Me gustaría empezar por la magna muestra que dedica el Museo del Prado hasta el 10 de septiembre a los Tesoros de la Hispanic Society of America, que vertebra la idea nuclear de la colección de esta institución fundada en 1904 por Archer Milton Huntington (1870-1955): la expresión de lo hispano, en este caso configurada por un apasionado de la cultura y el arte español. Museográficamente ha sido concebida, en gran parte, con carácter escenográfico, y en ella observamos objetos arqueológicos, artes decorativas (tejidos, vidrios, cerámicas, muebles…); libros; mapas; documentos; pintura y escultura. Todos destacados y potenciados por el propio montaje. Se presentan 200 obras, en su totalidad, importantes y significativas, de un conjunto que alcanza las 18.000 obras de arte, 250.000 manuscritos y 35.000 libros. El relato expositivo se construye a través de obras como el ajuar de cerámica campaniforme (2400.1900 a.C), el Torso de Diana Cazadora (138-150 d. C), la Seda de la Alhambra (c.1400), el Sepulcro de doña Mencía Enriquez de Toledo (1498), la pintura del Siglo de Oro con magníficos ejemplos de El Greco, Zurbarán y Velázquez, entre otros. A ésta sección accedemos desde el espectacular espacio museográfico dedicado a la biblioteca de Huntington, que también nos ofrece piezas muy singulares del arte colonial. La planta alta nos adentra en la historia de España hasta el siglo XIX y los inicios del XX con la galería de retratos de personalidades de la cultura española, y con obras de los artistas más relevantes de aquel tiempo: Zuloaga, Anglada Camarasa, Beruete, Sorolla, Nonell o Rusiñol. Se trata de una oportunidad de hacer un recorrido por nuestra historia a través de una colección conformada con un planteamiento riguroso y docente. En definitiva, un gran espectáculo científico.
Sin salir del Museo del Prado, el programa La obra invitada nos ofrece la última creación de la artista iraní Farideh Lashai (1944-2013): una videoinstalación procedente del British Museum, patrocinada por la Fundación de Amigos del Museo del Prado y parte de la XX Edición de PHotoEspaña 2017. Lleva por título Cuando cuento estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra (2012-13). Lashai se inspiró en Los desastres de la guerra de Goya, y con ella el Prado reivindica la actualidad y vigencia de los grandes maestros en el arte contemporáneo. Para ello, la sitúa estratégicamente entre la sala de los grandes cuadros de historia de Goya y la de las pinturas negras, al tiempo que expone en vitrinas las estampas y grabados en los que se inspiró la artista iraní. Farideh Lashai mantiene una conversación con Goya mediante el lenguaje de la imagen y nos facilita profundizar en su obra.
Mediante 80 fotograbados basados en los fondos de Los desastres de la guerra, nos situamos ante paisajes solitarios dispuestos en forma de retícula sobre los que se van proyectando las figuras que han sido escaneadas y pasadas a película digital. Un foco de marcado carácter teatral y cinematográfico nos confronta con las escenas de dolor durante unos segundos. El espectador se siente atrapado por la cadencia paulatina e irregular de la luz sobre las imágenes, mientras descubre las conexiones indudables en el diálogo de Lashai con Goya. Permanecerá en Madrid hasta el 10 de septiembre.
Es curioso que coincida esta exposición con la muestra dedicada a Picasso en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, abierta hasta el 4 de septiembre: Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica, en el 80 aniversario de esta obra, emblema de la guerra de la modernidad y un paso más en la representación de las víctimas anónimas e indefensas. El montaje nos hace ver cómo en la realización de este gran mural tienen mucho que ver las obras pintadas por el genio de Picasso desde el año 1925.
Son años en los que el artista se tambaleaba en sus relaciones más personales, el mundo a su alrededor era inquietante en la etapa previa a la Segunda Guerra Mundial y, frente a la estabilidad puesta de manifiesto en los bodegones, la imagen de la mujer se distorsiona y se muestra como algo fantasmal y, en ocasiones, monstruoso, pero cargado de dignidad y hermosura. Merecen especial mención Las tres bailarinas (1925), Figura (1927), Desnudo de pie junto al mar (1929), o Mujer peinándose (1940). Pero Guernica es al tiempo un discurso frente a la guerra en sí misma y una llamada de atención sobre la fragilidad del ser humano. La visión de la mujer tras el Guernica cambia. Es una imagen doliente y endeudada formalmente y conceptualmente con las protagonistas femeninas del cuadro, que inspiran piedad y catalizan el dolor de la catástrofe y del terror. Una exposición necesaria y clarificadora de la trayectoria de Picasso y de la trascendencia del Guernica, que viene acompañada de un potente aparato documental que quedará a disposición de estudiosos y aficionados.
También llama nuestra atención sobre la mirada la exposición Con los ojos bien abiertos. Cien años de fotografía Leica, que permanecerá hasta el 10 de septiembre en el Espacio Fundación Telefónica. El discurso museológico se basa en la historia de la cámara Leica (= Leitz / Camera), inventada en 1914 por Oskar Barnack, ingeniero alemán que trabajaba en la empresa líder en la fabricación de microscopios Leitz. Fue el hacedor del primer modelo funcional de una cámara compacta para película cinematográfica de 35 mm., que realmente no pudo lanzarse al mercado hasta 1925 debido al inicio de la Primera Guerra Mundial. La muestra hace un recorrido de un siglo a través de 400 fotografías y prototipos de cámaras, documentos, publicaciones y archivo audiovisual, que nos hablan de cómo cambió el medio fotográfico tras su aparición.
Muy ligera y sencilla en su manejo, liviana y susceptible de llevar en el bolso o el bolsillo, apetecible para profesionales y aficionados que captaron con rapidez como cambiaba la percepción de la realidad a través de esta cámara que, por otra parte, tenía visos de durabilidad como objeto en sí mismo. La exposición nos ofrece imágenes icónicas de autores tan relevantes como Cartier-Bresson o Robert Capa y, a su vez, de fotógrafos desconocidos en nuestro país, todos ellos fascinados por la Leica.
Cuatro exposiciones de lujo que nos esperan en este verano madrileño, abierto a visitantes de cualquier lugar que llenan cada verano las calles de esta ciudad.
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