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EL CONOCIMIENTO EN LA MENTE

Con “la cabeza y el corazón en el momento presente” (1)

En unas jornadas que tuvieron lugar este verano en la Sierra de Madrid, después de escuchar algunas intervenciones del público adulto y supuestamente ilustrado, me surgió la necesidad de escribir este artículo. El objetivo es explicar brevemente cómo desde la psicología y neurociencia cognitiva actual la propuesta de la cognición corpórea sostiene que la mente humana representa el conocimiento trabajando con un soporte neuronal anclado en lo perceptivo, las emociones y la acción situada en el contexto. Pero, podríamos preguntarnos, ¿esto no ha sido siempre así? O por ser más rigurosa, ¿esto no se ha visto siempre así? La respuesta es negativa, como se expondrá a continuación.

En las mencionadas jornadas, que duraron bastantes días, a veces daba la impresión de que la ciencia no sirve para transformar el mundo y humanizarlo; nada más lejos de la posición que sostenemos. Hoy no se valora el estudio, la reflexión; se valora que hablemos desde lo emocional. Cierto es que el contexto cultural, así como los medios de comunicación al alcance de la mayoría, al menos en España desde donde escribo esta reflexión, no suelen valorar y difundir los logros científicos en el horizonte de una transformación social, una mejora del bienestar y del progreso humano. 

Convenimos con Steven Pinker (2) (2018) cuando afirma, en su reciente libro En defensa de la Ilustración: Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso, que “en la actualidad la belleza y el poder de la ciencia no solo son poco valorados, sino que se antojan extremadamente molestos. El desdén por la ciencia puede constatarse en ámbitos sorprendentes: no solo entre fundamentalistas religiosos y políticos ignorantes, sino también entre muchos de nuestros intelectuales más adorados y en nuestras más augustas instituciones de enseñanza superior” (p. 471). Puede ser que también esta manera de ver las cosas contagie y se pegue incluso a las personas y grupos que supuestamente podrían ser hoy masa crítica y presentar una propuesta de transformación social más humanista y, en consecuencia, más efectiva para sus fines (3). 

Sin embargo, las personas que nos dedicamos a las ciencias continuamos aportando luz a las cuestiones básicas y aplicadas que tienen que ver con una mejor comprensión del “ser humano y sus circunstancias” (4), entendiendo por nuestras circunstancias la naturaleza, la tierra, el mar y todo el universo. De ahí que quiera referirme ahora a algunas de las muchas aportaciones que la Psicología ha hecho sobre la comprensión de la mente humana y, más concretamente, acerca de la representación del conocimiento humano. 

Dicho esto, veamos desde nuestro recorrido investigador, cómo la propuesta de la cognición corpórea ha iluminado la comprensión sobre la representación del conocimiento en la mente humana. Seleccionaré cuatro investigaciones y las expondré de una manera muy resumida. 

1. Cuando leemos un texto activamos un conocimiento anclado en nuestra experiencia sensorial, motora y emocional (5). A comienzos de los años ochenta, la psicología cognitiva suponía que cuando se leía, por ejemplo, la frase 1: “Cuando colocaron el piano en el salón, María se sentó en el sofá”,  la activación de la palabra piano en nuestra mente se procesaba a través de una representación de símbolos abstractos, arbitrarios y amodales, similar a la que ocurriría en la activación, por ejemplo, de la frase 2: “Cuando sonaron las primeras teclas del piano, María se sentó en el sofá”. Similar en cuanto a que la activación mental y neuronal en un caso y otro sería parecida, según la propuesta simbólica del significado. Es decir, aunque en la primera frase las características del concepto piano, tales como grande, pesado, son más relevantes para el contexto de la frase 1 respecto a las auditivas del piano, en la segunda frase ocurre lo contrario, ya que algunos atributos semánticos de modalidad auditiva de la palabra piano, tales como sonido, suave, etcétera parecen cobrar relevancia respecto a las características físicas del objeto al que se refiere el concepto. 

Sin embargo, la propuesta corpórea del significado -que se ha ido imponiendo en la psicología experimental y neurociencia cognitiva de estas últimas décadas (6, 7)– nos indica que al comprender una palabra, oración o texto activaríamos procesos visuales, auditivos, motores o emocionales para representarnos los referentes. El significado del concepto piano en la frase 1 implicaría una activación cerebral especialmente relevante de las áreas perceptivas y somatotópicas del cerebro, mientras que en la frase 2 las áreas auditivas del cerebro tendrían una actividad neuronal mayor. 

