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“LA EDUCACIÓN ES LA LLAVE PARA EL DISFRUTE DE OTROS DERECHOS”

POR QUÉ los pobres son pobres?

María del Mar Palacios Córdoba (Directora de InteRed ONGD):

La primera respuesta que se me ocurre es preguntarte qué entiendes por pobreza y cómo la caracterizarías. En el imaginario colectivo la idea de pobreza más extendida es la de la falta de ingresos, sin embargo esta visión está ampliamente superada. Desde el año 2010 Naciones Unidas considera que la pobreza tiene múltiples dimensiones y crea un Índice de Pobreza Multidimensional1 (IPM) para completar toda la información que no dan los indicadores económicos. Este índice mide las carencias en tres dimensiones básicas como son la educación, la asistencia sanitaria y la calidad de vida o el bienestar social. Se miden los años de escolarización -al menos han de ser cinco- y el porcentaje de niños y niñas escolarizados. Pero también la mortalidad infantil, y la desnutrición. Y en el caso de la calidad de vida se tiene en cuenta si el hogar tiene acceso a la electricidad, saneamiento adecuado, suelo de tierra, cemento. Cuál es la energía que se usa para cocinar (estiércol, carbón o leña) o si existe televisión, teléfono, radio o algún medio de transporte son otros índices considerados. Está claro que además del ingreso y de estas dimensiones podríamos añadir otras más, como la libertad política, la seguridad, la libertad cultural etc., pero desgraciadamente no existe consenso político en el sistema de Naciones Unidas por incluir estos factores tan importantes y no creo que se consiga fácilmente.

M. C.: Pero no has respondido a mi pregunta…

M. M. P.: Es verdad, soy consciente de ello, el simple hecho de tener un determinado porcentaje de carencias en estas tres dimensiones no explica por qué dichas carencias existen. La causas de que la mayoría de las ONG de Desarrollo2 (ONGD) y estudios del Desarrollo  señalan apuntan al sistema económico capitalista que genera una creciente desigualdad y concentración de la riqueza en un porcentaje cada vez menor de la población, la inexistencia de políticas públicas que garanticen una redistribución más equitativa de la riqueza, la inexistencia de sistemas fiscales o el carácter regresivo de los mismos, la corrupción y el fraude fiscal (tenemos ahora mismo sobre la mesa la constatación de que muchos gobernantes tienen o han tenido sociedades opacas para evadir el pago de impuestos. Tal vez por eso sea tan difícil acabar con los paraísos fiscales), la desigualdad de género que vulnera los principales derechos humanos en el caso de mujeres y niñas (ya sabemos que el 70% de los pobres del mundo son mujeres), y por último, el cambio climático que a su vez es una consecuencia del modelo económico capitalista, como tan bien señala Francisco en su Encíclica Laudato Sí, que es convergente con el análisis que hacen los informes de desarrollo humano de Naciones Unidas3.

M. C.: ¿Qué motivaciones tuviste para dedicarte al mundo de los derechos humanos y el desarrollo?

M. M. P.: Vino motivado fundamentalmente por mi vocación como creyente. Pero no sólo eso, en el momento que yo estaba en la universidad comenzamos a colaborar en una zona a las afueras de Córdoba un grupo de gente joven promovido por la Institución Teresiana. Fue el primer acercamiento a una realidad de más pobreza, con los matices que daba que se tratara de un entono rural. Una experiencia de mucha humanización y aprendizaje de otras formas de vivir diferentes. Luego mis estudios me hicieron consciente de la mayoría de los seres humanos viven en situación de pobreza y, por ello, lo excepcional que es lo que aquí consideramos normal (alimentación, agua corriente, estudios, un sistema de salud público, etc.). El desarrollo y la cooperación me permitieron unir preparación profesional y vocación personal.

M. C.: ¿La Cooperación para el desarrollo y la defensa de los derechos humanos están conectadas o son mundos paralelos?

M. M. P.: Hace unas décadas se trataban de mundos que trabajaban en casi en paralelo y con muchas resistencias a reconocerse mutuamente. Desde el 2000 aproximadamente las ONGD comenzaron a dar un giro a su enfoque de trabajo pasando de centrarse en la satisfacción de necesidades básicas (provisión de servicios de educación, salud, vivienda) a enfocarse a la existencia de un acceso de derechos humanos de calidad (por ejemplo, enfocando sus propuestas no sólo a garantizar el derecho a la educación con quienes no acceden a la escuela o no reciben una educación con unos estándares de calidad mínimos, sino también con quienes tienen la responsabilidad de garantizar ese acceso y estándares de calidad, normalmente las autoridades públicas). Por eso las barreras entre ONG de Desarrollo y Organizaciones de Derechos Humanos se fueron difuminando. Obviamente todavía hay ONGD que siguen trabajando desde la lógica satisfacción de necesidades (construyendo escuelas, pozos, etc.) sin esta perspectiva transformadora que da el trabajar por los derechos humanos. Encontramos también organizaciones de Derechos Humanos que no son  capaces de entender el mundo del desarrollo y la cooperación, pero la realidad es que cada vez trabajamos más juntas en alianzas concretas y que las posturas que enfatizan la diferencias y lo que nos separa cada vez más pertenecen al pasado.

