ARTÍCULOS

UNA PUBLICACIÓN COMPROMETIDA CON LA CAUSA DE LA MUJER

En este número 1.000 de la revista CRITICA, quiero hacer presente un hecho singular: quizás sea la revista más longeva dirigida por mujeres, al menos, en la lengua de Cervantes. Y, ciertamente, es un testimonio de primer rango de los modos que en más de 100 años y, en el contexto español, se ha avanzado en el discurso acerca de la cuestión de la mujer. Aquí queremos dejar una huella que sirva de hilo de seda en la reconstrucción de esta aventura colectiva apasionante y siempre inacabada que es el reconocimiento, no sólo de principio sino de hecho y de derecho, de la igual dignidad de todos los seres humanos.

En las primeras décadas, la revista tiene como función primera ofrecer horizontes, y servir de nexo de relación entre las Academias Teresianas iniciadas en Oviedo por Pedro Poveda; de ahí su nombre: Boletín de las Academias. Se precisa entonces afirmar la actualidad y trascendencia de una educación que responda a la gran misión que a la mujer como mujer se le confía (1), a la vez que se recuerda cómo en los países más progresistas “el derecho de toda mujer a instruirse, ya no se le niega, ya no se discute y, por el contrario, los mejores sociólogos y filósofos hacen objeto de sus investigaciones y sus escritos esta cuestión (2). Forma parte del programa que se pretende afianzar y difundir la afirmación de la fisonomía de las mujeres que se forman en las Academias. Su preparación intelectual ha de ir de la mano del cultivo de la sencillez, la prudencia y la audacia, la suavidad y la firmeza. Teresa de Jesús será el referente (3).

En un segundo tiempo, se pone en valor la significación de los valores cristianos en la formación de las mujeres en un contexto en el que algunas corrientes culturales y políticas afirmaban otra cosa (4). Se recuerda para ello el reconocimiento de las mujeres cristianas en los primeros tiempos del cristianismo y, junto a ello, la puesta en valor de mujeres ligadas a la Obra de Poveda: la primera vez que una mujer ocupa una cátedra de Sociología en una institución de educación pública o el desempeño de Concejalías en Madrid y Cuenca, por ejemplo (5).

En la década de los cuarenta el entonces Boletín de la Institución Teresiana, luego Revista de la Institución Teresiana, recoge artículos que Gómez Molleda califica de “atemporales”. Destaco, sin embargo, una piedra de azabache: Educación intelectual de la niña indígena, pieza de genial observación realizada durante varios años en la entonces Colonia del Golfo de Guinea por una maestra de la institución Teresiana (6). Una joya que es exponente de la centralidad de la educación de la mujer en las inquietudes de quienes hacían la revista.

Ya en los años cincuenta, un nuevo equipo, enseguida liderado por Dolores Gómez Molleda, convierte la publicación en una “revista universitaria cien por cien”. Empieza así una etapa en la que el decir sobre las mujeres se hacía mediante el lenguaje de los hechos. Las firmas son de mujeres que proceden del mundo de la ciencia, de la medicina, de la filosofía, de la producción y crítica cultural. Mujeres que escriben desde lugares lejanos y acercan a los lectores españoles realidades raramente conocidas. Este modo de hacer es el mejor argumento de que los caminos para la mujer universitaria están abiertos, y que ésta “cometería un grave problema de evasión si no preparara de un modo orgánico y sistemático, una solución, siquiera sea escalonada, a los problemas femeninos dentro de la sociedad” (7).

No se trata de un asiento en el tranvía es el título de un artículo en el que Dolores Gómez Molleda, con fina agudeza, critica la expresión que se generalizaba en la sociedad española al comienzo de los años sesenta: ”Si ha llegado la hora de los derechos, ha de cesar la de los privilegios” (8). Las ideas sobre lo que la mujer es y significa en el mundo han cambiado mucho en los últimos cincuenta años, decía Gómez Molleda en 1962; hoy podríamos repetir esa misma expresión y añadir que aún nos queda mucho camino por recorrer.

Cuando Betty Friedan en su libro de 1963, La mística femenina, hablaba del “problema que no tiene nombre” para referirse a la situación que manifestaban vivir muchas mujeres norteamericanas con expresiones como: “Me siento vacía, incompleta”, “me siento como si no existiera”,…, apuntaba a esa realidad vivida por tantas mujeres que se sentían invisibles en la sociedad de su tiempo. No contaban en la vida pública, ni en los puestos de responsabilidad, ni en los ámbitos de decisión…”. Y todavía en 1992, Nieves San Martín firmaba un artículo con el título La mujer bajo el techo de cristal en el que denunciaba la existencia de “una barrera invisible (que) impide a las mujeres acceder a los puestos de decisión” (9). Y en 1997, Isabel de Torres se hacía eco del debate sobre igualdad versus diferencia (10).

