ACTUALIDAD CINE

EVANGELIZACIÓN E INDUSTRIA DEL CINE

La cuestión del cine como instrumento de evangelización es muy compleja y suscita perspectivas muy diferentes, e incluso opuestas. Entre los que piensan que se trata de ofrecer únicamente un cine de valores humanos y los que proponen un cine explícito y catequizador, se abre un abanico de diversas posibilidades. El objetivo de este artículo no es abordar esa interesante problemática, sino fijarnos en un fenómeno genuinamente norteamericano, pero cuya onda expansiva está llegando tímidamente a España. Nos referimos a la creación, en los últimos años, de productoras centradas en películas cristianas, de evidente intención evangelizadora, y que están teniendo muy buena acogida de público sobre todo en Estados Unidos y América Latina. Además, en algunos casos, dichas compañías son filiales de grandes estudios, como la Fox –ahora propiedad de Disney- o la Sony –la antigua Columbia-.

La peculiaridad de estas producciones es que combinan una narrativa muy comercial y americana, con la explicitud del mensaje cristiano. Es decir, son películas con buenos guiones, ágiles, ricas en subtramas y giros de guion, sostenidas por brillantes interpretaciones, y con una producción muy digna, aunque a menudo algo televisiva. Y a la vez, son absolutamente desacomplejadas al tratar el tema de Dios, la fe o la conversión religiosa.

Un caso emblemático es el de la productora Provident Films, que nace de Provident Label Group, compañía filial de Sony dedicada a la música cristiana, un género muy extendido en Estados Unidos, y con no poca calidad musical. Provident se asocia con diversas productoras evangélicas para lanzar cintas como Prueba de fuego (2007), La fuerza del honor (2010), el documental La canción de nuestra vida (2016) o La canción de mi padre (2018), todas estrenadas en España, y distribuidas por empresas interesadas en cine cristiano como European Dreams Factory o Bosco Films. Por ejemplo, Prueba de fuego y La fuerza del honor se realizaron en asociación con Sherwood Pictures, fundada por el pastor baptista Alex Kendrick y sus hermanos. Ambas cintas exaltan el valor de la solidaridad, de la capacidad de sacrificio y de la disponibilidad de ofrecer incluso la vida por el bien de los semejantes. Ello lo hacen elogiando profesiones de servicio como puede ser la policía o los bomberos.

La canción de mi padre –recientemente bautizada como Si pudiera imaginar-, en cambio, tuvo como partner Kingdom Studios, propiedad de los hermanos Andrew y Jon Erwin, conocidos como los Erwin Brothers, a los que debemos también, por ejemplo October Baby (2011). Los Erwin empezaron con oficios más técnicos de montaje y fotografía, hasta que en 2002 fundaron su propia productora con la que comenzaron haciendo spots publicitarios, videos musicales y documentales. La canción de mi padre está dirigida por los Erwin y se trata de la historia real del cantante y compositor de música cristiana Bart Millard (interpretado por J. Michael Finley), nacido en 1971, y líder de la banda MercyMe. En realidad la película cuenta el origen de la canción I can only imagine, la composición más famosa de Millard. Una canción que nos lleva a la relación de Millard con su padre (Dennis Quaid), un maltratador, un bruto sin empatía, que va a marcar con una sombra pesada la vida de su hijo. Una hermosa historia de redención, de encuentro con la fe, de perdón, de relaciones familiares y un estupendo recital musical.

En October Baby recrean muy libremente un episodio real de la vida de la californiana Gianna Jessen. En 1977 ella nació “por accidente”, ya que fue fruto de aborto “mal” realizado cuando su madre estaba de siete semanas. Gianna padeció muchas deficiencias motoras, superadas gracias al esfuerzo y la oración de su madre y hermana adoptivas. Los hermanos Erwin han cambiado mucho la historia al llevarla al film, pero han conservado los aspectos nucleares, se han inspirado en las propias declaraciones de Gianna e incluso han incluido una canción suya en la banda sonora. En realidad, los directores y la guionista Theresa Preston entrevistaron a muchas mujeres que habían vivido experiencias relacionadas con el aborto, y de todas ellas sacaron ideas que están incluidas en el film. La cinta arranca cuando Hanna (interpretada por Rachel Hendrix, que ya había trabajado para los hermanos Erwin) tiene 19 años y se entera de que sus padres son adoptivos. Comienza un recorrido de descubrimiento e investigación de su propia vida, que le van a llevar hasta encontrar a su madre biológica.

Una historia muy diversa es la de La canción de nuestra vida, que se coprodujo con Hickory films. Es un documental que acompaña a un matrimonio de músicos en la aventura de tener una hija con síndrome Dawn. Aunque el planteamiento es el mismo que la española La historia de Jan (2016), aquí hay una diferencia sustantiva: la fe de los protagonistas, que les lleva a enfrentar los distintos dramas que se presentan siempre desde una hipótesis de esperanza. El matrimonio en cuestión son Rory y Joey, un dúo de cantantes country muy célebre, con grabaciones muy alabadas por la crítica, importantes premios, y con un programa de televisión propio. Un buen día, ante la noticia del embarazo de Joey, deciden tomarse un año alejados de los escenarios para prepararse ante el nacimiento de su bebé, pero descubren que ella está invadida de un cáncer de mal pronóstico. El resultado fue una película fresca y conmovedora sobre el valor de la vida y de la muerte, el sentido del sufrimiento y la alegría de la fe.

Todas estas cintas, y otras, estrenadas en España, han tenido un resultado modesto, pero que indican que sí hay un nicho de público que busca películas que hablen de la fe sin complejos. Detrás están distribuidoras especializadas en películas con valores cristianos, explícitos o no. En el caso de European Dreams Factory, por ejemplo, a películas claramente cristianas como El caso de Cristo, Un millón de hostias, El misterio del Padre Pío, Dios no está muerto o Romero, se añaden otras de profundo valor antropológico como Ayla, la hija de la guerra, ¡A ganar!, Mi nombre es Te Ata, Conducta, Las flores de la guerra o Quédate conmigo. Incluso se han atrevido con películas más arriesgadas como El apóstol, que cuenta la historia de un musulmán francés que se convierte al cristianismo. También han traído a España algunas de las magníficas miniseries italianas de Lux Vide sobre vidas de Santos, -como Santa Bárbara, Bakhita o San Antonio de Padua-, series emitidas después por TRECE, la televisión de la Conferencia Episcopal. 

Por su parte, Bosco Films, una distribuidora más joven, ha estrenado películas del mismo perfil, como los magníficos documentales La isla de los monjes –sobre una comunidad de trapenses-, Dos coronas –sobre Maximiliano Kolbe- o Contemplación –sobre un intelectual que afronta su inminente ceguera-.

También en España tenemos alguna productora que afronta películas claramente católicas como Three Columns Entertainment – Contracorriente Producciones o Infinito + Uno, pero hablar de ellas requeriría un artículo entero.

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