M. C.: ¿Qué papel desempeñan las ONGD dentro del espacio de lo público y de la sociedad civil?

M. M. P.: En la mayor parte del mundo, la organizaciones sociales desempeñan un papel fundamental para la salud de la democracia, y me refiero no a una democracia formal, sino real. Son capaces de dar cauce y voz a los colectivos y realidades que más violaciones sufren en sus derechos. Y al mismo tiempo son las más perseguidas y sus dirigentes amenazados y asesinados. Quiero recordar aquí a la fallecida Sonia Pierre, dominicana, que fue presidenta del Movimiento de Mujeres Dominico Haitianas (MUDHA) organización con la que InteRed trabaja desde 2005 y que durante su vida sufrió numerosas amenazas por defender los derechos de los dominicanos descendientes de haitianos. O a la recientemente asesinada Berta Cáceres, defensora de los derechos de los pueblos indígenas en Honduras, de la preservación de los espacios naturales.

Las organizaciones sociales damos voz a los que nadie quiere oír, porque hay que reconocer que estas voces muchas veces incomodan, nos sacan de nuestras comodidades y nos hacen cuestionarnos nuestro status quo. Denunciamos los abusos de poder y acompañamos a quienes están siendo violentados. Las dos cosas son necesarias. Sólo hacer una no es suficiente. Por ser gráfica poniendo un ejemplo, hoy en día ante la crisis de los refugiados hay que estar tanto en Lesbos acogiendo a quienes llegan como en Bruselas, Madrid, Roma,  Paris, sabiendo que el cambio en la vergonzosa respuesta europea pasa por las capitales europeas y la presión a nuestros gobiernos.

M. C.: En esto tiempos de crisis, ¿nos encontramos ante el auge o el declive de las ONG?

M. M. P.: Estamos en época de auge de la participación ciudadana, al menos en Europa, con nuevas formas de participación no necesariamente institucionalizadas. Me refiero a los colectivos como las mareas y las protestas del 15M aunque es verdad que de ellas han surgido formas tradicionales de participación política con forma de partidos y que esto las ha debilitado.

Lo que sí parece que la crisis ha traído consigo es la certeza de que las fronteras que nos separaban a ONG de Desarrollo de ONG de Intervención Social se han difuminado. Cada vez es más evidente que los problemas “domésticos” tienen una causa global y las soluciones a fenómenos como la crisis de la deuda, el empobrecimiento, el desempleo, el crecimiento de la desigualdad, el cambio climático que ya han enfrentado antes otros países han de ser globales. De hecho, hace ya unos años que la Coordinadora de ONGD de España y la Plataforma del Tercer Sector que agrupa a la mayor parte de entidades de intervención social se han acercado para coordinar acciones, y la tendencia es que la relación se estreche más en el futuro.

M. M C.: ¿Cuáles son los principales retos de InteRed?

M. M. P.: InteRed nació con la pretensión de ser una red de intercambio y solidaridad entre pueblos y organizaciones sociales. Estamos viviendo un tiempo nefasto para la cooperación española, en la última legislatura se ha desmantelado casi por completo la política pública de cooperación y nos hemos situado en uno de los últimos lugares entre los países donantes de la OCDE (por detrás de países rescatados como Irlanda, Gracia y Portugal). Con este contexto el reto fundamental ha consistido en mantener la relación con nuestras organizaciones socias de otros países más allá del apoyo económico. Construir relaciones más horizontales y de colaboración mutua, alianzas de trabajo conjunto e incidencia política. Por supuesto seguir consiguiendo nuevos recursos que palien el descenso de la financiación pública en España.

En el año 2015 logramos por primera vez financiar un programa en República Dominicana con fondos de la Unión Europea. Se trata de un programa de 3 años que persigue fortalecer la participación política a través del empoderamiento de mujeres,  en 7 provincias de República Dominicana. Trabajamos con la Confederación de Mujeres Campesinas (CONAMUCA) y con el Centro de Planificación y Acción Ecuménica (CEPAE), organizaciones muy de base con las que tenemos una larga experiencia de trabajo previo.