Desde entonces, seguimos dando pasos y el avance es real. No es menos cierto que todos los pasos dados, incluidos los de muchas mujeres vayan en la dirección que conduce a visibilizar la igualdad en dignidad y derechos, y a reconocer la participación, el trabajo y las aportaciones de la mujer a la construcción de una sociedad más justa y con oportunidades para todos. Ya en 2006, CRITICA publicó un monográfico para tratar aspectos de gran interés bajo el título: Mujeres: usos del tiempo y cambio social en los que se hablaba de violencia y género, el tiempo vetado a las mujeres para el saber y la lectura, y un largo etc., todos ellos artículos firmados por especialistas. Y más recientemente, en 2012, en un editorial titulado Mujeres sin disfraz, Manuela Aguilera, directora de CRITI-CA en ese tiempo, denunciaba la construcción de iconos femeninos en la Red y en las pasarelas. Frente a este modo de valorar a las mujeres propone otros iconos femeninos: mujeres que sobreviven cada día a su vida cotidiana, muchas veces en situaciones adversas, mujeres que lucharon y arriesgaron su libertad y a veces su vida por lograr el reconocimiento de la igualdad con los varones, a tantas víctimas de cualquier edad de machismos, fundamentalismos y abusos de poder diversos También son iconos olvidados las mujeres que aportan al mundo lo mejor de su pensamiento, de su ciencia o de su arte para que éste sea más solidario y mejor.… (11).

Pero este recorrido hecho por CRITICA es la expresión del vigor de una visión y de un programa en torno al que un educador, humanista y santo, Pedro Poveda, creador de esta publicación, concitó voluntades y transformó realidades para mostrar con los hechos que la hora de los cambios en torno a la mujer no podía seguir esperando. De ello da cuenta Consuelo Flecha en el número especial del centenario de la publicación12.

Las vías de avance están abiertos y quienes se hayan acercado a las páginas de CRITICA en esta nueva etapa electrónica, habrán visto cómo las búsquedas y los logros que presentamos son fruto del empeño conjunto de todas las personas. También se habrán encontrado con figuras de mujeres insignes que en su singularidad nos recuerdan a muchas otras que podrían ser evocadas. Pero avistamos los desafíos de un pluralismo social que incluye colectivos en los que culturalmente la mujer está muy lejos de ser reconocida y tratada con igualdad. Un camino para recorrer en común.

Por CAMINO CAÑÓN LOYES

DOCUMENTACIÓN

  1. Cfr. La obra teresiana en Oviedo.1913, 5 de octubre, nº1 p.4.
  2. Cfr. Pilar Velasco Aranaz: La educación femenina.Dic.1916, nº5, p.62.
  3. Pedro Poveda, dic.1916, nº5, p. 77-78.
  4. Cfr. Josefa Segovia, nº 144 de la Ponencia presentada al III Congreso Eucarístico Nacional, Nov.1926.
  5. Cfr. A.Alumnas, Marzo,1922 nº 88 y julio 1927, nº 152, p.194. En el primer caso se refiere a la Carmen Cuesta del Muro en la Escuela del Hogar y, en el segundo, a María de Echarri y Josefina Olóriz respectivamente.
  6. Cfr. Teresa Martín, Educación intelectual de la niña indígena, Revista de la Institución Teresiana. Enero 1949, pp. 15-17
  7. Angeles Galino, A las universitarias. Revista de la Institución Teresiana, Año XLVII, enero 1959, p.11.
  8. Trabajó en la redacción de la revista desde 1949, cuando aún era Revista de la Institución Teresiana. Fue directora de la publicación de 1958 a 1968. La cita corresponde al artículo de la autora con el título mencionado en AÑO L, Mayo 1962, p.1.
  9. Cfr. CRITICA, AÑO LII-nº 799, Nov. 1992, p. 26-28.
  10. Cfr. CRITICA, AÑO XLVII-nº 846, Jun. 1997,p.18-20.
  11. Cfr. CRITICA, Nº 978. Marzo-Abril 2012, p. 3.
  12. Cfr. Consuelo Flecha, Una propuesta para las mujeres. CRITICA, Nª 987-988. Sept.-Oct. Nov-Dic. 2013, pp. 138-143.

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