ENTREVISTAS

“LA MODA EN FRANCIA ES UNA INDUSTRIA CON MUCHO PODER”

Elena Muñoz Gómez-Trenor nace en Madrid en 1983. Después de estudiar en ICADE (E2), decide formarse en moda y cursa la carrera de Textile Design en Londres, en la prestigiosa escuela Central Saint Martins. Desde allí, decide probar fortuna en el corazón del mundo de la moda y se instala en París, donde reside desde 2012. Ha trabajado en varias firmas de moda (Givenchy, Balenciaga, Céline). Hoy ocupa el puesto de Senior Knitwear Designer en la firma Balenciaga.

Camino Cañón: Buenos días Elena, y muchísimas gracias por aceptar que Crítica te entreviste. Nos brindas una gran oportunidad para acercar el mundo de la moda a nuestros lectores y lectoras desde la trayectoria de una persona, joven como tú, que ha sabido luchar para formarse y trabajar en un campo muy difícil, en una ciudad que no es la suya, en un país, que aunque vecino tiene una forma de vida diferente a la nuestra. Permítenos que nos interesemos por tu trayectoria personal y que te pidamos sugerencias para animar a jóvenes creativos con sueños de triunfar en campos difíciles. ¿Cómo te diste cuenta que la moda era el ámbito en el que querías desarrollar tu creatividad? 

Elena Muñoz Gómez-Trenor: Siempre fui buena estudiante y cuando terminé los estudios en el colegio no sabía a qué quería dedicarme. Por ello elegí la opción universitaria con más salidas: ADE. A pesar de resultar útil para ciertos aspectos de la vida, nunca me apasionó.

En mi familia paterna corre un gen muy creativo. Muchos de ellos se dedican a la decoración de interiores, al diseño industrial, a la fotografía, etc. A pesar de largos años de profesión en el mundo de las finanzas, mi padre es un artista en su foro interno. Mi madre siente una gran pasión por los tejidos, las alfombras y la moda. Fue ella quien me enseñó a hacer petit point cuando era muy pequeña y a apreciar la belleza de los colores y de las texturas en las telas.

No consideré la opción de dedicarme a una profesión creativa hasta que empecé a interesarme por el diseño gráfico y por los colores, los materiales y las texturas de los tejidos.

C. C.: Cómo has llegado hasta aquí?

E. M. G-T.: Conocí a la artista Sena Cifuentes mientras cursaba ADE. Ella se convirtió en mi mentora y fueron la experiencia del trabajo artesanal y el tiempo de aprendizaje con ella en su taller de Madrid los que me llevaron a mudarme a Londres para estudiar Diseño Textil, con el apoyo de mis padres.

Yo quería, ante todo, ser lo más creativa posible y por ello consideré únicamente esta escuela donde potencian enormemente este aspecto en su proceso educativo. Llegué con un portfolio muy pobre y con mucha competición en el proceso de selección. A pesar de ello me dieron una oportunidad y entré en el primer año sin tener que hacer previamente un Foundation Year. Tuve que luchar mucho para ponerme a la altura de los demás y comprender e integrar en mi modo de trabajar el método creativo de la escuela. Realizar tres años adicionales de estudios fue una gran apuesta: todos mis amigos empezaban sus primeros trabajos y yo volvía a ser estudiante. Sin embargo fui muy feliz. Por fin encontraba algo que daba sentido a mi proyecto profesional y vital y estaba rodeada de gente con mis mismos intereses e inquietudes.

En esta escuela hay tres ramas de especialización en diseño textil: Print (estampación), Knit (punto) y Weave (telar). La especialidad de punto se me daba especialmente bien y los tutores me animaron a cogerla. Nos enseñaban diferentes técnicas en diferentes tipos de máquinas y realizábamos acto seguido proyectos personales, guiados puntualmente por tutoriales, que presentábamos semanas después. Había mucha libertad e independencia durante el proceso de creación. Tú mismo te marcabas los tiempos que necesitabas para la primera parte de investigación (y la más importante, ya que definía la profundidad y la visión de tu proyecto), tus horarios en el workshop y los materiales que querías utilizar.

C. C.: Londres me ha parecido siempre una ciudad fascinante. Cuéntanos algo de tu experiencia de esos años. 

E. M. G-T.: La experiencia que viví en Londres fue alucinante. La escuela potenciaba creatividad pura y sin restricciones. Londres era un marco perfecto para llevar a cabo este aprendizaje. Realice varias prácticas en diferentes estudios de jóvenes creadores, o ya no tan jóvenes como Céline.

Recibí el premio Best Knit Graduate por la asociación Textprint al graduarme, que me permitió preparar muestras de punto y venderlos en ferias textiles en Paris y Hong Kong. Gracias a esto, trabajé como freelance para diferentes proyectos de desfile para las marcas en Londres y Paris.

