ACTUALIDAD ARTE

H. C. WESTERMANN: UN DESCUBRIMIENTO EN EL REINA SOFÍA

Seguramente para muchos no expertos ni galeristas, entre los que me encuentro, el autor cuya retrospectiva se presenta desde el 6 de febrero hasta el 6 de marzo en el Museo Nacional Reina Sofía con el título Volver a casa, no figuraba entre los conocidísimos del arte abstracto, el surrealismo, el minimalismo y otra serie de ismos del arte contemporáneo. De ahí mi sorpresa, admiración y un cierto grado de encantamiento con cuanto he visto en la exposición.

Hay distintos modos de acercarse a la obra de un artista. El más obvio es ver esa obra. Pero también documentarse leyendo qué se ha escrito sobre ella y naturalmente sobre el autor. Para quien no está especializado lo que escriben los críticos resulta módicamente ininteligible. Algo como arcano, misterioso, enigmático, apto sólo para iniciados. Vean por ejemplo lo que escribe Rosana G. Alonso en el blog StyleFeelFree: “El camino de H. C. Westermann es inaudito porque su trabajo-obra [work] busca esclarecerse a sí mismo, y de esta forma, esclarecer la historia estratificada de absolutos, que juntos, maniobran en otras tantas esferas de realidad”.

O en la presentación de Beatriz Velázquez -que ha comisariado la exposición junto con el director del Museo Reina Sofía, Borja Villel- lo siguiente: “Sin recurrir a un único estilo, Westermann es un hacedor que compone objetos, piezas disjuntas: sus esculturas, cargadas de significado y en muchos casos de ironía, resultan de un procesamiento de la experiencia, que precipita originando fragmentos específicos de realidad”. 

A ver, desentrañando y pasando a román paladino: el artista Westermann fabrica algo con lo que intenta (o no) expresar sus ideas y sentimientos. Otra cosa es que esa obra fabricada sea comprendida por quienes la ven. Lo cual podría decirse de Westermann y de cualquier otro creador. 

Bien, sigo consultando críticas publicadas recientemente, me adentro en una maraña de palabras… y marcho inmediatamente a ver qué diantres es esa obra presentada en el Museo de Arte Moderno como algo excepcional. 

Es la primera retrospectiva de H. C. Westermann que se exhibe en España. La primera, en 1968, se llevó a cabo en Los Ángeles y se traslado a Chicago en el mismo año. Diez años después se presentó en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos. La tercera retrospectiva es de 2001, de nuevo en Nueva York, Chicago y diversos centros de arte estadounidenses. A Europa llega en 2017 en la Fondacione Prada de Milán. Y ahora podemos visitarla en El Reina Sofía de Madrid. Un total de 130 obras compuesto por piezas escultóricas, grabados y manuscritos bajo el título Volver a casa que los comisariados justifican así: “(…) Se observa cómo surge pronto una preocupación por volver al refugio, ya sea de la casa o del propio cuerpo –al que sin embargo contaminan amenazas de confinamiento y muerte–, así como una persistencia del personaje obstinado o desamparado”.

Con esta breve referencia preliminar, entro en la exposición y recibo un primer impacto titulado El ojo de Dios. Una plataforma de madera, exquisitamente trabajada en su simplicidad, en la que yace una figura humana de metal. Frente a ella el Crucificado, también de metal sobre el panel vertical, al extremo de la plataforma. De la cruz brota un ojo de esmalte incrustado en el panel, que se dirige al cuerpo inerme. Primer impacto y primer desafío: he ser yo quien desentrañe el significado… ¿Una mirada desde  la cruz sobre el desamparo humano? Es lo que me sugiere, y no sé si esa fue la intención del autor. Sospecho que voy a seguir tropezando con enigmas semejantes. Pero estoy en una sala dedicada al Barco de la muerte, título de una multitud de obras, muchas en madera, grabados y dibujos. Es el mismo barco y a la vez muchos barcos distintos bajo el signo de la muerte –hay una persistencia en la estilizada evocación de tiburones- y de la destrucción. Los dibujos son de trazo nervioso y rápido, representan incendios, ataques aéreos, hundimientos… las esculturas, en su mayoría bloques macizos de madera pulida, inertes, silenciosos, herméticos. Realizadas durante toda su vida como artista, repiten el mismo tema una y otra vez, con ligeras variantes. Inevitablemente tengo que acudir a los datos biográficos del artista. 

