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BOGOLÁN: EL ARTE DE LA PINTURA DE BARRO

En Mali, el país de África subsahariana recorrido por el río Níger, existe una técnica ancestral de pintura, basada en tejidos de algodón teñidos con tintes vegetales que reaccionan al contactar con un tipo de barro, de alto contenido en hierro. Esta técnica, llamada Bogolan, es practicada por varias etnias del grupo Mandé, siendo especialmente popular en Mali, aunque se encuentra también en otros países limítrofes.

Conocida sobre todo por su aplicación en la artesanía textil, es también, una técnica apta para la creación artística contemporánea, como ya demostró el Groupe Bogolan Kasobané a finales de los años 80. En 1978, en Bamako, seis jóvenes artistas, recién licenciados del INA (Institut National des Arts du Mali): Kandioura Coulibaly, Kletigui Dembelé, Baba Keita, Nènè Thiam, Souleymane Goro y Boubacar Doumbia, decidieron unirse para investigar, revalorizar y promover la técnica de pintura a la tierra usada por las mujeres de las aldeas en sus telas artesanales. Esas telas, conocidas como bogolanfini, eran prendas protectoras, rituales y ornamentales, pintadas con maestría por las mujeres de la etnia bamanán desde tiempos inmemoriales. La palabra bogolanfini, proviene de los bamanán y está compuesta por Bogo que significa tierra, lan, resultado, y fini, tela, por lo que se puede traducir literalmente como “el resultado que da el barro sobre la tela”.

Es ese resultado, bello y sencillo al mismo tiempo, que en el bogolanfini tradicional se caracteriza por el contraste del blanco y el negro y en el bogolán moderno por la incorporación de los tonos tierras, el que buscan los artistas y artesanos. Las gamas de ocres son variadas y corresponden a diferentes tipos de plantas, consiguiéndose mediante la decocción de hojas o de cortezas. El procedimiento, laborioso, requiere conocer bien las propiedades de las plantas y de la tierra, saber teñir y servirse del sol en la época en que más calienta, de manera que las telas se sequen con más rapidez para conseguir un colorido óptimo. Es un proceso lento, en el que se necesita sabiduría y también paciencia. Es, además, ecológico y un modo de unir arte y naturaleza.

Mali cuenta con buenos talleres para aprender la técnica. El centro de tintes naturales Ndomo, en Segou, fundado por Boubacar Doumbia, uno de los miembros del grupo Kasobané, lleva muchos años formando jóvenes, para darles también un porvenir profesional, al tiempo que investigan sobre los tintes naturales, tanto en el bogolán como en el índigo. En realidad, la labor didáctica fue siempre uno de los principales objetivos del grupo Kasobané, el cual, desde su nacimiento, compartió sus conocimientos al tiempo que seguía investigando, no sólo en la técnica, sino en la simbología de los paños de las mujeres, que conforma un auténtico lenguaje pictográfico. Los bogolanfini no son mera decoración, son escritos compuestos a base de símbolos, manuscritos sobre tela trazados con barro. Pero, ¿qué podemos contar de ese universo de símbolos?

Para ello nos podemos acercar a una de las últimas grandes maestras de esta interesante artesanía ancestral. Se llama Konimba Diarra y tiene 101 años. Ha vivido toda su vida en una pequeña aldea al norte de la capital, Bamako, no muy lejos de Kolokani. Es el área de Beledougou, una de las zonas de Mali donde el bogolanfini se practicaba con frecuencia aún en los años 80. Madre de Tiory Diarra, cazador, conocido marionetista y buen amigo del grupo Kasobané, Konimba transmitió a Kandioura Coulibaly, presidente del grupo kasobané, y a la antropóloga francesa Pauline Duponchel, los secretos del lenguaje de símbolos. Constituía un modo de escribir, de componer mensajes y solamente las mujeres conocían los códigos de escritura; era su medio de expresión escrita. No tenían libros, pero conocían el significado de los símbolos, que, según eran combinados, daban forma a diferentes mensajes. Gracias a las investigaciones de personas como Boubacar Doumbia, Pauline Duponchel y Kandioura Coulibaly, se pudo hacer una catalogación del significado de los símbolos, parte de este antiguo saber fue rescatado de la desaparición y fue parcialmente reutilizado, junto a otros ideogramas africanos, para formar parte del lenguaje estético de artistas y artesanos a partir de los años 80.

Una particularidad de los bogolanfini tradicionales era la pintura en negativo: ¿Qué significa esto exactamente? Normalmente, escribimos o pintamos en positivo, es decir, trazamos directamente el motivo que queremos representar. En el caso de las mujeres bamanán, sus paños tradicionales, llamados taafe, están repletos de símbolos blancos, que vibran sobre el fondo negro, que es lo que realmente se interviene con el barro líquido (recordemos que en el bogolán, el negro es el resultado de la reacción del barro sobre la tela). Para dibujar en negativo, se necesita mucha destreza y visión espacial, se trabaja a mano alzada sin ningún tipo de molde o plantilla, utilizando una varilla y un pequeño instrumento de metal. Cada taafe debe ser teñido varias veces, pintado con barro y, posteriormente, los signos ocres, aclarados con jabón artesanal y ceniza, para conseguir un contraste intenso, entre el blanco y el negro. Las mujeres no comerciaban con este trabajo, sino que lo realizaban como protección en los rituales, en la vida de las mujeres. El bogolanfini tradicional está en vías de desaparición.

Konimba Diarra nos leyó su último taafe, titulado Debi Camaan, señalando “las alas del Chotacabras”, representadas con forma de aspas, nos explicó que la tela servía como protección, para ahuyentar a este pájaro, considerado un peligro para los niños. Este mismo taafe fue expuesto en Madrid en la Casa de Vacas de Retiro, durante el pasado mes de mayo, en la exposición Groupe Bogolan Kasobané, El arte de la pintura de barro de Mali, como homenaje a todas las madres, que durante generaciones transmitieron los conocimientos del bogolanfini, de modo que la antigua técnica artesanal pudo llegar hasta aquel grupo de jóvenes artistas amantes de su cultura, dando paso a una nueva era, la del arte contemporáneo en bogolán y su popularización en la artesanía comercial actual.

Esta exposición de arte contemporáneo y tradicional en bogolán, celebrada en Casa de Vacas, ha sido la mayor realizada en España y la primera de arte africano de esta sala de exposiciones madrileña. En menos de un mes ha recibido 29.000 visitas, mostrando la historia y el inmenso trabajo de una selección de artistas consagrados a la pintura de barro. El grupo Kasobané ha dedicado 40 años a la promoción de la técnica y hoy Mali es el país del bogolán, hay muchos artistas y artesanos que han elegido esta antigua técnica africana, demostrando que en el pasado, puede estar también el futuro y que muchas veces, para ser original, basta con honrar las propias raíces. Existe un catálogo solidario de esta exposición que se puede conseguir en socios@amigosdemali.org, publicado por la ONG Amigos de Mali, colaboradores de la exposición. Más información en:

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