En definitiva, la investigación ha demostrado, con medidas comportamentales así como medidas provenientes de técnicas de neuroimagen cerebral (entre otras, imagen por resonancia magnética funcional, electroencefalograma, etc.), que la comprensión del lenguaje supone una activación de áreas cerebrales relacionadas con los patrones sensorio-motores asociados a su referente. De esta manera, la comprensión del concepto piano podría activar representaciones visuales en la corteza occipital, representaciones motoras en la corteza prefrontal, representaciones auditivas en la corteza temporal, etcétera. 

2. Las palabras positivas las colocamos arriba y las negativas abajo. Si continuamos con esta perspectiva teórica de la cognición corpórea de la mente, en un trabajo de Marmolejo-Ramos, Elosúa, Yamada, Hamm y Noguchi (2013) (8), se demostró que, por una parte, cuando se tienen que valorar las palabras arriba y abajo, las respuestas de más de 2.000 estudiantes universitarios de 22 lenguas diferentes (entre otras, el ruso, árabe, chino o tagalo) mostraron una valoración positiva más alta para la palabra arriba respecto a abajo; al contrario, la valoración negativa de abajo respecto a arriba fue también significativamente más acentuada. 

Por otra parte, en la segunda parte de ese trabajo, estos investigadores indicaron a través de dos experimentos que se realizaron con jóvenes universitarios, uno en Japón y otro en Australia (dos lenguas muy diferentes), que la asignación de rasgos emocionales de personalidad positivos y negativos de una persona candidata a un puesto de trabajo ficticio se situaban de tal manera en la pantalla de un ordenador que las palabras más positivas se asignaban a las áreas de arriba, mientras que las palabras más negativas se colocaron en las partes más bajas de la pantalla. La interpretación de estos resultados consistió en considerar que el procesamiento lingüístico está modulado por la conexión entre metáforas espaciales en el plano vertical y el sistema sensoriomotor, como defiende la cognición corpórea (9). 

3. La activación de contextos verbales representativos de la alegría y de la tristeza interaccionan con nuestro plano vertical de arriba y abajo respectivamente. Una de las cuestiones que nos pareció interesante para seguir trabajando en ella fue intentar determinar si este procesamiento (interacción emocional en el plano vertical) se produce de manera automática o cuáles serían las condiciones bajo las cuales se produciría. Para comprobar esto, en otro estudio posterior (10) realizamos un experimento para saber si la activación de contextos verbales más o menos representativos de las emociones de alegría y tristeza (con frases, ya no solo palabras) interaccionaba con el eje del plano vertical. En este trabajo, después de leer frases representativas de la emoción alegría (por ejemplo, “Marta disfrutó mucho con sus amigos”), y después de leer frases representativas de la emoción tristeza (por ejemplo, “Marta perdió a su mejor amiga”), los participantes tenían que decidir si una palabra objetivo (alegría/tristeza), situada en la parte de arriba o abajo del ordenador, era congruente o incongruente con la frase previa. 

Los resultados de este experimento indicaron que la activación de contextos verbales más representativos de las emociones de la alegría y tristeza interaccionaba con el plano vertical, pero sólo cuando la tarea requería una evaluación afectiva de manera explícita y consciente (tarea de congruencia semántica emocional). Con otras palabras, esta activación no era automática.

4. Los estados emocionales positivos y negativos los procesamos de diferente manera según se presenten arriba o abajo, utilizando un procedimiento intermodal (presentación auditiva y tarea de detección visual). Nuestra siguiente pregunta fue, ¿qué pasaría si se presenta la información emocional positiva y negativa en una modalidad auditiva, pero la decisión requiere un procesamiento visual? Es decir, ¿ocurriría lo mismo con una presentación inter-modalidades? 

Por lo tanto, esta vez tratamos de diseñar un estudio (11) en el que se utilizó una presentación auditiva de palabras emocionales positivas y negativas; en este caso, se seleccionaron algunos verbos representativos de las emociones de alegría y tristeza; por ejemplo, divertir y sufrir, respectivamente, entre otros verbos que formaron parte del material utilizado en esta investigación. Se utilizaron dos condiciones experimentales (una emocional porque se requería un procesamiento semántico de congruencia emocional; otra no emocional porque demandaba un procesamiento de decisión ortográfico). Los participantes tenían que decidir si la valencia emocional de la palabra presentada visualmente arriba o/y abajo era o no congruente con la información auditiva (condición emocional) o si la primera letra de la palabra era o no mayúscula. 

