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BREXIT: UNA HISTORIA INTERMINABLE Y UNA OPORTUNIDAD PARA LA UNIÓN EUROPEA

Cuando el 23 de junio de 2016 los ciudadanos británicos tomaron la decisión en referéndum de abandonar la UE, pensamos que iba a tener consecuencias fatales para el proceso de construcción europea ya que se podría iniciar una retirada en cadena de otros estados miembros y por tanto podría ser el principio del fin de la Unión Europea. Así el propio presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker en su intervención en el debate sobre el futuro de la Unión a principios de septiembre, llegó a decir que la “Unión se encontraba en una crisis existencial”. 

Casi tres años después, estemos con que la Unión Europea gracias principalmente al Brexit y otros factores como la mejora económica, ha conseguido una cohesión entre sus estados, sus instituciones y la percepción de sus ciudadanos posiblemente la mejor al menos en una década. La Unión Europea, en contra de todos los pronósticos, ha logrado mantener una posición común en las complicadas negociaciones entre los 27 estados miembros y sus instituciones con el apoyo de la ciudadanía europea en prácticamente todos los estados miembros.

Mientras que el Reino Unido, un único estado miembro, no ha conseguido una posición clara en las negociaciones, aunque su gobierno llegó a un acuerdo y firmó la retirada en noviembre de 2018. Esta estaba previsto que entrara en vigor el 29 de marzo de 2019 a los dos años de la solicitud formal. Sin embargo, no se ha podido llevar a cabo por la falta de acuerdo en el Parlamento británico. Esta situación de incapacidad de tomar decisiones está llevando a una fractura importante en la sociedad y en la política británica que esta originado que la crisis existencial se produzca en el Reino Unido y no en Europa ya que Escocia e Irlanda del norte están amenazando con la salida de Reino Unido en el caso de una salida no pactada de la UE con objeto de continuar perteneciendo a la misma.

Debido a esta situación de bloqueo del Parlamento británico, originada por el rechazo en tres ocasiones a la ratificación del tratado ya firmado, la Primera Ministra May ha tenido que solicitar por dos veces una prórroga de las negociaciones al Consejo Europeo. Este ha concedido la misma a las dos peticiones (la primera el día 22 de marzo y la segunda el 10 de abril) si bien con condiciones cada vez más exigentes. En la decisión del Consejo Europeo última el Reino Unido ha conseguido una prórroga hasta el 31 de octubre si bien se exige, para conceder la misma, que se convoquen elecciones al Parlamento Europeo por parte del Reino Unido. No obstante, cabe la posibilidad de que el Parlamento británico ratificara el acuerdo antes del 22 de mayo y en este caso no habría elecciones europeas y el Reino Unido se retiraría de forma pactada.

En caso de que el Reino Unido no cumpla con la obligación de convocar las elecciones europeas, la retirada se producirá el 1 de junio de 2019, en este caso de forma no ordenada. También se señala en las conclusiones del Consejo Europeo del 10 de abril que el Reino Unido no podrá entorpecer el funcionamiento decisorio de la Unión mientras dure esta prórroga. Por otro lado, en caso de que ambas partes ratifiquen el acuerdo de retirada antes del 31 de octubre del 2019, la retirada se producirá en el primer día del mes siguiente. 

Con estas decisiones observamos como la Unión Europea sigue consiguiendo tomar acuerdos difíciles en el seno del Consejo Europeo a 27 en un periodo de tiempo muy corto obteniendo el consenso de todos los estados miembros, mientras tanto al Reino Unido le ocurre lo contrario, a pesar de las prórrogas, todavía no se sabe cuál es su deseo respecto al acuerdo firmado y a las relaciones futuras con la Unión Europea, ya que son incapaces de tomar esta decisión política importante.

En estas circunstancias donde el Brexit se ha convertido en una historia interminable que parece no tener fin están previstas las elecciones europeas para el Parlamento Europea del 23 al 26 de mayo y con ello se celebrará el 40 aniversario de las primeras elecciones al Parlamento Europeo por sufragio universal. Desde entonces, el Parlamento Europeo ha sido el motor de la transformación de la Comunidad Europea, de naturaleza económica a una Unión Europea de naturaleza política. Estas elecciones son también muy relevantes ya que con ellas se inicia la novena legislatura del Parlamento Europeo que tendrá que decidir hasta dónde quiere seguir avanzando en el proceso de profundización europea en la senda federal y que, cada vez,  es más necesario.

