencia misionera en esa región desde hacía más de medio siglo y toda la sociedad quedó muy impactada por los acontecimientos.

M. T-C.: Tu denuncia la hiciste a través de una huelga de hambre…

J. C.:  Tras el 94 el mundo abandonó a su suerte al pueblo de Ruanda y a los millones de refugiados hutus en el Zaire (ahora República Democrática del Congo). Y también al pueblo de Zaire. Los campos en los que malvivían millones de ruandeses indefensos bajo la bandera de las Naciones Unidas fueron bombardeados con armas pesadas en octubre de 1996. Los excepcionales recursos naturales de este enorme país eran el objetivo último de toda la desestabilización de la región iniciada desde Uganda el octubre de 1990. Occidente, liderado por Estados Unidos, cubrió con un tupido velo los acontecimientos una vez que hubo conseguido el control de la región a comienzos de 1997. Todo era tan flagrante que no creo que ningún cristiano tuviese necesidad de ninguna revelación especial para darse cuenta de que unos crímenes tan atroces clamaban al cielo. Quizá la pregunta no sería la de porqué yo hice lo que hice, sino la de que porqué tantos seguidores del crucificado no hicieron nada. El hecho es que impulsamos dos largas marchas y realizamos una huelga de hambre de cuarenta y dos días frente al Consejo de Ministros de la Unión Europea en Bruselas. Diecinueve premios Nobel y todos los grupos del Parlamento Europeo firmaron la carta que en pleno ayuno escribí a Clinton y también el texto de una interpelación a la Unión Europea. Decenas de eurodiputados se volcaron en nuestro apoyo. El día cuarenta y dos la Comisaria para la Ayuda Humanitaria, Enma Bonino, me suplicó que detuviese el ayuno, ya que los Ministros de Exteriores acababan de tomar diversas decisiones en línea con nuestras demandas. Pero EEUU no cedió en su política dura de conquista y expolio.

M. T-C.: Todo ello te valió la candidatura al Nobel de la Paz

J. C.: Adolfo Pérez Esquivel presentó por primera vez mi candidatura al premio Nobel de la Paz el año 2000. Ésta recibió el apoyo de multitud de instituciones (como el mismo Parlamento Español o el Govern de las Illes Balears), organizaciones (tanto ruandesas como europeas), obispos y congregaciones misioneras, juristas (como Baltasar Garzón o Margarita Robles), universidades, personalidades (como Vicente Ferrer, Ramón Panikkar, José Mª Mendiluce, y muchos otros tras ellos) y más de 8000 ciudadanos preocupados por la tragedia que se vive en el África de los Grandes Lagos. Durante una década dicha candidatura fue renovada tanto por Adolfo Pérez Esquivel como por otras personalidades. Como él mismo dijo, se trataba solo de un instrumento al servicio de los pueblos. Yo jamás la hubiese aceptado como un reconocimiento de méritos. Eso habría sido algo profundamente anticristiano.

M. T-C.: Y había que llegar hasta el final, la paz ¿Es entonces cuando la Fundación S’Olivar acogió el Diálogo Intra Ruandés?

J. C.: Lo que empezó en S´Olivar como una pequeña semilla de encuentro, búsqueda de la verdad y reconciliación, se fue extendiendo. Cada vez hay más tutsis relevantes (hasta el Fiscal General de Ruanda o el secretario general del FPR, el partido en el gobierno) que se han alejado del Gobierno, han participado en nuestros encuentros e incluso han testificado en la Audiencia Nacional. Ya se han realizado plataformas en Barcelona, Washington, Bruselas, Ámsterdam o París. Han participado en él todos los más importantes colectivos de la oposición y de la sociedad civil. Se ha avanzado sobre todo en el reconocimiento por parte de todos los participantes de que la etnia hutu antes, durante y después del genocidio del 94, ha sufrido igualmente crímenes contra la humanidad con millones de víctimas. Al igual que millones de congoleños.

El mayor obstáculo sigue siendo el poder fáctico y criminal de Kigali, apoyado aún por demasiados gobiernos occidentales, interesados en el pillaje sistemático del Congo que lleva a cabo Paul Kagame, el gran criminal que preside el Gobierno de Ruanda. Pero es cada vez más un poder en decadencia. Hace unos años el Congreso de los Diputados de Madrid aprobó por unanimidad una Proposición no de ley de apoyo al Diálogo, por su importancia para la pacificación de toda el África de los Grandes Lagos. El texto acaba instando a todas las instituciones europeas a darnos un mayor apoyo.

M. T-C.: El trabajo por la Paz implica la Justicia, por ello, amparados en el principio de justicia universal, recientemente derogado, planteasteis una querella ante la Audiencia Nacional contra los responsables del genocidio Ruandés…

J. C.: Solo sobre la verdad se pueden construir la paz y la reconciliación. En febrero de 2008, el Juez de la Sala 4 de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, dictó una orden internacional de arresto contra cuarenta máximos cargos del actual gobierno de Ruanda, por delitos como los de genocidio o terrorismo. Es una decisión histórica por diversos motivos. Por primera vez se emite contra los vencedores, gobernantes en el ejercicio del poder, que en este momento siguen provocando desolación y muertes incontables en Ruanda y el Congo. Estos asesinos habían conseguido aparecer ante el mundo como los nobles liberadores del genocidio. La Audiencia Nacional Española estaba desde hacía años en la vanguardia de la justicia universal, pero este caso es aún más novedoso que el de las dictaduras argentina, chilena y guatemalteca.

