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LA BUENA POLÍTICA ESTÁ AL SERVICIO DE LA PAZ

El título del Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz 2019 es oportuno si pensamos como acabó el mundo en 2018: La buena política está al servicio de la paz. La necesidad de la paz involucra a ámbitos muy distintos. Hace falta una buena política a nivel mundial en relación con los grupos de naciones, pero también a escala nacional, regional o municipal si queremos conseguir la paz a todos los niveles. Hemos iniciado el año 2019 con incertidumbres. ¿Estarán los políticos a la altura que necesitamos? ¿Velan realmente por la paz? El mensaje del papa Francisco se articula en varios apartados sobre los que vamos a ir meditando. 

1. “Paz a esta casa”

Dice el papa Francisco que Jesús, al enviar a sus discípulos en misión, les dijo: “Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa”. Su mensaje expresa que dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo, un ofrecimiento dirigido a todos los hombres y mujeres. La casa mencionada es cada familia, cada comunidad, cada país, cada continente, con sus características propias y con su historia; es sobre todo cada persona, sin distinción ni discriminación. Nos recuerda el papa que tenemos una casa común, el planeta en el que Dios nos ha colocado para vivir y al que estamos llamados a cuidar con interés, hecho explicado en la Encíclica Laudato Si´.

2. El desafío de una buena política

El papa nos plantea el desafío de llevar a cabo una buena política, una idea es aplicable, de lo local a lo global. El problema que tenemos hoy es que cuanto mayor es el ámbito de influencia de un ente político, menos poder transformador de realidades tiene. Pensemos en la Organización de Naciones Unidas, que si bien tiene que existir, ¿es capaz de parar las guerras y la explotación generalizada? Tiene mucha importancia la buena política a nivel municipal, autonómico o nacional. La pregunta es, ¿qué es una buena política? La respuesta sencilla es la que vela por las personas, especialmente por los más necesitados. A nivel municipal, la buena política es la que genera el bienestar, y con ello la paz, de toda la ciudadanía sin distinción ninguna. Nos dice el papa Francisco que “la búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y a la injusticia”. Lo vemos a todos los niveles y es escandaloso. La venta de armas, incluida España, la expoliación de recursos y la ignorancia del cambio climático, tienen relación con las migraciones a las que no damos más solución que la negación del auxilio necesario. Es muy claro el papa cuando dice: La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción, nos manifiesta el papel de la política y, por ello, la responsabilidad que deben tener los que la ejercen olvidando intereses particulares o de partido y pensando en el bien común. 

3. Caridad y virtudes humanas para una política al servicio de los derechos humanos y de la paz

Para el papa Francisco, “la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo. La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad”. La buena política es cercana a la caridad, es decir, al amor. Nos insiste en que el compromiso inspirado en la caridad, es decir, en el amor, tiene un valor superior al compromiso meramente secular o político. Nos preguntamos: ¿inspira el amor al compromiso político? El amor a criaturas, al conjunto de la Biosfera, al otro, aunque sea distinto, al bien común. Dice, más adelante, recordando una frase de Benedicto XVI, “La acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa Ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana”. El edificio de la Ciudad de Dios lo construimos entre todos, y nos recuerda el papa Francisco que es “un programa con el que pueden estar de acuerdo todos los políticos, de cualquier procedencia cultural o religiosa que deseen trabajar juntos por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad”. 

Las virtudes citadas son las que deberían ser el compromiso del buen político e insiste en que cada cita electoral es una oportunidad, “cada renovación de las funciones electivas, cada cita electoral, cada etapa de la vida pública es una oportunidad para volver a la fuente y a los puntos de referencia que inspiran la justicia y el derecho”. España va a vivir esta primavera una verdadera convulsión electoral. Esperemos que los ciudadanos sepan elegir la opción que más beneficios genere para la ciudadanía, especialmente para los más necesitados, y que los políticos piensen en la paz y el bien común. Recuerda el pontífice las “bienaventuranzas del político”, propuestas por el cardenal vietnamita François-Xavier Nguyen Vãn Thuan, entre las que están: Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical. Bienaventurado el político que sabe escuchar. Bienaventurado el político que no tiene miedo.