En los medios de comunicación se ha colado la idea de que en estas elecciones Europa se enfrenta con fuerzas populistas muy robustas que pueden tener muy buenos resultados y condicionar el funcionamiento del Parlamento Europeo y el nombramiento de la Comisión Europea y con ello poner en cuestión el conjunto del proyecto europeo. Concretamente, defienden la necesidad de la vuelta a la soberanía nacional para defender las fronteras, evitar la libre circulación, impedir la inmigración, reducir el papel del Parlamento Europeo y con ello la Comisión Europea, renacionalizando las políticas comunes y reconfigurando el proyecto europeo como un proyecto intergubernamental. 

Sin embargo, tenemos que recordar que el problema de los populismos es más grave en los parlamentos de algunos importantes estados miembros que en el propio Parlamento Europeo. Es posible que en estas elecciones las fuerzas populistas sean en Italia la primera fuerza política, en Francia sea la segunda fuerza muy cerca de la primera, en Alemania la tercera fuerza y en algunos estados miembros más como Austria, Finlandia también los segundos… En el Reino Unido llegó a ser la primera en las elecciones del 2014 que posiblemente fuera la causa del referéndum y del Brexit. 

No obstante, los tres sondeos, realizados por el Parlamento Europeo en los meses de febrero, marzo y abril, señalan que como mucho la primera fuerza populista se encontraría en cuarto lugar. De esta manera, el sondeo del Parlamento Europeo da por hecho que, si bien puede crecer el voto populista, este, no va a afectar al funcionamiento del Parlamento Europeo, en el que habrá una mayoría suficiente entre populares, socialistas y liberales tanto para el nombramiento de la Comisión Europea como para el funcionamiento habitual del Parlamento Europeo. Además de los Verdes y gran parte de la Izquierda Unitaria que siguen siendo profundamente europeístas. 

Tuve oportunidad de oír y estar personalmente con Michel Barnier el jueves 12 en la Isla de Texel de los Países Bajos en una reunión del consejo de miembros del Movimiento Europeo Internacional. Me resulto tremendamente útil conocer de primera mano la actualidad de su exposición en torno a la facilidad que habían tenido los estados miembros y las instituciones en tomar decisiones claras en torno a la negociación y, además, dichas decisiones se iban adaptando a las circunstancias cambiantes, pero siempre con gran apoyo de todos los estados miembros.

Me pareció muy satisfactorio coincidir con el jefe de los negociadores en que el Brexit estaba abriendo una gran oportunidad a la UE para poderse enfrentar a los desafíos futuros. Concretamente señaló que, gracias a la retirada del Reino Unido, estábamos pudiendo avanzar en el fortalecimiento del Pilar Social, al desarrollo de la Unión Económica y Monetaria y especialmente a la Unión Bancaria y poder abordar con determinación el fortalecimiento de la Política Exterior y con especial atención la puesta en marcha de la Defensa. 

Creo efectivamente que la salida del Reino Unido nos está permitiendo afrontar las elecciones europeas y la próxima legislatura con mucho más optimismo de como lo haríamos si estuvieran dentro. Por ello, no cabe duda de que la posibilidad de que participen en las elecciones no es una buena noticia, pero es una prueba, por un lado, de la garantía de la seguridad jurídica por parte de los 27 que se les concede a todos los ciudadanos de los 28 y, por otro lado, de la voluntad de buscar un acuerdo con objeto de evitar que se produzca una retirada desordenada que podría tener unos efectos no deseados.

Este año el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo está celebrando el 70 aniversario de su nacimiento en París en la sede del Gobierno vasco en el exilio. Desde entonces, el Movimiento Europeo defiende que su objetivo es “contribuir a la creación de una Europa unida y federal, fundada en los principios de la paz, la democracia, la libertad, la solidaridad y el respeto de los derechos humanos básicos”. Gracias a la retirada del Renio Unido, este objetivo federal del Movimiento Europeo español e internacional se vuelve a ver como posible. 

Esperemos que el Reino Unido abandone definitivamente la Unión Europea en los próximos meses a través de una salida ordenada como consecuencia de su ratificación del acuerdo de retirada ya firmado. Sin embargo, el Movimiento Europeo defiende que el Reino Unido es parte de Europa y de la Unión Europea y no solamente amigo, socio, vecino o aliado. Por lo tanto, defendemos que después de la retirada y de un periodo razonable vuelva a integrarse en la Unión Europea. Durante este periodo debemos aprovechar la oportunidad para avanzar en la senda federal y abordar la reforma de los tratados, imprescindible en materia social, económica, defensiva, de inmigración, de política exterior… con objeto de darles más poder a las instituciones y hacer efectiva la soberanía europea.

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