Otro de los retos consiste en desmontar el discurso político sobre la crisis en Europa y en España en concreto, que ha enfrentado falsamente a unos pobres con otros: los pobres de aquí con los de fuera, las políticas sociales aquí con las de cooperación o las humanitarias, cuando en nuestro país la cooperación en su mejor momento apenas representó el 0,45% del Producto Interior Bruto. Lo que realmente amenaza las políticas sociales son los aproximadamente 88.140 millones de euros de ayudas de capital destinados a entidades del sistema financiero español, aproximadamente el 8,4% del PIB.4.

Este falso planteamiento dicotómico y localista, nos pone encima de la mesa la necesidad de reforzar nuestros programas de formación y sensibilización de los colectivos con los que trabajamos en España, desde centros educativos a estudiantes aislados, desde voluntariado a la propia Institución Teresiana, que es quien promovió InteRed. Es muy fuerte la tentación de mirar solo a lo cercano y promover iniciativas descoordinadas y personalistas, en un momento en que más que nunca son necesarias respuestas globales y unir esfuerzos unos con otros de una manera coordinada. 

M. C.: Se habla de feminización de la pobreza, ¿mujeres y pobreza son términos asociados?

M. M. P.: Creo que más que de mujeres y pobreza habría que hablar de mujeres y vulneración de los derechos humanos. Porque la realidad es que las mujeres sufren una vulneración constante de sus derechos en casi todas las esferas de la vida: en su derecho a la educación, en el derecho a la alimentación, en su derecho a la participación, en el derecho a la propiedad, en el derecho a una vida libre de violencias, en sus derechos sexuales y reproductivos, en  todos los ámbitos de la vida. Nuestra experiencia nos dice que lejos de adoptar una postura pasiva y de víctima, las mujeres saben organizarse para reivindicar su dignidad y a ese tipo de organizaciones y colectivos nos dirigimos como InteRed. Por todo esto creemos que un trabajo de cooperación que no tiene un marcado enfoque de género es errado, sería algo así como pensar en educación sin tener en cuenta las características de la infancia y la juventud…

M. C.: ¿Qué vinculación tiene InteRed con la Educación para el Desarrollo en las escuelas? Decía Eduardo Galeano “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”, ¿crees que el cambio a un mundo mejor empieza individualmente por cada una de las personas?

M. M. P.: Sí, lo creo profundamente, y es un reto muy grande al que me siento llamada personalmente y también InteRed. “Lo personal es político”, una de las máximas del feminismo que nos dice que los comportamientos, valores e ideas de cada persona tienen una repercusión sobre los demás y sobre lo estructural. Por eso en InteRed, por influencia de la Institución Teresiana, creemos que la persona es el sujeto clave de nuestras acciones y que nuestra labor es de humanización y promoción en contextos muy diversos y a veces muy precarios. Pero también trabajamos para hacer mejores las políticas públicas que garantizan los derechos de esas personas. Por poner un ejemplo, en Perú hemos trabajado con el Movimiento Manuela Ramos con mujeres que han sido violencia de género trabajando en su recuperación y conciencia de que tienen derechos como personas, y al mismo tiempo trabajamos con los cuerpos de seguridad del estado, con jueces y fiscales, y medios de comunicación para sensibilizar y formar sobre el tratamiento específico que se puede dar a los casos de violencia de género.

M. C.: Qué perfil tiene que tener una persona voluntaria.

M. M. P.: Variadísimo. En nuestra organización conviven personas mayores y jóvenes, del ámbito de la Institución Teresiana y de otras procedencias diversas, todas interesadas en el mundo de la educación desde una perspectiva global, y en la relación con personas y organizaciones de otros países. Una investigación realizada recientemente en España sobre el voluntariado, analizó el voluntariado de InteRed y destacó que en nuestro caso 4 de cada 5 voluntarias/os son mujeres, su edad media es de 41,7 años con un intervalo de 16 años hacia arriba y hacia abajo. Más de 80% del voluntariado tiene estudios universitarios. Casi el 60 % se encuentra trabajando, han realizado voluntariado con anterioridad en otras organizaciones y el 60% ha tenido experiencia de voluntariado internacional con InteRed5. En cuanto a las motivaciones más importantes que les llevan a participar en nuestra organización están el interés en la comunidad, el compromiso organizacional, es decir, el compromiso con la institución, con la forma de trabajo y con el grupo de voluntariado, conocimiento y comprensión  de la realidad y valores relacionados con la transformación social.

