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CIUDADES CON DOSEL

Del total de personas que habitan el mundo (7.400 millones aproximadamente), el 55% lo hace en ciudades, 21 puntos más que hace 60 años (en 1960 lo hacía el 34%), es decir, cada día es mayor el número de individuos que vive en ciudades, como más reducido queda también el espacio mundial no urbanizado. Las áreas con mayor porcentaje de población urbana son América del Norte (82%), América Latina y Caribe (80%), seguidas de la Unión Europea (75%), resto de Europa y Asia Central (71%). Las zonas que presentan menores porcentajes de urbanización son Asia meridional (34%), los pequeños Estados de Caribe y Pacífico (38% y 43% respectivamente), el África subsahariana (39%) y aquellas naciones frágiles que se encuentran en situaciones de conflicto (42%), como, por ejemplo, Siria.

Este crecimiento se ha producido en la práctica totalidad de los países pero, sobre todo, en las naciones con ingreso mediano-alto, donde su evolución hacia formas de vida urbana ha resultado más rápida (37 puntos en 60 años). Desde el punto de vista económico, los estados con ingreso alto y los miembros de la OCDE, de la zona Euro y de la Unión Europea, presentan un porcentaje de población urbana mayor que el resto; en el otro extremo (2,5 veces menos) los países menos desarrollados y de ingreso bajo. Por el contrario, en algunos enclaves estratégicos y estados, la población residente en el ámbito rural tiende a cero (Singapur, Mónaco, Macao o Hong Kong) o apenas llega al 10% (Japón, Argentina, Israel, Chile, Luxemburgo o Australia), por tanto, casi nadie vive fuera de estas metrópolis.

España, por su parte, con el 80% de su población instalada en ciudades, se encuentra muy por encima (25 puntos) de la media mundial (55%) y al nivel de la Zona Euro (76%), de la Unión Europea (75%) y ligeramente por debajo de los países con ingreso alto (82%) y de los miembros de la OCDE (81%) (1).

¿Cuál es la razón del auge de lo urbano en la segunda mitad del siglo XX? Tras la constatación del mito del buen salvaje precisamente como eso, un mito (romántico legado por Rousseau), la fiebre pastoril fruto de la Ilustración tardía y continental remite y surge de nuevo la ciudad (fruto de las revoluciones industriales primera y segunda) como el lugar natural del hombre. La ciudad, y no la naturaleza, reaparece como el ámbito donde el hombre se desenvuelve y perfecciona, el marco donde nace la cultura, lo propio del hombre, el ejercicio de las artes, las ciencias, la religión y las lenguas, aquello que le despega de su condición puramente animal y biológica.

Señalemos una  amenaza (y una oportunidad después) al modo de vida humano que la moderna eclosión urbana nos obliga a considerar: “La urbanización trastorna las estructuras habituales de la existencia (…). El hombre experimenta una nueva soledad (…) en medio de una muchedumbre anónima que le rodea y dentro de la cual se siente como extraño” (2). De ahí brota la oportunidad: los habitantes de la ciudad no se agrupan hoy como en los siglos XIX y XX en función de criterios socioeconómicos (nivel de renta) o sociodemográficos (edad, sexo, lugar de residencia) sino conforme a estilos de vida, y creen e inventen comunidad de afines. Vivimos en la ciudad y nos movemos principalmente de una ciudad a otra. Viajamos y elegimos destino, compañía e itinerarios según nuestro estilo de vida. Consumimos ciudad y lo hacemos con quienes compartimos filosofía de vida, expectativas, visión similar del ocio e incluso de nosotros mismos. Y nuestro producto (para que nos guste y atraiga) ha de estar conectado con esos valores y conceptos (3)

Las ciudades, así, compiten en el mercado mundial para ganar la voluntad de los turistas posicionándose con una marca determinada. La marca de una ciudad es su título, el reclamo que la convierte en única frente a todas las demás. La marca de la ciudad es su nombre. La marca-ciudad es la referencia sobre su identidad, aquello que integra su valor relacional, cultural, social y económico, el estilo de vida de cada una, su situación en la cabeza y en el corazón de los viajeros y exploradores. Poseer una marca definida, clara y conocida, sirve a una ciudad para cohesionar e ilusionar a sus habitantes, proyectarla internacionalmente y captar turismo, talento, negocios e inversión, reducir estereotipos y dar a conocer su relato (historia y futuro).

