CINE

‘LA GUERRA DE LAS GALAXIAS’, EL MITO HEROICO Y LOS CABALLEROS ANDANTES (y II)

A finales del siglo XII, y siempre en el terreno literario, la literatura caballeresca (artúrica) emprende la que será su misión más perfecta: la búsqueda del Santo Grial. El Grial fue introducido en la materia artúrica por Chrétien de Troyes (1150-1183) con su novela en verso El cuento del Grial, dedicada a Felipe de Alsacia. Al introducir el Grial en el imaginario artúrico, el poeta probablemente no previó que este se convertiría en un generador literario y simbólico de incalculable poder.

Las cruzadas también habían hecho nacer a la primera orden militar: la Orden de los caballeros del Temple, mitad monjes, mitad guerreros, bendecidos por Bernardo de Claraval que redactó su primera Regla. La Orden del Temple tuvo el auge más rápido y consistente de la historia de las órdenes militares, y el incongruente concepto de guerra santa arraigó en los enfervorecidos espíritus de aquel momento. De esta manera, la realidad y la ficción, alimentándose mutuamente, cincelaron el modelo heroico del caballero de modo indeleble, en el imaginario colectivo. La caballería, en el siglo XII, deja de ser sólo cortesana para convertirse en una empresa espiritual que implica la búsqueda solitaria y austera de un tesoro que no es de este mundo. Alcanzar la visión del Grial (sólo la visión, no la posesión) es llegar a ver a Dios mismo y obtener la ansiada salvación. De este modo, la misión caballeresca se idealizó eludiendo cualquier elemento que resultara incongruente con la doctrina evangélica. En su trayectoria, el caballero abraza una vida de renuncia, pobreza y soledad para alcanzar aquello que anhela, pero también es implacable con los enemigos de su fe. En la Edad Media, el concepto de guerra espiritual que se deriva de las imágenes paulinas (Ef 6, 10-18), se hace palpable y se concreta de manera inusitada en el fenómeno de las cruzadas.

No me he desviado del tema. ¿Qué tiene todo esto que ver con Star Wars? Por extraño que parezca, podría decirse que el paradigma caballeresco no sólo se mantuvo en los relatos heroicos a lo largo de los siglos siguientes, sino que su vertiente espiritual ha perdurado hasta hoy de manera más o menos implícita. Muchos ejemplos pueden ponerse de la supervivencia y transformación de la dimensión espiritual de la caballería, especialmente a partir de la obra de Tolkien, pero la creación cinematográfica que mejor sintetiza y resume la misión caballeresca medieval es la orden de los caballeros Jedi de La guerra de las galaxias. Claro que el caballero jedi no se origina exclusivamente desde el modelo medieval cristiano. Posee también una considerable dosis de influencia oriental, repartida entre los monjes shaolin de China y los samurái japoneses.

Un jedi es un personaje de gran poder y sabiduría, entrenado en el combate, que pertenece a una orden mística y monacal que tiene su cuartel general y templo en el planeta Coruscant. El jedi es un caballero al modo templario. Su opinión es requerida por muchos gobernantes de la inmensa República Galáctica y a menudo se ve envuelto en problemas políticos y territoriales, igual que hicieron los templarios en los reinos cristianos, especialmente en el reino cristiano de Jerusalén. Pero la naturaleza del caballero jedi se sustenta en su conexión con la Fuerza que es, en la ficción de Star Wars, la energía creada por todo lo existente en el Universo, según explica a Luke Skywalker el maestro Obi Wan Kenobi en el Episodio IV. Los jedi son unos guerreros con vocación espiritual y de servicio que recuerdan a héroes de las tradiciones medievales cristiana, japonesas y chinas.

Los jedi, como los templarios son célibes (al menos en los episodios escritos y producidos por George Lucas). La Fuerza los elige como parte de ella y ellos se entregan a su misión por completo. Tampoco tienen posesiones y el hecho de no casarse cobra sentido a la luz de ese amor compasivo que invita a entregarse a todos. Pero el código jedi también se expresa en lo relativo al combate y al uso de la fuerza física. Y como combatientes que son, los jedi deben cultivar también las virtudes militares.

No obstante, lo que para ellos es un don también representa la tentación más peligrosa: el Lado Oscuro; servirse de la Fuerza en provecho propio para acumular más y más poder pasando del servicio a la dominación. Los caballeros que sirven a la Oscuridad son los sith. Frente a ellos, como sucede en la visión cristiana del mundo, es inútil ser más malvado, pues, si es así, el Lado Oscuro habrá ganado la batalla. Por esta razón, toda la orden jedi resulta prácticamente exterminada del universo, merced a una conspiración sith largamente planeada; de modo muy parecido a lo que ocurrió con la Orden del Tample según el insidioso plan que Felipe IV, rey de Francia, trazó para ella en los primeros años del siglo XIV.

La esperanza parece perdida hasta la aparición de Luke Skywalker y su hermana Leia Organa. Es Luke quien logra la victoria definitiva sobre los sith, rescatando a su padre, Anakin, de la prisión interna en la que vive, esclavo del emperador y del Lado Oscuro. De este modo, se pone de manifiesto la auténtica naturaleza espiritual del combate que es, en última instancia, el trasfondo último del relato.

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