Boldini fue testigo y protagonista de lo que se vivía en las élites culturales y artísticas de la Belle Époque. Poco menos de 40 años de optimismo, marcados por la fe en el progreso, el desarrollo espectacular de la técnica, de las invenciones, la euforia económica y cultural… y la aparición de nuevos escenarios de la vida social y de la diversión como el café, el cabaret, las grandes exposiciones, el deporte, la moda y una imagen nueva de la mujer…