MÚSICA

MÚSICA POPULAR Y TRADICIONAL HOY

Si a pie de calle realizáramos una encuesta preguntando a los viandantes ¿qué es? o ¿qué entienden por música popular? y, a continuación, repitiéramos la consulta en este caso a propósito de ¿qué es la música tradicional?, con toda probabilidad, obtendríamos un variado glosario de respuestas. Tras su análisis, el resultado puede que no fuera tan sorprendente como, a priori, algunos pudieran presuponer aunque sí variado.

Como se podría argumentar desde las perspectivas de las modernas ciencias sociales y de la propia etnomusicología, esto se debe a que en tal resultado se ponen de manifiesto ciertas variables que, inevitablemente, influyen en él o lo condicionan. Vamos, una aparente obviedad, pero de capital consecuencia. Algunas son de índole objetiva, como la edad, nivel cultural y condición social, además de la procedencia de los encuestados y el lugar donde se realiza la consulta, ya sea una gran o pequeña ciudad o un pueblo, junto a su ubicación geográfica dentro del territorio español, sin olvidar su realidad socio-histórico-cultural y musical. Otras son de carácter subjetivo en un momento temporal de surgimiento y desarrollo. En el plano individual o colectivo, entre las mismas se hallan asimismo aspectos como el gusto y preferencias musicales, la costumbre familiar o de sus entornos en relación a la tradición musical y de toda índole y los paisajes sonoros en que las respectivas realidades vitales de todas ellas se han desenvuelto y configurado. Pero lo cierto es que, a pesar de la importancia e inevitable influencia en diferente grado de todo lo manifestado, en las respuestas, si las analizáramos, la idea general y definitoria del concepto música popular podría girar alrededor de pocos parámetros. 

Para muchos encuestados, probablemente, entre la que se contempla como música popular se encontraría buena parte de aquella variada, de diverso origen, uso y función, que es relativa a diferentes grupos de edad de sus destinatarios o intérpretes y momentos históricos de génesis o periodo temporal de presencia. En nuestro país es el caso de cantos del siglo de oro como Al villano se la dan, de corro decimonónicos como Dónde vas Alfonso XII, múltiples romanzas y otras partes de zarzuelas como el dúo Ay Felipe de mi vida; cómicos cuplés de inicios del XX como La pulga y coplas como La bien pagá u Ojos verdes, además de temas como Eva María se fue, de los sesenta, o A quién le importa, ya de los ochenta. Aspectos a los que hay que añadir otro factor determinante – y por ello su calificativo- ya que, dicha música, es bien conocida o reconocida como popular desde lo cuantitativo por mucha gente. Con independencia de que sus conocedores pertenezcan a la misma o diferente generación de su momento de producción o auge. Espacios temporales a los que además puede o no ser asociada, en base a todo lo apuntado, incluso con independencia de su diversidad de procedencia geográfica, étnica o sociocultural. Por tanto, un amplio y diverso grupo humano en el que, de algún modo, buen número de sus integrantes hacen o sienten dicha música popular como suya, ya fuere en su totalidad de aspectos o de manera parcial.

Pero, en cuanto a la música tradicional, al referirse a la misma muchos de los preguntados puede que se inclinasen por subrayar también otros matices sociales arquetípicos. Así, al efectuar una asociación de tal etiqueta identificativa, de modo especial lo harían para aquellas producciones sonoras que dan fe de un origen, geográfico, cultural, étnico o de un uso concreto, reiterado en el tiempo y puede que, puntualmente, vinculado o repetido con algún motivo o efeméride con carácter ritual, ya sea religioso o profano. Esto podría ocurrir en buen número de personas al referirse a cantos muy conocidos por tradición o por su gran difusión mediática, como Baixant de la Font del gat, Agur jaunak, Asturias, patria querida, Esta noche no alumbra o, en lo religioso andaluz, la Salve rociera y, en el ámbito de la cultura gitana, el canto de boda Y yeli, y yely.   

Lo cierto es que, a lo largo de los siglos, en cualquier sociedad donde toda música popular se desarrolle, ésta constituye algo vivo y cambiante. Y por ello, abierta a desusos, olvidos, modas y nuevas incorporaciones, bien de cuño propio o aculturadas de otras realidades homólogas o no, como ocurre con el traducido Happy birthday. La actualidad constituye un crucial momento histórico de grandes cambios, irrupción de nuevas tecnologías y significativa transformación sociocultural globalizada. En sociedades urbanitas occidentales como la nuestra, todo lo que durante siglos ha rodeado y configurado la tradición oral y musical, si no está desapareciendo, está mutando, reinventándose o reconfigurándose de modo notorio e, incluso, puede que sustancial, en lo que a su concepción interdisciplinar habitual hasta ahora conocida se refiere. Estatus que, por supuesto, afecta por igual tanto a la música popular como a la tradicional.

Las nuevas realidades socioculturales dan pie en lo musical también a lo nuevo para coexistir con lo heredado, de modo efímero o permanente, e incluso remplazarlo. De manera constante surgen productos sonoros antaño insospechados, de gran contraste y con poco que ver, si no son diferentes de forma radical a sus predecesores. Algunos de ellos incluso revisan o reforman los ya existentes y, además, en muchos casos pueden plantearse desde perspectivas globales universales, antaño no previstas, o dar pie a otras.

En suma, un nuevo corpus musical y sonoro que, tras disfrutar de mayor o menor grado de popularidad, con el paso del tiempo va conformando sus propias y nuevas tradiciones como le ocurriera otrora a sus antecesores. Desde las perspectivas socioculturales, el proceso y causas de surgimiento, aceptación e implantación y el mantenimiento temporal de todas estas músicas populares, suele repetirse en la mayoría de ocasiones. Eso sí, mutadas sus circunstancias, pero siguiendo similares o muchas de las pautas que han condicionado la conformación del patrimonio sonoro heredado de los mundos rural y urbano pretéritos.

De este modo se va configurando el enorme conjunto de ejemplos existente, caracterizados por la riqueza, pluralidad y variedad de los distintos géneros musicales y de danza en los que se encuadran -en lo melódico y lo rítmico, ya sean vocales e instrumentales o mixtos-, y a los que, por ello, las ciencias musicales dedican atención desde perspectivas como la etnomusicología, la organología o la sociología musicales, entre otras.

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