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LUTERO: ¿REBELDE O VÍCTIMA DE SU CONCIENCIA?

Probablemente, a Martín Lutero nunca se le podrá conocer del todo y menos interpretar: monje, marido, padre, rebelde pertinaz contra el Papado, formidable polemista, retórico y orador brillante…  traductor y creador del idioma alemán actual, autor de preciosos cantos religiosos, Doctor theologiae y, al fin y al cabo, figura trágica de la historia… Sin duda un personaje clave de la Edad Moderna.

Una personalidad polifacética, rica en contrastes 

Nació en 1483 en Eisleben (Turingia) y murió en 1546 en esa misma ciudad. Por sus cartas sabemos que vivió una infancia dura en casa y en la escuela, lo que le convertiría en un ser miedoso y desconfiado. Cuenta que “nuestros maestros se portaban con nosotros como verdugos contra ladrones”. Aún así desde muy pronto se encuentra con profesores insignes y príncipes de su comarca que saben descubrir y promocionar su mente clara, su piedad y sus enormes capacidades lingüísticas.

Desde su ingreso en 1501 en la Universidad de Erfurt, Lutero se abre camino en el campo de la filosofía y de la teología. Pronto fue nombrado maestro de filosofía. A partir de ese momento se dedicaría con tesón al estudio de la teología y con pasión a la Sagrada Escritura.

Un incidente cambia rotundamente el rumbo de su vida: el 2 de julio de 1505 de camino de Mansfeld a Erfurt, un rayo cayó a sus pies. Aterrorizado invocó a la patrona de los mineros: “Sálvame, querida santa Ana, y me haré monje”, exclamó. 15 días más tarde se presentó en el convento de los agustinos de Erfurt para cumplir su promesa. A los 24 años fue ordenado sacerdote. En 1509 Lutero es Baccalaureus Biblicus, lo que le concede el derecho a practicar la exégesis bíblica públicamente, y llega a ser joven profesor en la recién creada Universidad de Wittenberg, donde daría muestras de gran intransigencia y osadía en sus manifestaciones, a la vez que sentía graves escrúpulos de conciencia. Su elocuencia arrastra multitudes y se le considera el primer predicador de la época.

Hitos en el desarrollo espiritual e intelectual de Lutero

En la lectura de la Epístola a los romanos de San Pablo halla respuesta a sus angustias sobre la salvación, entendiendo que el hombre encuentra su justificación en la gracia de Dios, con independencia de sus propias obras. El resultado de su viaje Roma (1510), tuvo nefastas consecuencias para el alma inquieta y rebelde de Lutero. La más importante fue una definitiva aversión a Roma, al ambiente de corrupción y relajación del clero romano, a la decadencia en la que había caído todo el Vaticano, y al exceso de boato y riqueza que ostentaba la Santa Sede. En el mismo año se producen las Reclamaciones de la nación alemana a la sede de Roma. El humanista Jakob Wimpfeling las había compuesto por mandato del Emperador Maximiliano.

De regreso a Wittenberg, se doctoró en Teología y ya muestra el enorme desapego que sintió por la filosofía y la teología escolástica imperantes. A la vez explora con intensidad la Biblia y algunos escritos de San Agustín. Las famosas 95 tesis de Wittenberg (el Big-Bang de la Reforma) ¿mito o simple realidad académica de su tiempo?

Las 95 tesis, contra la venta de indulgencias de 1517 (la imagen de un Lutero que clava con martillo las tesis, pertenece a la leyenda: las tesis eran la forma ordinaria de abrir el debate científico), levantarían primero una gran polvareda en la tierra germana, para después inflamar (¡en el sentido literal!) todo el suelo del Sacro Imperio Romano… Como muestra, cuatro de ellas:

27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto como suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.

36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.

52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.

86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?

Fue una declaración de guerra que Roma no podía dejar sin respuesta… El 15 de junio de 1520, León X mandó a Lutero la bula Exsurge Domine por la que le conminaba a retractarse bajo la pena de excomunión. Bula quemada en público meses más tarde por el ya famoso Doctor Martin  Lutero que queda excomulgado, también públicamente, en presencia de juristas, en Wittenberg. Desde aquel momento hasta el gesto generoso y amistoso del Papa Francisco, de participar en persona en la apertura solemne de la conmemoración de la Reforma en Lund, Suecia, han pasado 499 años de sangrientas guerras y enfrentamientos

Pero la Reforma no se dió de golpe… 

Fue una época de profundos cambios: el descubrimiento del Nuevo Mundo, el vacilar de la cosmovisión ptolemáica y teocéntrica y la amenaza del Imperio otomano, la invención de la imprenta con consecuencias tan revolucionarias como hoy día el desarrollo de la tecnología… Europa está inmersa en guerras sin fin, la autoridad del Emperador del Sacro Imperio Romano combatida por Francia e Inglaterra. También la Iglesia padece una profunda crisis.

