LITERATURA

UNA APROXIMACIÓN AL SECTOR EDITORIAL

Desde mi experiencia de editora me gusta percibir mi tarea profesional como el puente, la mediación cualificada entre el autor y el lector en medio de una red de valor que hoy forma el ecosistema el mundo del libro; un mundo bibliodiverso y apasionante que contribuye a dar rostro, a poner palabra al ingenio humano.

¿Son buenos estos tiempos para el sector editorial? Recientemente he tenido la oportunidad de participar en el Primer Congreso Intersectorial del Libro donde editores, distribuidores, libreros, impresores, tecnólogos, autores Y lectores… entre otros, hemos abordado algunas cuestiones que bien nos pueden servir de punto de partida en la presente reflexión. Admitiendo, sin ingenuidad, el impacto de la crisis económica que venimos viviendo desde hace años y que es común a otros sectores, lo que pretendemos en estas letras es ver qué oportunidades de valor agregado podemos aportar a la sociedad en la que vivimos. Cierto es que, como editores, no debemos dejar a un lado el tejido empresarial y los condicionantes macro y microeconómicos en los que vivimos, pero más cierto es que somos agentes de cultura.

Al hilo de lo planteado y ante un panorama incierto donde la facturación del sector se ha reducido cerca de un 30 por ciento por la bajada de las ventas y también por la creciente piratería lo que ha provocado en su conjunto una disminución sostenida de las tiradas y el aumento de los costes, así como el cierre de centenares de librerías cada año…, es bueno, saludable, necesario y urgente que los agentes del libro trabajemos por un objetivo común. Este objetivo común conlleva algunos aspectos que paso a describir.

En primer lugar, construir una nueva red intersectorial de trabajo. Hoy ya no se puede hablar propiamente de la cadena del libro sino de una red de valor de carácter sistémico. La conceptualización lineal del sector que ha imperado hasta hace poco: autor – editor – distribuidor- librero- lector, ha dado paso a otros agentes, querámoslo o no, que forman parte del sector. Me refiero a todo el abanico de la autoedición con unos altos índices de producción: la generación de contenido más allá del soporte papel, la irrupción de los contenidos transmedia, los nuevos promotores del libro como los booktubers, los nuevos modelos de impresión como el 1 a 1; o las estrategias comerciales de plataformas de venta y distribución como Amazon que, junto a ser un competidor, nos ha enseñado la importancia de la buena gestión enriquecida con los metadatos (la información de cada título que sale al mercado) y los bigdata (los gustos y aficiones de nuestros lectores).

Recientemente el consultor argentino Daniel Benchimol, nos decía en una interesante jornada organizada por la UOC: “El libro sigue siendo un formato de contenido que compite por el consumo de un número finito de compradores que ven su día a día bombardeado por distintas variantes y formatos del mismo contenido. Las adaptaciones visuales, auditivas, interactivas y digitales del conocimiento y el entretenimiento han sufrido una serie de transformaciones que actualmente los posicionan por encima del libro como medios de consumo preferidos por la gente. Desde los audiolibros, pasando por el vídeo y las narrativas digitales han absorbido lo mejor que tenía el libro y han procurado seguirle el paso al futuro entendiendo que los métodos de consumo se transforman a una velocidad cada vez mayor. En pocas palabras, todos cambian menos el libro y eso ha empezado a pasar factura”.

En segundo lugar, la revolución de las nuevas herramientas digitales. Si en general la tecnología ha venido a cambiar nuestras vidas, también lo está haciendo en el mundo del libro. La tecnología como medio y herramienta para optimizar los procesos de edición, producción y distribución (1), pero también como perfil del nuevo lector que es también lector digital. Ahora bien, la tecnología bien lo sabemos es un medio y no un fin por lo que es necesario rescatar la figura del editor como ese “catalizador” de contenido que con su olfato fino y exquisito da forma al libro con esmero y cuidado; de ahí su necesaria profesionalización y formación permanente orientada al desarrollo de nuevas competencias.

De lo expuesto hasta el momento y como indica Manuel Gil en un reciente artículo en su blog Antinomias del Libro, “tres cosas son ciertamente importantes: la primera, un rediseño del mercado del libro, quizá con cambios en la articulación, la segunda, un plan para poner el libro en la agenda pública de debate en toda la sociedad española, y la tercera cómo hacer que los jóvenes visiten con asiduidad las librerías. Un cambio tan radical de ecosistemas requiere enfrentar retos de manera urgente”.

Concluimos afirmando que es pues tiempo de reinventarnos, de seguir buscando nuevas oportunidades y de poner en valor el trabajo que hacemos. Pues, como bellamente señaló Borges: “Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros”.

1. Son destacables algunas como DILVE (Distribuidor de información del libro español en venta), CEGAL en RED y su versión pública de www.todostuslibros.com, ZONA LIBROS, entre otros.

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