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EL RICO LEGADO DE ANTONIO POVEDANO BERMÚDEZ

Hombre nacido en una familia campesina, Antonio Povedano Bermúdez tuvo que luchar firmemente para conseguir una beca con la que comenzar sus estudios, primero en Córdoba (1940) y luego en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla (1944), para finalizar en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, con la obtención de una beca de El Paular en 1947, una de las más reconocidas para artistas relacionados con el mundo del paisaje.

La riqueza que ofrece su perfil humano y su capacidad creadora, siempre novedosa, le hacen ser merecedor del prestigio que ha alcanzado en el arte contemporáneo. Estas breves líneas definen su polifacética trayectoria. Su rico legado artístico contempla también interesantes manifestaciones en cerámica y vidrio. 

Recordándole en el centenario de su nacimiento, tanto en Córdoba como en Priego de Córdoba, se han celebrado importantes eventos conmemorativos. El catálogo de la exposición Antonio Povedano: creación, identidad, vanguardia, queda como testigo de este homenaje al hombre que formó a tantos alumnos, no solo en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Córdoba Mateo Inurria (hoy Escuela de Artes) desde 1963, sino también, más tarde, en la Escuela Libre de Artes Plásticas de Priego de Córdoba, o en la Escuela de Arte Antonio Povedano (Córdoba), entre otras experiencias.

Es un personaje clave, cuya trayectoria testimonio al acontecer de su época y  que transformó y jugó magistralmente con los objetos que pasó de la figuración a la abstracción constructivista y de ahí a la neofiguración y al rayonismo1.  Convivió con muchas de las grandes firmas del arte y la literatura de la época y supo integrar en su obra, los lienzos, las tablas o los dibujos, carteles (los primeros documentados en 1961), entre los que destacan los de temática flamenca y los de las fiestas de Montilla (años 70 y 80), las estampas, las cerámicas pintadas y, de manera muy destacada, las vidrieras. Sobre ellas han escrito desde los años 80 plumas como la del poeta Emilio Ruiz Parra (1983) y el especialista, doctor en historia del arte y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Frenando, Víctor Nieto Alcaide2.

Su trayectoria artística viene jalonada principalmente por un primer período vinculado al postcubismo, con potentes retratos y paisajes que beben de su maestro: Vázquez Díaz. Sus trabajos de temática taurina o de flamenco, que comparte con otros grandes artistas y amigos coetáneos, como Venancio Blanco, identifican su dilatada carrera, siempre inquieta, buscando incansablemente nuevas manifestaciones creativas y constituyéndose así como un personaje de referencia en el dinámico quehacer cultural de la España de los siglos XX y XXI. Tras sus primeras exposiciones individuales (Priego, 1949), fue logrando mayor reconocimiento en el panorama artístico y, entre sus trabajos más emblemáticos, cabe mencionar el conjunto de lienzos que pintó para la XXIX Bienal de Venecia de 1958, de los que uno de ellos se conserva hoy en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)3. Por otra parte, también hay que destacar las numerosas obras que hizo en pueblos del Instituto Nacional de Colonización y sus exposiciones en Córdoba (galería Liceo) o en Madrid (Fernando Fe o Clan), donde expuso en los años 50 y 60 del siglo XX.

En estas líneas nos gustaría especialmente detenernos en sus vitrales. Los más antiguos se remontan a finales de los años 50 y los últimos se datan en 1999. El lenguaje de la luz y el color toman un especial protagonismo en sus más de 180 ya documentados (15 conjuntos destacados), realizados para edificios públicos y privados, en muchos casos, iglesias, entre las que destacamos la Letanía Lauretana, finalizada 966. 

Su compromiso como artista integral, como muchos de sus contemporáneos, le llevó a integrar en su obra otras manifestaciones creativas vinculadas a las artes decorativas. Así, como hicieran también Javier Clavo, Antonio Suárez, Farreras, José Luis Sánchez, Molezún, Viola o Junquera, entre otros, él también realizó interesantísimos mosaicos y murales cerámicos, especialmente en Córdoba, cuyas obras más tempranas datan de 1956. Destacamos el Apostolario (1968) de 400×800 cm (32m2), en el mismo colegio donde ejecutó la vidriera de la Letania Lauretana, y los tres mosaicos del teatro, la música y la danza (1969-1970) elaborados con el pintor Rufino Martos para el Conservatorio Superior de Música y Declamación (363×200 cm).

El exhaustivo estudio que han hecho sobre su vida y su obra el doctor Manuel Concha Ruiz, Miguel Forcada, Luis Jiménez Martos, Federico Castro Morales, José Marín Medina y sus hijos, entre otros, se ha ido nutriendo con citas de los más prestigiosos críticos españoles (Carlos Areán, Aguilera Cerni, Moreno Galván, Gaya Nuño, Bonet, etc.). Son muy numerosos los artículos en revistas especializadas y en prensa internacional, nacional y local y destacan más de 10 catálogos de exposiciones y monografías que dan fe de ello. En su centenario se le ha recordado con el cariño y el reconocimiento que merece, no solo en Córdoba sino también en Madrid con la conferencia-coloquio que tuvo lugar en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, organizada por la Asociación de Amigos del Museo, el 29 de mayo de 2019. 

A pesar de que el camino recorrido es denso, todavía quedan por estudiar de este artista tan libre en el color, las texturas y las formas, y tan pionero en sus técnicas y materias buscando texturas hápticas con frecuencia (acrílicos, arena de mármol, alcasit…) y en tendencias. Su significativa aportación lo pone cada vez más en valor en el contexto del arte contemporáneo del que es un buen fósil director, como dirían los arqueólogos, del acontecer histórico-artístico de una generación clave. Povedano supo llevar esta vanguardia (desde el cubismo al arte popular) a Córdoba y a su entorno, en un periodo especialmente rico en la creación cultural de nuestro país. 

 

BIBLIOGRAFÍA

1. Areán, Carlos Antonio, Joven figuración en España. Madrid, 1963.

2. Nieto Alcaide, Víctor, Las vidrieras de Antonio Povedano. El lenguaje de la luz. Córdoba, Función P.R A: S: A, 2002.

3. Se conservan obras de Povedano en otros museos y colecciones de Castellón, Alicante, Córdoba, Barcelona, Sevilla, Almería, Jaén y las Islas Canarias. También en Estados Unidos, Uruguay, Venecia, Roma y París.

4. Povedano colaboró también con Carlos Luca de Tena, Gerardo Olivares o Garnelo.

5. Nieto Alcaide, Op. cit., p. 26.

6. Márquez, Francisco Solano Povedano, entre el Cañuelo y Mirasierra (Conversaciones biográficas con el pintor), en Povedano. Cajasur, Córdoba, 1995, pp. 36-38

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