El relato de una ciudad consiste en aquello que evoca el pronunciar su nombre, su denominación de origen: sitio ideal, la más visitada, emoción, medioambiente (árboles y banderas azules), cultura (patrimonio de la humanidad)… De esta manera, la ciudad misma se convierte en un recurso. Entre los cuatro tipos de turismo (natural, cultural, rural y urbano) quizá sea éste último el más completo porque aúna monumentos, historia y cultura a la vez que ofrece los equipamientos, los servicios y las infraestructuras necesarios (transporte y comunicaciones) para el disfrute del resto de actividades turísticas (gastronomía y montaña, arqueología y agua, caza, esquí, camping y pesca…), generalmente alejadas de la ciudad, lugar donde hoy reside la mayoría de la población.

La marca es el dosel de la ciudad, el ornamento y adorno para mostrar su magia, con ella se etiqueta y engalana para transmitir misterio y encantamiento, y como las ciudades no se mueven sino que son las personas quienes viajan, cada ciudad procura cortejar y envolver al mayor número de individuos, provocar su deseo. Desde la perspectiva del turista, éste viajará a una ciudad o a otra según se enamore o no de ella, según cometa o no la ingenuidad de pensar que una determinada ciudad es diferente a todas las demás; un espacio es un concepto meramente físico pero los lugares tienen una dimensión emocional, de vínculo entre las personas y su entorno (William H. White).

En este sentido, si ciudad y cultura son la morada física y vital propia del hombre, las ciudades donde la persona y el entorno se traban más íntimamente, las ciudades experiencia, las urbes que sorprenden y transmiten maravilla en cada paso, mirada o silencio, las ciudades dignas de ser conservadas para siempre, donde ética y estética se funden, aquellas con un dosel más bello… serán las ciudades que la UNESCO declara Patrimonio de la Humanidad.

Italia es la nación con mayor número de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad (con un total de 54), seguida de China (50) y España (47) y por delante de Francia y Alemania (44 en ambos casos). Según la categoría, también Italia encabeza la lista (con 49), seguida de España y Alemania (41 cada una) y Francia (39). China y EE. UU. lideran la clasificación de lugares naturales con 13 cada una, seguida de Rusia con 11.

Tracemos ahora con la imaginación un itinerario cualquiera y recorramos continentes y países y culturas a través de variadas (monumentales y desiertas, habitadas y deshabitadas, infrecuentes por originales) ciudades patrimonio de la humanidad, es decir, de todos y en el futuro porque guardan nuestra historia común.

En Europa sobresale Alcalá de Henares (España), fundada por el cardenal Jiménez de Cisneros en 1499, fue la primera ciudad universitaria planificada del mundo. Su diseño corresponde a la Civitas Dei de San Agustín, la ciudad de Dios, comunidad urbana ideal que los misioneros españoles trasladaron a América. Sirvió de modelo a universidades en Europa y el mundo.

En América luce desde Filadelfia el Independence Hall, el edificio donde se firmaron en 1776 la Declaración de Independencia y en 1787 a Constitución de los Estados Unidos. Desde su aprobación, los principios universales de libertad y democracia proclamados en ambos documentos han sido fundamentales en la historia de Estados Unidos y han influido decisivamente en los legisladores del mundo entero.

En Asia descolla Persépolis (Irán), capital del imperio aqueménide fundada por Darío I el Grande en el año 518 a.C. Fue construida durante dos siglos –hasta la conquista del Imperio persa por Alejandro Magno– sobre una inmensa terraza natural y artificial a la vez, en la que el emperador erigió un conjunto palaciego colosal inspirándose en los tipos mesopotámicos. Este sitio arqueológico es único por la cantidad y la calidad de los vestigios monumentales que posee.

En África brilla la modernista Asmara, capital de Eritrea. Situada a más de 2.000 metros de altura sobre el nivel mar, se empezó a desarrollar a partir de 1890 como puesto militar avanzado del poder colonial italiano. A partir de 1893 y hasta 1941 se inició un plan urbanístico a gran escala y se comenzaron a construir edificios del gobierno y comerciales, iglesias, mezquitas, sinagogas, viviendas, hoteles, cines… con el estilo racionalista italiano de la época. Asmara, conocida entonces como la Piccola (pequeña) Roma, constituye hoy un testimonio singular del urbanismo occidental de principios del siglo XX y de su aplicación en un contexto africano.