Carlos V, presionado por la situación política inestable de Alemania y por la fama que había adquirido ya el monje herético, se limitó a prohibir la práctica de la nueva fe y a declarar proscritos a Lutero y a sus seguidores. En la famosa Dieta de Worms, Lutero afirmó: “Si no consiguen convencerme por medio de testimonios de la Escritura y con razones diáfanas -ya que no creo ni al Papa ni a los Concilios, porque estoy convencido de que han errado y se han equivocado más de una vez- entonces solo me considero obligado por la Palabra de Dios. Por tanto no puedo ni quiero retractarme en nada… Dios me ayude, Amén”. El famoso colofón: “Aquí estoy y no lo puedo evitar “, pertenece a la leyenda.

El 26 de mayo, Carlos V firmó el Edicto de Worms que ratificaba la sanción de destierro para Lutero y ordenaba la quema de todos sus escritos. No contó con la tenacidad y la indomable fuerza de Lutero, que además era un genio de la comunicación sirviéndose de la imprenta para expandir sus ideas. Lo que nadie –ni el mismo Lutero- pudo prever en sus querellas con el emperador y el Papa, fueron las consecuencias: guerras fratricidas y destrucción por toda Europa.

Su obra escrita

El año anterior a la condena había escrito sus tres obras fundamentales: La libertad del cristianismo, sin duda su obra mejor elaborada y escrita, en la que esbozó claramente el pilar sobre el que se sustentaba la nueva religión: la justificación por la fe en Cristo; Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación alemana, en la que invitaba a la nobleza a asumir su papel de protector del pueblo y a unirse a la causa luterana, además de instituir los tres principios básicos del protestantismo: sacerdocio universal, inteligibilidad de las Sagradas Escrituras (libre examen) y responsabilidad de todos los fieles en el gobierno de la Iglesia; y, por último, La cautividad babilónica de la Iglesia, obra destinada a los teólogos en la que analizó el proceso de perversión al que habían llegado los sacramentos, de los que, según él, sólo debían subsistir dos, el bautismo y la cena (desechando la transubstanciación). Con estas tres obras, Lutero asentó los primeros cimientos de una futura Iglesia evangélica.

Es curioso que su obra maestra, la traducción de la Biblia, se debe a la finta de su Príncipe Federico el Sabio, quien, para protegerlo, fingió su secuestro y lo escondió en el castillo de Wartburg, donde el ex-monje encontró el ambiente de retiro ideal para llevar a cabo su producción literaria más importante. Partiendo del texto griego publicado por Erasmo de Rotterdam en 1516, tradujo al alemán el Nuevo Testamento. 12 años más tarde, en 1534, pondría fin a su proyecto publicando su versión del Antiguo Testamento, traducido del hebreo. Con la enorme fuerza de su lenguaje, consigue unificar los 20 dialectos de entonces, creando un único idioma que sirve hasta hoy como lengua común en todos los países de habla alemana.

En 1525, Lutero se esforzaba en demostrar la servidumbre de la voluntad humana y escribió De servo arbitrio, como refutación a la defensa del libre albedrío de Erasmo. También fue el año que escogió para contraer matrimonio con Katharina de Bora monja recién llegada a Wittenberg. En el convento, convertido en finca familiar, nacieron sus seis hijos. Pocos años antes, Lutero había publicado su obra Opinión sobre las órdenes monásticas, una vibrante exhortación a los monjes y monjas para que rompieran sus votos de castidad.

Al prohibírsele la asistencia a la Dieta de Augsburgo, celebrada en 1530, por estar excomulgado delegó la defensa reformista en la persona de su colaborador más cercano y preparado, el humanista Philipp Melanchthon. La Confesión de Augsburgo, exponía la profesión de fe protestante y 28 puntos de definitiva discrepancia con el catolicismo. Dos años más tarde, el emperador Carlos V, acuciado por la lucha contra los turcos en el Mediterráneo, no tuvo más remedio que transigir con el luteranismo firmando la Paz de Nuremberg, en la que se establecía la libertad para ejercer libre y públicamente el nuevo culto en territorio alemán.

Sabemos por el mismo Lutero su postura crítica –incluso ante sí mismo– en la introducción al primer volúmen de sus obras en latín: “Mas, ante todo, ruego y suplico al lector benévolo por nuestro mismo Señor Jesucristo, que lea estos escritos con juicio o mas bien con mucha conmiseración, sabiendo que yo en otro tiempo era monje y papista completamente insensato, cuando empecé esta causa…”.