Horace Clifford Westermann nació en Los Ángeles, California, en 1922. En 1942, al estallar la Segunda Guerra Mundial, se alistó en el Cuerpo de Marines de los EE. UU. destinado a bordo del USS Enterprise como artillero antiaéreo. El USS Enterprise participó activamente en el Pacífico, en la batalla de Midway y en la campaña de Guadalcanal. Estuvo presente en numerosos ataques kamikazes.

 

Westermann fue testigo de la destrucción del USS Franklin y de la pérdida de más de 800 hombres. En 1950 se alistó nuevamente como soldado de infantería en la guerra de Corea. Estas experiencias (en algún momento escribió sobre “el insoportable olor a muerte”) le llevaron a una actitud antimilitarista que se refleja en la serie Death Ships (Barcos de la muerte).

En las siguientes salas, se exhibe una muestra heterogénea de obras. Heterogénea por clase (dibujos, grabados, esculturas), por temática, por materiales y por volúmenes. Quizá también por intención. Hay un componente irónico, una mirada crítica y hasta burlesca en muchos de sus artefactos alusivos a los valores dominantes en la sociedad norteamericana del periodo posterior a la II Guerra Mundial, a la industria y la tecnología, tal vez a la deshumanización… También una nostalgia, un deseo de encontrar abrigo o refugio, es lo que los organizadores han bautizado con el título como Volver a casa de la retrospectiva.

Merece la pena que me detenga un poco en el tratamiento de los materiales. Westermann estudió en el Art Institute de Chicago, en dos periodos distintos: entre el fin de la II Guerra Mundial y su segundo alistamiento y después de la guerra de Corea. Allí conoció los nuevos materiales que caracterizan las construcciones de la primera mitad del siglo XX (vidrio, metal, esmalte) y, sobre todo, aprendió a trabajar la madera. 

Para complementar su preparación aprendió el oficio de la carpintería y como carpintero adquirió una reputación de trabajo de calidad. Dejó el oficio para dedicarse al arte.

Su habilidad como ebanista queda patente en una aparente simplicidad muy trabajada, en un cuidado extremado en el acabado y el pulido. Pero no sólo en la madera, también en el metal, el esmalte y el vidrio.

Sus esculturas apuntan al arte mínimo y post minimalista de finales de la década de 1960 y más allá, por su artesanía rigurosa, sofisticación formal, uso poco convencional de los materiales y sentido del humor. 

Contrasta esta perfección de la manufactura laboriosa con sus series de obra gráfica, ejecutadas casi con prisa, como apuntes, con un estilo entre mero boceto y cómic, uso estridente del color y la mancha… Como ejemplo de esto último See America First, es un conjunto de 18 estampas con las que satiriza la campaña de fomento de turismo interior que se difundió en EE. UU. a comienzos de los años 60 en las que Westermann utiliza imágenes de la cultura popular y underground.

Hay una serie de cartas que refleja la personalidad y el humor del autor que se autorretrata repetidamente de un modo caricaturesco. La escritura vehemente, nerviosa y rápida –y en alguna ocasión sólo grafismos que dibujan líneas de aparente caligrafía- se ilustra frecuentemente con dibujos sobre proyectos de arte, sentimientos, experiencias. 

En resumen: interesantísima obra, interesantísimo autor y una visita para tal vez, meditar sobre la condición humana, sus nostalgias y sus desamparos y su búsqueda de respuestas a través del arte.

Comments

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Más Información

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Close