ARTÍCULOS CULTURA

UN PATRIMONIO RICO Y DIVERSO AL ALCANCE DE UN PASEO

Actualmente, el llamado eje Prado-Retiro nos ofrece una serie de exposiciones para el otoño e inicio del invierno que, sin duda, contribuirán a  corroborar la utilización de esta zona como el núcleo natural y cultural que es. Faraón. Rey de Egipto, Bartolomé Bermejo y Vivarium, a un tiempo y en un paseo.

Los grandes museos y las entidades privadas que se concentran en la zona y que ofrecen ricos programas de exposiciones culturales tienen mucho que ver en que la zona haya sido designada como candidata a integrar la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La propuesta se presentará de forma oficial como Paseo del Prado y Retiro. Paisaje de las Artes y las Ciencias antes del 1 de febrero de 2019, y lo que se exhibe no es un conjunto de edificios, sino un “paisaje cultural urbano en una zona diseñada pensando expresamente en este uso”, como ha señalado el Director General de Bellas Artes y Patrimonio Cultural, Luis Lafuente. 

Recientemente se ha inaugurado la exposición Faraón. Rey de Egipto, que forma parte de un programa conjunto de muestras iniciado en el año 2015, y prorrogado recientemente hasta 2024, entre el British Museum de Londres y la Fundación Bancaria La Caixa, del que ya hemos disfrutado con Los pilares de Europa (La Edad Media en el Bristish Museum), (2016-2017), y Los antiguos griegos: atletas, guerreros y héroes (2017).

Faraón se ha propuesto explorar los deberes de los monarcas egipcios, la simbología que les acompaña y su credo, en un período que abarca aproximadamente desde el 3.000 a.C. hasta la llegada de los romanos en el 30 a. C. Con un planteamiento muy didáctico, se inicia la exposición con una línea del tiempo y una serie de piezas que nos presentan a los faraones con sus atributos de poder y como representantes de los dioses. El recorrido nos permite conocer la organización social del país a través de una serie de secciones dedicadas a Los templos: reyes y dioses, Festividades y memoria, por medio de objetos como relieves, estelas o estatuillas; La vida cotidiana en palacio y la familia, donde descubrimos piezas tan singulares como las losetas del palacio de Ramsés II, de un material cerámico, llamado fayenza, con una capa vítrea que le otorga un particular brillo. Y otras, donde no sólo es protagonista el faraón, sino también los altos funcionarios y el gobierno y de la administración. 

Observamos tablillas grabadas en escritura cuneiforme, que realmente son cartas que hablan de relaciones diplomáticas. Y algunas piezas que son exponente de la consideración obtenida por parte del faraón, como las imponentes figuras de Sennefer (c. 1479-1475 a. C.), una escultura cubo, hecha en una sola pieza y cuya presencia es impactante, o la que presenta al Funcionario de la Corte Senemnut con la princesa Nefereure, de la Dinastía XVIII (c.1472-1458 a. C), que aparece sentada en sus rodillas, pues le había sido confiada su educación. O bien objetos como el arco de madera de un militar, o los fragmentos de relieve de una escena de batalla, del reinado de Mentuhotep II (c. 2055-2004 a. C.), que representan combates cuerpo a cuerpo.  La parte final de la exposición se dedica a la vida eterna y la muerte del faraón, posibilita la contemplación de los ushebtis, cuya misión era servir, realizar las tareas agrícolas en el Más Allá. O de los útiles para el recreo de los faraones, como los bastones arrojadizos, especie de bumeranes, generalmente utilizados para la caza. Todo ello acerca al visitante al poder faraónico del Antiguo Egipto, al tiempo que le permite reflexionar sobre la vida cotidiana de aquel tiempo.

Si cruzamos desde el Jardín vertical de Caixaforum al Real Jardín Botánico, podremos disfrutar en el Pabellón de Villanueva de la exposición Vivarium que, al unísono, presentan Miquel Barceló (1957) y su madre, Francisca Artigues (1926). Es, en este caso, una creación contemporánea que nos sorprende por la unión del universo Barceló, formado por animales, mitos, formas y especies naturales, recreados por Artigues sobre la mancha de acuarela o el dibujo del pintor. Esto es, la combinación de la creación individual y un patrimonio cultural de enorme tradición en la isla de Mallorca. Me refiero al punt mallorquí, aprendido por la artista con su madre y trabajado durante toda su vida, incluso hoy en día a sus 92 años. El punto de partida de esta unión en el quehacer artístico fueron unos dibujos de cefalópodos y, después, las telas pintadas. Sobre ellas, y con aguja de ganchillo (también es factible hacerlo con aguja) se va tejiendo la cadeneta que resalta, que da vida a las formas y a los colores.  

La exposición se denomina Vivarium: Bordados de Francisca Artigues sobre dibujos de Miquel Barceló, y muestra 13 piezas de gran formato y de uso cotidiano: cortinas, manteles, colchas y un tapiz. A ello se unen 30 dibujos originales en acuarela de Barceló, entre los que se incluyen figuras animales y retratos de su madre. Vivarium es el nombre de una inmensa tela (444 x 244 cm) realizada en dos años de trabajo: un tapiz plagado de seres animales y vegetales, algunos motivos mitológicos y ciertos objetos, como una gran tijera, una flecha o un tenedor, en un conjunto en el que todo parece entrelazarse. Una exposición que habla de familia, de tradiciones, de cultura en constante crecimiento, de un hilo extenso que une a madre y a hijo en su quehacer cotidiano.

Al salir del Jardín Botánico, cómo no entrar al Museo del Prado a ver la exposición monográfica dedicada a Bartolomé Bermejo, en realidad Bartolomé de Cárdenas, apodado el Bermejo (h. 1440 – h. 1501), organizada conjuntamente con el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Lo importante de esta muestra es haber reunido, por vez primera, un conjunto muy completo e importante de la obra de su autor de obras que proceden de Estados Unidos, de Europa y de nuestro país. 

Con un sentido cronológico percibimos la evolución del pintor y su contexto, las relaciones con los comitentes y el dominio de la técnica de la pintura al óleo, que le permitía una minuciosidad que deja perplejo al visitante de este espectáculo de color, de oros, de texturas y de reflejos en los metales. Un recorrido a través de creaciones con fondos dorados tardomedievales, entre los que destacan figuras como la de San Miguel triunfante sobre el demonio con Antoni Joan (1468), de la National Gallery de Londres, o el Santo Domingo de Silos entronizado como obispo (1474-77), espléndida obra de la colección del Museo del Prado. Un trayecto a través de obras tan difíciles de ver simultáneamente, como las piezas que formaron el Retablo de Santa Engracia (h. 1472-77) realizado para la iglesia de San Pedro de Daroca, cuya tabla central procede del Isabella Stewart Gardner Museum de Boston. La visita concluye con la contemplación de la Piedad del Canónigo Desplá, ya de 1490, de la Catedral de Barcelona, donde Bermejo se muestra como un pintor innovador de los inicios del Renacimiento y donde profundiza tanto en el retrato como en el paisaje. 

Nada más salir de la Exposición, en la sala de enfrente se puede visitar la exposición La Fuente la Gracia. Una tabla del entorno de Jan Van Eyck, obra datada entre 1440 y 1450, por lo que enlazaríamos con los referentes iniciales de Bermejo. Sin duda, una riqueza patrimonial muy diversa en el cogollo de un gran paseo. 

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