C. C.: ¿Por qué París? ¿Qué parcelas de la moda has cultivado?

E. M. G-T.: Surgió la oportunidad de mudarme a París para hacer unas prácticas en el equipo de punto de Balenciaga, en aquel momento el director creativo era Nicolas Ghesquière. Tras terminar, conseguí un trabajo como Junior Knitwear designer en la casa parisina Givenchy, bajo la dirección artística de Riccardo Tisci, siempre en el equipo de punto en Womenswear. Ahí estuve casi cuatro años y volví hace dos años como Senior Knitwear designer, bajo la dirección artística de Alexander Wang y de su sustituto, Demna Gvasalia.

Siempre he trabajado en la categoría de punto dentro de una colección. Es una profesión muy técnica y muy complicada. Solo eres realmente experto cuando llevas acumulados al menos 10 o 15 años de experiencia. Aun así tienes que adaptarte y seguir formándote continuamente ya que las máquinas en las fábricas evolucionan y aparecen nuevas y los hilos cambian o se renuevan.

En las casas de lujo en las que he trabajado, el departamento de Knitwear siempre está más aislado de los demás ya que trabaja a otro ritmo y con otro proceso creativo: empiezas eligiendo los hilos, luego creando tejidos para posteriormente trabajar en las formas, esquivando continuamente las limitaciones técnicas. Hay una infinidad de posibilidades en la creación del tejido y al mismo tiempo innumerables limitaciones técnicas. Por el contrario, en el resto de categorías de una colección, los tejidos ya existen y es a través del patronaje que se corta el tejido y se arma la prenda final.

C. C.: París, ¿un sueño? ¿Cómo recuerdas tus inicios en la capital de la moda?

E. M. G-T.: París no es una ciudad fácil. Vivir y trabajar en ella resulta más difícil que Londres y por supuesto mucho más que Madrid. Es maravillosa estéticamente hablando, tiene una oferta impresionante desde el punto de vista cultural y artístico, pero es dura de trato. Es difícil instalarte si no tienes un contrato de trabajo y tienes que hacerte fuerte a la fuerza. Vine solo para hacer unas prácticas en Balenciaga ya que mi sueño era poder trabajar de cerca con el que era por aquel entonces el director creativo de la marca: Nicolas Ghesquière. De hecho, ya desde el primer día todo lo que veía en los tableros de los diseñadores en el atelier me dejó alucinada. Y como una esponja lo fui absorbiendo todo dentro de mi visión. A pesar de las dificultades que he vivido puedo decir que París es una ciudad que me ha acompañado en mi crecimiento creativo y profesional.

La industria de la moda en París tiene una importancia radical en la ciudad, en el país y en su difusión internacional. Es posiblemente el núcleo de creación de moda con más influencia en el mundo por su tradición histórica, por el apego al mantenimiento de un savoir-faire y de una tradición artesanal que ha recorrido siglos.

En la cultura y la idiosincrasia de Francia y de su capital hay un gran respeto hacia la moda y hacia la alta costura. La moda ayuda a la imagen exterior de Francia. Es una industria con mucho poder. Se invierte en ella, se cree en ella y se vive de ella. En la industria de la moda en Francia hay marcas de todo tipo: desde jóvenes creadores a marcas de lujo y alta costura. Todo está muy diferenciado y organizado.

C. C.: ¿Qué hace una española en el corazón de la creación de moda?

E. M. G-T.: Trabajo con nacionalidades diferentes y suelo ser la única española. Cada uno tiene una visión y una historia cultural y educacional diferentes, al igual que un sentido de humor que no siempre se acopla bien con el tuyo. A estas diferencias hay que sumarle el componente emotivo de los creativos. Suelen ser equipos con mezclas interesantes y donde aprendes mucho. De manera general soy alegre y positiva, que además coincide con la imagen que tienen de los españoles. Los tiempos en esta industria son muy justos. Las colecciones se siguen muy de cerca. Cada tres meses hay que aportar nuevas ideas, nuevos dibujos, escoger nuevos hilos, nuevos tricotages y nuevas formas.

La personalidad de los que dirigen las colecciones y la visión artística de la marca definen el trabajo de cada día. Hay que saber adaptarse bien a la manera de trabajar de cada director creativo. Unos visualizan más una colección a través del dibujo o del collage y otros trabajan más en 3D con formas y maquetas. Eso marca completamente las etapas a la hora de crear una colección.

La claridad de la visión artística y el grado de perfeccionismo rigen igualmente los tiempos durante el proceso creativo hasta llegar a los prototipos finales. Algunos directores son más tardíos en tomar sus decisiones y solo reaccionan con la presión del último minuto. Esto limita enormemente el tiempo de reacción y de organización del estudio y de las fábricas. Algunos directores tienen las ideas más claras, saben lo que les gusta y saben transmitirlo a sus equipos. Otros, más perfeccionistas, necesitan ver diferentes opciones y más prototipos antes de validar los modelos definitivos.