4. Los vicios de la política

Nos escribe el papa: “En la política, desgraciadamente, junto a las virtudes no faltan los vicios, debidos tanto a la ineptitud personal como a distorsiones en el ambiente y en las instituciones”. Es terrible que se puedan mezclar incompetencias con comportamientos sectarios y corruptos. Hay fariseísmo en política, pero también hay muchos políticos que piensan en la ciudadanía. 

La política es necesaria, la democracia imprescindible, pero necesitamos la buena política expresa que “los vicios de la vida política restan credibilidad a los sistemas en los que se ejercita y a las acciones de las personas que se dedican a ella”. Cuando un partido pierde votos, debe preguntarse por qué ha sido. “La democracia se socava”, por los vicios de la política y, eso es un hecho muy grave, ya que surgen los extremismos. 

5. La buena política promueve la participación de los jóvenes y la confianza en el otro

Nos expone el Papa Francisco que “cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza”. Qué mal ejemplo dan esos políticos que se preocupan solo de los grupos de poder social y económico olvidando el bien común y los derechos de los más débiles. Los jóvenes sentirán un fuerte desapego, cuando no desprecio, y el futuro de nuestra sociedad peligra al no percibir futuro los más jóvenes, o peor, sentir la atracción de lo corrupto porque es la enseñanza que dan los que gobiernan. 

Como alternativa nos indica el papa: “En cambio, cuando la política se traduce, concretamente, en un estímulo de los jóvenes talentos y de las vocaciones que quieren realizarse, la paz se propaga en las conciencias y sobre los rostros. Se llega a una confianza dinámica, que significa yo confío en ti y creo contigo en la posibilidad de trabajar juntos por el bien común”. Hoy se magnifica la desconfianza, nos da miedo el diferente. Es terrible cuando se fomenta la aporofobia y la xenofobia. 

¿Dónde está la aplicación del mensaje evangélico? Una política que favorezca el trabajar juntos, manifiesta el papa: “La política favorece la paz si se realiza, por lo tanto, reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona”. Reconocernos en lo diferente, mirar con la mirada del otro. La aportación colectiva comunitaria para la transformación desde el valor inexcusable de cada individuo, señala el papa Francisco: “Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común, con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales”. Insiste en la necesidad de convertirnos en artesanos de la paz, fomentando el encuentro y alejando el miedo al otro o al diferente.

6. No a la guerra ni a la estrategia del miedo

Una frase esencial de su discurso: “La paz jamás puede reducirse al simple equilibrio de la fuerza y el miedo”. El mundo no debe tener miedo y se infunde miedo de forma continua. El papa Francisco clama sobre el negocio de las armas: “Mantener al otro bajo amenaza sig (…)nifica reducirlo al estado de objeto y negarle la dignidad. Es la razón por la que reafirmamos que el incremento de la intimidación, así como la proliferación incontrolada de las armas, son contrarios a la moral y a la búsqueda de una verdadera concordia”. No podemos mantener al mundo intimidado porque los que se favorecen son los vendedores de armas, mercaderes de la muerte y explica que la proliferación de armas es contraria a la moral. De nuevo, el papa se acuerdo de los desprotegidos y del planeta: “La paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral transmitida por las generaciones pasadas”. Una llamada a la paz. 

7. Un gran proyecto de paz

Al final del documento, el papa Francisco hace una declaración por la paz: “La paz es fruto de un gran proyecto político que se funda en la responsabilidad recíproca y la interdependencia de los seres humanos, pero es también un desafío que exige ser acogido día tras día”. 

La paz como conversión del corazón y del alma: La paz es una conversión del corazón y del alma, y es fácil reconocer tres dimensiones inseparables de esta paz interior y comunitaria: “La paz con nosotros mismos, la paz con el otro y la paz con la creación”. Paz con nosotros mismos, paz con el otro, aunque sea diferente y paz con el planeta. Un gran mensaje que debería ser leído y meditado por toda la clase política. El mundo sería mejor.

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