M. C.: El nuevo objetivo mundial de educación, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 reclama “una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todas las personas”. ¿Un profesorado formado es garantía para desarrollar una enseñanza de calidad?

M. M. P.: Así es y por ello la mayoría de nuestras intervenciones se dirigen a reforzar la formación inicial y permanente del profesorado. La dotación de infraestructuras educativas es necesaria, pero no decisiva. En nuestra experiencia el principal hándicap para la calidad educativa estriba en el número de profesores en activo, y sobre todo en su cualificación profesional. En muchos casos la formación inicial no es la adecuada para el contexto social y cultural de las poblaciones y tanto los contenidos como las metodologías se quedan obsoletos. Desde el año 2010 y hasta 2018 a través de dos financiaciones importantes de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) hemos apoyado al Centro Cultural Poveda de República Dominicana en la formación para la mejora de las prácticas docentes y el apoyo a equipos directivos de centros públicos para la mejora de la gestión educativa. El impacto de estos programas es nacional.

M. C.: En tus viajes a terreno para el seguimiento de proyectos ¿Qué es lo que mejor guardas en tu corazón?

M. M. P.:  Creo que todos los miembros de InteRed que han tenido la suerte de conocer a las personas a quienes se dirigen nuestros proyectos dirían lo mismo. La acogida incondicional y plenamente humana que recibimos nos transforma. Las personas que viven en contextos de pobreza no responden a la imagen muchas veces difundida de personas pasivas y victimas: se organizan, luchan por sus derechos y los de sus pueblos, son activas y protagonistas. Nosotras sólo tenemos la suerte de poder contribuir a dichos procesos de empoderamiento y mayor justicia, a veces actuamos de catalizador y testigos si se necesita, pero las protagonistas son ellas. Nuestro papel es también poner en relación unas organizaciones con otras para que se fortalezcan y trabajen juntas, ser dinamizadora de estas redes de solidaridad.

M. C.: ¿Qué le dirías a una persona que quiera hacerse socia o colaborar con una ONG?

M. M. P.:Podría hablarle de las ventajas fiscales de la desgravación por su contribución económica, pero no es la motivación principal de nuestras socias y donantes y tampoco del voluntariado. Les diría que como Francisco nos recuerda, formamos parte de una casa común que es nuestro planeta. Esta relación no es sólo con el medio ambiente, sino que somos interdependientes, nos necesitamos unas a otras para ser auténticas personas. En una ONG de Desarrollo este vínculo se establece con personas de muchas culturas y países diferentes. Por ejemplo, las personas que colaboran económicamente han de saber que sumando su dinero a la financiación de la AECID pudimos llevar a cabo un programa de cuatro años que ayudó a crear sistemas de alerta y prevención en poblaciones rurales de Filipinas, y que estos sistemas funcionaron evitando muertes tras el paso del tifón Haiyan. Es decir, quien es socia de InteRed tiene que saber que su vida está vinculada con la de una persona de Sorsogón en Filipinas, una persona que no conoce, con otra cultura, otro idioma, posiblemente con otras creencias y en un contexto de mucha más pobreza. Es una solidaridad gratuita e invisible, pero tremendamente fecunda.

1. PNUD (2010) Informe sobre Desarrollo Humano 2010 La verdadera riqueza de las naciones: Caminos al desarrollo humano [En línea]. Madrid: Ediciones Mundi-Prensa. Disponible en http://bit.ly/1JfZiDU  [2016, 15 de abril].

2. Gil Payno, M. L. (2014) ¿Se puede mediar la coherencia de políticas con el desarrollo? Una exploración de la política fiscal. E-DHC, Quaderns Electrònics sobre el Desenvolupament Humà i la Cooperació  [En línea], nº 3. Disponible en: http://bit.ly/1rAgpxs [2016, 14 de abril]. El recién creado Índice de Coherencias de políticas para el Desarrollo (ICPD) está disponible en: http://bit.ly/1qUWjNH.

3. Bergoglio, J. (2015). Carta Encíclica Laudato Si´ del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común. Madrid: Verbo Divino.

4. Lafralla, C. (2014,23 de junio). El coste del rescate a la banca en España dobla la media europea. La Vanguardia [En línea]. Disponible en:  http://bit.ly/1nxdpbz [2016, 12 de abril].

5. Ortega Carpio, M.L.(2016) Motivaciones del voluntariado. En I. Rosado et al (ONGAWA), El voluntariado transforma si sabemos cómo, 203 págs. Primera Edición. Madrid: ONGAWA.

Por MARÍA COBOS

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