C. C.: ¿Cómo describirías, en una frase, el desafío que estás viviendo en este momento? Gracias por intentarlo.

E. M. G-T.: El desafío que estoy viviendo actualmente reside en poder aportar ideas y conceptos interesantes y nuevos, jugando con los volúmenes.

C. C: Después de los años que llevas trabajando profesionalmente en la moda, ¿cómo ves la relación entre moda y sociedad: es la moda la que configura las formas de vida de una sociedad, o es la sociedad misma la que van dictando las modas?

E. M. G-T.: No creo que la moda tenga tanto poder en configurar las formas de vida de una sociedad. Tiene una parte importante de influencia en las personas: la imagen que proyectas, la imagen que desearías proyectar, la imagen que nos hacemos del otro. Considero que es más la sociedad la que rige la moda y ésta es su reflejo. Cada día al elegir tu vestimenta quieres transmitir una idea: pasar desapercibido, mostrar osadía a través de la forma o combinando colores, resultar atractivo, parecer interesante, mostrar seriedad, querer pertenecer a un grupo, crear deseo por el simple hecho de llevar puesto cierto elemento o cierta marca y por lo tanto mostrarse superior, ocultar inseguridades…

C. C.: ¿Cómo valoras la influencia de los avances tecnológicos en este contexto? ¿Son un buen complemento a la creatividad?

E. M. G-T.: A la hora de investigar al inicio de cada colección, el acudir a un museo o a una exposición, visitar un país e impregnarse de una cultura, navegar en Internet ya no son las únicas maneras de obtener un visual interesante. Ahora puedes hacer research a través de tu móvil en cualquier sitio y en cualquier situación. Por ejemplo, Instagram es una herramienta buenísima. Se obtiene información fácilmente y de una manera más inmediata. Suele ser un visual más casero y espontáneo. Considero que un research es más rico, profundo y variado si utilizas todas las plataformas posibles: librerías, museos, galerías, viajes, culturas, Internet… El tipo de visual que encuentras en cada una de ellas es tan diferente que se complementan muy bien.

C. C.: En un ámbito donde se requiere tanta creatividad, ¿cómo valoras el aprovechamiento del talento de los jóvenes que buscan llegar a ser profesionales de la moda en firmas de prestigio?

E. M. G-T.: El grado de creatividad en mi trabajo depende en cierta medida de la potencia creativa del director y de su equipo (de manera similar al cine): su nivel de exigencia, sus ganas de explorar las formas y/o los tejidos, su visión de la marca y su capacidad de comunicación y entendimiento con los diseñadores es esencial para sacar de cada diseñador su talento. He presenciado talento desperdiciado en grandes e influentes marcas. He confrontado frustración causada por repetir mismos modelos colección tras colección por la mala relación del equipo de diseño con el equipo directivo, y por la simple mala organización de los tiempos en el proceso de creación de una colección, que afectan la creatividad y la calidad del producto final.

En la industria del diseño hay mucho talento entre los numerosos estudiantes que se gradúan cada año en escuelas repartidas en muchos países. En el mundo del diseño de moda de lujo los puestos buenos son muy pocos y muy deseados. Por lo tanto hay mucha competitividad. Los diseñadores suelen empezar haciendo prácticas, acumulando varias experiencias en su curriculum hasta que sale, con suerte, una oportunidad de trabajo. Suelen empezar por un trabajo de junior designer o de assistant y de ahí van haciendo su camino. Al cabo de ciertos años en el sector acaban construyendo una buena red de contactos profesionales, ya que hay mucha rotación de los diseñadores en las marcas.

C. C.: ¿Darías algunos consejos a personas jóvenes que quieran iniciarse en este mundo?

E. M. G-T.: El consejo inicial es escoger una escuela que sea la mejor en aquello que tú quieras explorar y desarrollar: la creatividad, aspectos técnicos, aspectos comerciales…Yo privilegiaría estudiar en el extranjero ya que ayuda a salir de tu espacio de confort, a aprender idiomas y a descubrir nuevas culturas. Y esto te enriquece.

Es importante trabajar muy duro y en profundidad, forzarte a dar lo máximo de ti en cada proyecto, tener un ojo crítico sobre tu trabajo para ver cómo puedes mejorarlo, rodearte de gente que te empuje a reflexionar profundamente, a investigar más y a saber mirar con diferentes ojos.

Para llevar a cabo tu proyecto creativo es importante intentar trabajar en las marcas a las cuales admiras. Para los procesos de selección, tienes que preparar muy bien tu portfolio y realizar los proyectos que te piden para entrar. Tener visión de lo que quieres conseguir y dónde quieres estar en un tiempo. Perseguir esa visión hasta que se cumpla.

Es esencial hacer prácticas para conocer cómo se trabaja en cada casa y para crear contactos. En el momento de buscar un trabajo no hay que dudar en pedir ayuda y consejo a headhunters, ya que juegan un papel decisivo de intermediación y filtro a la hora de colocar creativos en los equipos de diseño.

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