MÚSICA

VILLANCICOS: NO HAY FIESTA SIN BUENA MÚSICA

¿A usted le gusta la Navidad? Hago esta pregunta porque, como dijo Rafael el Gallo, cuando le presentaron a Ortega y Gasset como filósofo, hay gente pa tó. A muchos nos gusta la Navidad porque es la conmemoración del acontecimiento de Dios hecho hombre. A otros, muchos también, les gusta ese espíritu de la Navidad algo evanescente, pacífico, bondadoso, solidario, infantil, familiar. En fin volver a casa… tal vez la de la niñez. Algunos más se quedan con el espumillón, las luces, los regalos, el turrón y los langostinos. Los hay que soportan la Navidad como quién asiste a un duelo: por compromiso. Y hay los que son abiertamente hostiles por razones personales tal vez o por una militancia ideológica que considera como un bien la desaparición de toda referencia cristiana o se apuntan a esa necedad neopagana del sol invicto o solsticio de invierno. Seguramente hay más diversidad, pero dejémoslo de momento. Ahora, si usted se cuenta entre los primeros ¡Cante villancicos! Y si no está demasiado dotado para la música, escúchelos.

El origen

Villancico viene de villa, es decir, canto de villanos. Nada peyorativo en realidad. Se trata de una caracterización de música popular en contraposición a la que se hacía en la corte. Su origen como poesía recitada está en el zéjel o moaxaja cuyo inventor parece ser el poeta Muccadam ben Muafa, Cabra (Córdoba) a finales del s. IX. Se trata de una composición híbrida de la lengua árabe vulgar y el incipiente romance mozárabe. Sus temas son amorosos, de siega, de vendimia… Consta de estribillo (dos o cuatro versos), mudanza algo más larga, verso de vuelta y estribillo en octosílabos o hexasílabos. Estos poemas recitados no tardaron en ser cantados. Del zéjel derivaron otras formas: la cantiga de estribillo o cantiga de refram galaico-portuguesa, paralela a la dansa provenzal o el virelai o chanson balladée francesa. Durante la Edad Media fue la composición tradicional más arraigada entre el pueblo y en los Cancioneros del siglo XV aparece ya como género definido. En su época de mayor popularidad se empleó en temas devotos, sobre todo en la Navidad. Su esplendor lo alcanzará durante los siglos XVI y XVII. Perduró en los siguientes siglos hasta nuestros días.

Sin embargo se considera el primer villancico, es decir canción para celebrar la Navidad, el himno Jesus refulsit ómnium (“Jesús: luz de todas las naciones” o “Jesús lo ilumina todo”): composición musical del año 368, obra de San Hilario de Poitiers. Puede decirse que los Villancicos, Christmas Carol, Chansons de Nöel, Colinde, Vilancicos, Weihnachtslied, y como quiera que se denominen en todos los idiomas del mundo, se cantaron a lo largo de los siglos y se cantan en todos los pueblos de la tierra en los que hay cristianos.

Qué transmiten

Alegría, humor, admiración, ternura… Y en muchísimos casos altísima teología y un conocimiento más que notable de la fe cristiana. Recuerden, por ejemplo el Dime Niño de quién eres, una clásico procedente de Panamá.

Gómez Manrique, tío de Jorge Manrique compuso en 1476 una Representación del Nacimiento de Nuestro Señor a petición de su hermana priora del Monasterio de la Consolación en Calabazanos (Palencia). En esta obra introduce una deliciosa canción para callar al Niño que debían entonar las hermanas clarisas: Calladvos Señor/nuestro Redentor/que vuestro dolor/durará poquito/Callad fijo mío chiquito/Ángeles del cielo/venid dar consuelo/ a este moçuelo/Jesús, tan bonito/Callad fijo mío chiquito.

El Cancionero de Uppsala libro que contiene villancicos españoles de la época renacentista fue recopilado en la corte de Fernando de Aragón, y publicado en 1556, en Venecia. El único ejemplar conocido de la edición fue encontrado hacia 1907 en la Universidad de Uppsala, en Suecia. Uno de esos villancicos es el conocido Ríu, Ríu chíu, la guardarribera/Dios salvó del lobo/a Nuestra Cordera, que trescientos años antes de la definición dogmática de la Inmaculada Concepción da fe de una creencia común en el mundo católico. Góngora glosa la visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel de este modo: ¿Dónde vais, zagala/sola en el monte?/Más quien lleva el sol/no teme la noche. Y esta muy meditable y metafórica cuarteta: Caído se le ha un clavel/hoy a la Aurora del seno/qué glorioso que está el heno/porque ha caído sobre él. De Lope de Vega es el tiernísimo Tened los ramos con el que María ruega silencio para que el Niño duerma. Y cientos y miles, en todas las lenguas…

Los más famosos

O Tannenbaum (Canción del abeto) y el universal Stille Natch (Noche de paz) son seguramente los más cantados en Alemania. Adeste fideles, compuesto en latín en el s. XVIII, por Francis Wade católico inglés, fue más tarde incorporada al cantoral anglicano y traducido al inglés como O come all ye faithful. En Francia seguramente el más popular es La Marcho di Rèi de origen provenzal que celebra la Epifanía y los Reyes Magos. Georges Bizet la incluyó en su suite de La Arlésienne. También Les choeurs angéliques se interpreta mucho en estas fechas. Tu scendi dalle stelle (Tú desciendes de las estrellas) fue compuesto en diciembre de 1754 en la localidad italiana de Nola, provincia de Nápoles por san Alfonso María de Ligorio y es probablemente el más cantado en Italia. En Portugal Linda noite de natal, procedente del Algarve y según algunos del s. XVI. En Rumanía que cuenta con un repertorio bellísimo, O ce veste minunata (La Noticia iluminada). Joy to the World (Alegría para el mundo) escrito por Isaac Watts en 1719, basado en el salmo 98 de la Biblia, es uno de los villancicos más populares en los países de habla inglesa, como Jingle Bells. 

Casi imposible enumerar los españoles y de la América hispana… Son tantos. Me limitaré a los que más me gustan: Los peces en el río en una versión asturiana que cantaba mi madre con una melodía muy diferente a la más conocida y bullanguera (que también me gusta porque la canté en una situación especial: en Madison Street de Chicago junto a un numerosos grupo de hispanos que hacían las Posaditas a una hora imposible y con bastantes grados bajo cero…). El relato evángelico de la Encarnación, de los Campanilleros, Estando la Virgen María. El catalán En Belén están de fiesta, Llegaron ya procedente de Perú, ciertas variantes de En el portal de Belén con letra burlesca como las cuatrocientas sillas que siempre me hace reír y alguno bastante reciente como El tamborilero, aunque prefiero la versión de Frank Sinatra a la de Raphael, ya se sabe, todo va en gustos. Sea cual sea el suyo, disfrute, saboree y alégrese en una muy feliz Navidad. Y cante o escuche villancicos.

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