El hecho de que diez españoles hayan dado su vida generosamente en ese conflicto, en circunstancias directamente ligadas a las de él, me dio el convencimiento de que comprender la causa de su muerte era comprender el conflicto. Y de que hacerles justicia era desenmascarar a los responsables de la pasión y muerte de todo un pueblo. La magnífica investigación realizada durante estos años por nuestro equipo jurídico, dirigido por Jordi Palou Loverdos, ha confirmado lo que intuíamos: la orden de eliminación de cada una de las víctimas españolas proviene de lo más alto, de aquel “cuya generosidad sólo es comparable a la de Jesucristo” (según expresión de John Carlin en El País), el actual presidente y supuesto liberador Paul Kagame. Y el motivo de su asesinato tiene, en todos los casos, mucho que ver con el cuestionamiento de la versión oficial de lo sucedido en Ruanda en el 94: todos ellos fueron testigos incómodos de grandes y sistemáticas masacres contra civiles hutu. El Forum que promovió nuestra Fundación, en el que se fueron integrando los familiares de las víctimas españolas (tres miembros de Médicos del Mundo y seis misioneros), personalidades internacionales (como Adolfo Pérez Esquivel o la congresista estadounidense Cynthia McKinney), instituciones y ayuntamientos (como la Generalitat de Catalunya, los ayuntamientos de Navata, Manresa, Figueres o Sevilla), víctimas ruandesas y diversas ONGs africanas y europeas, busca la forma de que estos criminales pierdan todos sus apoyos internacionales y de que, incluso aunque no lleguen a ser detenidos (como tampoco lo fue Pinochet), dejen de ser el poder opresor que son. Nada es irreversible, y tampoco el vergonzoso desmantelamiento de la jurisdicción universal que han llevado a cabo el PP y el PSOE.

M. T-C.: La Paz también implica la Libertad y en consecuencia la convocatoria de elecciones. A excepción de alguna persona heroica, como la principal candidata de la oposición a la presidencia de Ruanda, Victoire Ingabire Umuhoza, prácticamente ningún exiliado volvió al país. Su desconfianza estaba justificada por lo que sucedió con Victoire. Háblanos de ella.

J. C.: Su generosidad, su anhelo de una reconciliación nacional basada en la verdad y la justicia para todos y su espiritualidad son extraordinarias. Durante dos semanas de agosto de 2009 pude verla entrar cada mañana en la ermita de S’Olivar para pedir inspiración y fuerza para ella misma y para todas las etnias de su querida Ruanda. Pero el día más duro fue aquel en el que pudo expresar aquello que más le perturbaba y me hizo la más íntima confidencia: no le preocupaba que el régimen le quitase la vida si ella daba el paso de entrar en Ruanda, lo que en realidad le turbaba era, según me confesó, que su asesinato desatase masacres incontroladas como las que se desataron tras el asesinato del presidente Habyarimana. La generosidad de su propia familia le permitía enfrentarse cara a cara a la posibilidad de su propia muerte, pero no a la posibilidad de la muerte de terceros. El pasado 24 de octubre, una treintena de ONG celebramos en Bruselas una jornada especial en el quinto aniversario de su encarcelamiento. Me correspondió hacer el discurso principal, en el que me referí más extensamente a su maravillosa historia (pinche en la imagen para ver el enlace):

Aún le quedan diez años de condena y sus condiciones carcelarias han sido endurecidas. Pero ella sigue con una confianza y una fuerza espirituales increíbles. Es impresionante como los grandes medios de comunicación silencian a verdaderos líderes de nuestro mundo como ella lo es y, por el contrario, nos proponen modelos de referencia absolutamente impresentables. Nuestro mundo vive en una mentira que hace sangrar de nuevo el corazón del Señor Jesús. Las cárceles de Ruanda están llenas, las violaciones en el Congo por causa de la injerencia continua de las huestes de Paul Kagame se cuentan por centenares de miles… pero nos sostiene el saber que él, el Resucitado, ya triunfó sobre la mentira, la muerte y el pecado.

M. T-C.: Lo que pasa es que ser testigos de tanto poder, tanta codicia, tanto mal, puede hacernos sucumbir…La perplejidad constante puede dejarnos paralizados. Como te leeremos en los umbrales de un nuevo año, quizá es un buen momento también de emplearnos en abrir los ojos ¿Por dónde podemos empezar y seguir cada uno en esta lucha por la paz?

J. C.: En junio de 2011 en un artículo al que titulé Los errores que nos están conduciendo hacia el desastre, enumeré los que considero que son nuestros cinco errores principales: 1. El desinterés por acceder a una información veraz sobre las causas y la gravedad de la situación. 2. El espejismo de que las lejanas y cada vez más numerosas guerras no nos afectan directamente. 3. La sensación de impotencia frente esta situación. 4. La ilusión de que es posible una política sin dignidad. 5. La fantasía de que es posible la dignidad sin la política.

Por MARGARITA TARABINI-CASTELLANI AZNAR

Comments

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Más Información

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Close