Lutero prosiguió su intensa actividad hasta la muerte. Publicó 1545 la célebre Reforma de Wittenberg, que era una suave exposición de la nueva doctrina. Y en vísperas de su muerte, Sobre el papado de Roma fundado por el diablo uno de sus más violentos escritos. Con esto ya es imposible una vuelta atrás, y Lutero lo constata con amargura. El 22 de enero de 1546, enfermo y cansado, se dirigió a Eisleben, su ciudad natal. Falleció el 18 de febrero.

¿Había alguna posibilidad de evitar la ruptura?

En la figura de los últimos papas del siglo XX y notablemente en la persona de Francisco nos damos cuenta del rol de un verdadero ponti-fex (el que debe construír puentes). Si los interlocutores de Lutero hubieran sabido escuchar a fondo, discutir sus sugerencias y no contestarle con anatema sit, tal vez se hubiera llegado a tiempo a un acuerdo mutuo. Sin embargo también Lutero se había aferrado paulatinamente a su potencia intelectual, apoyado por el poder y la protección casi ciega de Federico el Sabio de Sajonia. Había intentado reformar la Iglesia de su tiempo y al final resultó dividida. Quiso unir a los alemanes por medio de una lengua única y propició la separación entre evangélicos y católicos. Y al final de todo se inició la guerra más espantosa en territorio alemán: la Guerra de los 30 años.  Sin embargo desde las últimas décadas del siglo pasado se está operando el milagro del cambio… de “luteranos y herejes” a “hermanos separados” y… en estos días a “hermanos queridos”…

Mucha espectativa y alguna esperanza. Visita de Papa Francisco en Lund, Suecia:

Han tenido que pasar casi 500 años, hasta que el 31 de octubre de 1999, el Presidente del  Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y Christian Krause, presidente de la Federación Luterana Mundial, firmaron la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación en la histórica Iglesia de Santa Ana de Augsburgo. Se unieron también los Metodistas con la firma de su Presidente Obispo Sunday Mbang y el Secretario General George Freeman.

El pasado año, en la histórica iglesia de S. Tomás de Leipzig, se encontraron el supremo obispo de los Protestantes alemanes, Heinrich Bedford-Strohm, y el Presidente de la Conferencia episcopal alemana, Cardenal Reinhard Marx. Ambos confesaron que todavía quedan pasos por dar, pero que en cuanto al sacerdocio de los creyentes y el fundamento de un bautismo comúnmente reconocido se está practicando ya una diferencia reconciliada entre ambas confesiones. Y siguen los pasos visibles hacia una completa unión.

El pasado octubre el Papa Francisco viajó a Suecia. Uno de los principales actos fue la oración ecuménica conjunta en la Catedral luterana de Lund. Teólogos católicos y protestantes prepararon una Declaración común donde se resaltan los progresos mutuos conseguidos. Ambas confesiones ven la unidad en el compromiso por “mostrar conjuntamente” a Cristo al mundo contemporáneo. Al final de la oración ecuménica, el Papa Francisco y el Presidente de la Federación luterana mundial, Munib Younan, firmaron una Declaración conjunta. Al final se exponen cinco imperativos ecuménicos:

El primer imperativo: católicos y luteranos deben comenzar siempre desde la perspectiva de la unidad y no desde el punto de vista de la división (…)

El segundo imperativo: luteranos y católicos deben dejarse transformar a sí mismos continuamente (…) por el mutuo testimonio de fe.

El tercer imperativo: católicos y luteranos deben comprometerse otra vez en la búsqueda de la unidad visible (…)

El cuarto imperativo: luteranos y católicos deben juntamente redescubrir el poder del evangelio de Jesucristo para nuestro tiempo.

El quinto imperativo: católicos y luteranos deben dar testimonio común de la misericordia de Dios en la proclamación y el servicio al mundo.

BIBLIOGRAFÍA

  • Luther, Martin, Die Bibel, Lutherübersetzung, ed.crítica y revisada de la traducción de la biblia por Lutero con motivo de 500 Años de la Reforma, 2017
  • Luther Martin, Werke, Weimarer Ausgabe (WA) 1883 bis 2009. 127 Bände, ca. 80.000 S. Geissler, Heiner, Was müsste Luther heute sagen? 2016, Ullstein Tb 37679
  • Leppin, Volker, Martin Luther, Vom Mönch zum Feind des Papstes, Ebook, 2015
  • Mai, Klaus-Rüdiger, Martin Luther, Prophet der Freiheit, Freiburg im Breisgau 2014
  • Schilling, Heinz, Martin Luther, Rebell in einer Zeit des Umbruchs, C.H.Beck, 2014

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