En Oceanía resaltan las 11colonias penitenciarias (de los varios miles) que el Imperio Británico estableció alrededor Sydney y Fremantle, así como en Tasmania y Norfolk durante los siglos XVIII y XIX; se sitúan en el contorno marítimo fértil del que fueron expulsados los aborígenes. En estos presidios vivieron decenas de miles de hombres, mujeres y niños condenados por la justicia británica. El encarcelamiento de los presos tenía por finalidad el castigo o su reeducación mediante la realización de trabajos forzados en beneficio de los proyectos imperiales. Estas cárceles constituyen un claro ejemplo del fenómeno de la deportación masiva de delincuentes y del método de expansión de las potencias coloniales europeas: la explotación de mano de obra reclusa.

¿Quiénes visitan las ciudades para disfrutar de su patrimonio cultural? ¿Cuál es su perfil? Podríamos distinguir cinco tipos de visitantes o turistas culturales (5): el de propósito cultural (su razón es conocer otras culturas y patrimonios, su experiencia es esencial y alta); el de lugares de interés turístico (su objetivo es también conocer otras culturas y su patrimonio pero orientado hacia al entretenimiento); el casual (con una baja motivación cultural vivirá una experiencia superficial); el incidental (la cultura no es el motivo de sus viaje pero una vez en el destino decide practicar alguna actividad cultural) y el atípico (que sin pretenderlo termina por disfrutar una experiencia cultural profunda).

Mas el turista no piensa exclusivamente en cultura sino que configura sus búsquedas y selecciona sus destinos también desde otras perspectivas. En este sentido, ¿cuáles son las mejores ciudades del mundo, las ideales para vivir? (6).   Las elegidas –por su estabilidad, salud, cultura y medioambiente, educación e infraestructuras– fueron en 2017 Melbourne (Australia), Viena (Austria), Vancouver, Toronto y Calgary (en Canadá las tres), Adelaida y Perth (ambas en Australia), Auckland (Nueva Zelanda), Helsinki (Finlandia) y Hamburgo (Alemania).

Sin embargo, las ciudades ideales para vivir no siempre coinciden con las preferidas por los turistas, es decir, con las más visitadas (7).  Bangkok, capital tailandesa, fue la ciudad más visitada del mundo el año pasado. Estados Unidos es el país que alberga más ciudades (3) seguido de España, Italia, India, Alemania y China (2 cada una). Según el continente, en Asia son Bangkok, Dubai y Singapur, en Europa Londres, París y Barcelona, en América Nueva York, Miami y Los Ángeles, en África Johannesburgo y en Oceanía Sidney. El hombre actual busca en todo una experiencia, conocer sintiendo y sentir conociendo; también al viajar y al visitar ciudades.

¿Cuáles son las más emocionantes? (8).   Las ciudades que transmiten más emoción a través de la gastronomía, la amabilidad de sus moradores, la posibilidad de disfrutar estética y culturalmente, la felicidad y las condiciones de habitabilidad son Chicago, Oporto, Nueva York, Melbourne y Londres. Madrid se encuentra en sexto lugar y Barcelona en el décimo. La clasificación por países la encabeza Estados Unidos con 9 ciudades, seguido de China (3) y España, Portugal y Australia (2 cada una).

 

BIBLIOGRAFÍA

1. Datos de población: https://datos.bancomundial.org

2. Pablo VI, Encíclica Octogesimus adveniens punto 10.

3.  Marta Martos Molina, Herramientas para la gestión turística del patrimonio cultural, Trea, 2016, p. 113.

4.  http://whc.unesco.org/en/list/

5. Marta Martos Molina, p. 115.

6. The Global Liveability Report 2017 (The Economist) https://www.eiu.com/public/topical_report.aspx?campaignid=Liveability17 

7. Mastercard Index of Global Destination Cities 2017 https://newsroom.mastercard.com/press-releases/defining-what-makes-a-city-a-destination/ 

8. Time Out City Life Index 2018 www.timeoutmexico.mx/ciudad-de-mexico/que-hacer/las-ciudades-mas-emocionantes-del-mundo-2018; resultados de una encuesta sobre 32 ciudades con una muestra de 15.000 individuos en todo el mundo.

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