Los resultados confirmaron que la interacción emocional de las palabras -representativas del concepto alegría y tristeza- respecto al plano vertical requería un procesamiento consciente, como ya se había encontrado anteriormente (el efecto se daba sólo en la decisión semántica, pero no en la ortográfica que no demandaba explícitamente valoración emocional), con la novedad de que en esta ocasión se encontraba el fenómeno en un procedimiento original, utilizando una presentación inter-modalidades (en este caso, la modalidad auditiva y visual).  En definitiva, resumiendo ahora los principales resultados de estas investigaciones presentadas, se podría afirmar que la propuesta de la cognición corpórea respecto a la representación semántica del conocimiento en la mente humana se ha verificado empíricamente utilizando diferentes materiales (palabras, frases, textos) y con una diversidad de procedimientos experimentales. 

Con este recorrido de las investigaciones, queda claro una vez más que el pensamiento es histórico. Ahora más que nunca es tiempo de redoblar la reflexión, el estudio, la valoración de las ciencias y humanidades como contrapunto al momento cultural mercurial12 de la postmodernidad, sabiendo -eso sí- que, desde la psicología y neurociencia cognitiva, el conocimiento humano nunca es sólo cabeza, sino que está anclado en nuestra percepción, emociones y acciones que realizamos. Así la investigación psicológica trata de contribuir también a mejorar el bienestar, el humanismo, el progreso y, en última instancia, la transformación social. 

BIBLIOGRAFÍA

1. Poveda, P. (2005). Obras I. Creí, por esto hablé. Madrid: Narcea [521].

2. Pinker, S.  (2018). En defensa de la Ilustración: Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso. Barcelona: Paidós. El subrayado de la cita es personal. 

3. Elosúa, M.R. (2016). La mística del estudio en la espiritualidad laical de la Institución Teresiana. En M. C. Azaustre (Coord.), La mística del estudio, clave para vivir hoy siendo luz y sal en el mundo (pp. 25-80). Ávila: CITeS-Universidad de la Mística. 

4. Extendemos la analogía orteguiana, del “yo soy yo y mis circunstancias” al plano social. 

5. Marmolejo-Ramos, F., Elosúa, M.R., Gygax, P., Madden, C. y Mosquera, S. (2009). The activation of background knowledge during text comprehension. Pragmatics and Cognition, 17 (1), 77-107. 

6. Glenberg, A.M. (2010). Embodiment as a unifying perspective for psychology. Wiley Interdisciplinary Reviews: Cognitive Science, 1, 586-596. 

7. Glenberg, A.M., Witt, J.K. y Metcalfe, J. (2013). From the revolution to embodiment: 25 years of Cognitive Psychology. Perspectives on Psychological Science 8 (5), 573-585. 

8. Marmolejo-Ramos, F., Elosúa, M.R., Yamada, Y., Hamm, N. y Noguchi, K. (2013). Appraisal of space words and allocation of emotion words in bodily space. PLoS ONE, 8 (12): e81688.

9. Barsalou, L.W. (2008). Grounded cognition. Annual Review of Psychology, 59, 617-645. 

10. Marmolejo-Ramos, F., Montoro, P.R., Elosúa, M.R., Contreras, M.J. y Jiménez, W.A. (2014). Activating representative emotional verbal contexts interacts with vertical spatial axis. Cognitive Processing, Special Issue on Social Embodiment, 15 (3), 253-267.

11. Montoro, P.R., Contreras, M.J., Elosúa, M.R. y Marmolejo-Ramos, F. (2015). Cross-modal metaphorical mapping of spoken words into vertical spatial axis. Frontiers in Psychology, Special Issue on Perception-Cognition Interface & Cross-Modal Experiences: Insights into unified consciousness, 6:1205.

12. Aunque a mí me gusta hablar de momento cultural del zapeo y celofán, el prestigioso sociólogo polaco Zigmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010, nos legó el agudo y amplio análisis de “la modernidad líquida” para referirse a nuestra sociedad versátil y ajustable (que representa el mercurio). 

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