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LOS EFECTOS PSICOLÓGICOS –NEGATIVOS Y POSITIVOS– ASOCIADOS A LA PANDEMIA

La pandemia de Covid-19 está suponiendo un antes y un después en el progreso de la adaptación del ser humano al medio ambiente, en este caso modulado por la adaptación a un ambiente altamente hostil generado por el coronavirus. Nunca antes se había producido un desafío de tal envergadura, con equivalentes dimensiones de devastación y con tantas repercusiones en el comportamiento, la economía y las relaciones interpersonales. 

El gobierno español decretó el estado de alarma y un periodo de confinamiento (del 14 de marzo al 3 de mayo de 2020) en todo el territorio nacional para frenar la expansión del coronavirus y reducir la emergencia sanitaria que en esos momentos se estaba produciendo en nuestro país. Tal confinamiento implicaba condiciones de distanciamiento social, aislamiento en el propio domicilio, limitaciones drásticas de la libertad de circulación de los ciudadanos, y suspensiones de la actividad comercial y educativa; autorizándose únicamente las actividades relacionadas con los bienes de primera necesidad, como las relacionadas con adquisición de alimentos y medicinas, y la asistencia a centros sanitarios o laborales. Posteriormente, incluido el momento actual, se han venido aplicando formas más leves de confinamiento, con limitaciones importantes en las actividades interpersonales, incluida la barrera en las relaciones interpersonales impuesta por el uso generalizado de las mascarillas. 

Aparte de los posibles efectos psicológicos negativos debidos directamente a las condiciones del propio confinamiento, las características de amenaza de la propia pandemia y los múltiples factores asociados cualifican al confinamiento, en sus diversas formas, como una adversidad de elevado estrés psicosocial, en principio de mayor impacto psicológico que los sucesos vitales normativos. Aspectos como la ambigüedad e incontrolabilidad de la amenaza (por ejemplo, el propio coronavirus), su carácter invisible e impredecible, la letalidad del invasor, o la falta de información fiable, pueden generar por sí mismos alteraciones psicológicas relacionadas con la percepción de amenaza de la propia salud personal. Las preocupaciones, miedos y/o ansiedad de las personas confinadas podrían asociarse también a otros factores secundarios, como la salud de las personas queridas, la fatiga pandémica, el posible colapso de la sanidad, los problemas laborales y las pérdidas de ingresos, la expansión mundial del virus y sus consecuencias económicas y sociales, etc.

Algunos estudios preliminares llevados a cabo con población china, así como también estudios con población española y con participantes de otros países occidentales, han puesto de relieve que la pandemia ha ejercido un efecto pernicioso sobre el bienestar emocional, con posible impacto sobre los niveles de ansiedad, estrés postraumático, preocupación patológica y problemas de sueño. Desde el comienzo del confinamiento nuestro grupo de investigación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha venido investigando el impacto psicológico producido por la pandemia de Covid-19 en población española (Sandín et al., 2020a, 2020b). De forma especial hemos investigado el efecto del confinamiento y la pandemia sobre los miedos y otras emociones relacionados con el coronavirus. No obstante, también hemos estudiado el posible impacto positivo del confinamiento, esto es, ver si el confinamiento podría facilitar el desarrollo de fenómenos positivos relacionados, por ejemplo, con cambios en los valores personales o formas adaptativas de interpretar aspectos de la vida personal o social.

Miedos y otras emociones negativas

En uno de nuestros estudios basado en una muestra de 1.161 participantes adultos examinamos la prevalencia de los miedos y preocupaciones relacionados con el coronavirus durante el periodo de confinamiento. Encontramos que los miedos al coronavirus son extremadamente frecuentes, aunque hay diferencias importantes en la prevalencia de unos y otros tipos de miedos y preocupaciones. 

Aislamos cuatro tipos de miedos que denominamos como: (a) miedos relacionados con el contagio, la enfermedad y la muerte (p.ej., miedo o preocupación a que se contagie algún familiar), (b) miedos relacionados con la carencia de productos de consumo básicos (bienes de primera necesidad) (p.ej., temor a que escaseen los alimentos o productos básicos), (c) miedos relacionados con el aislamiento social (p.ej., no poder ver a familiares o amigos íntimos), y (d) miedos relacionados con el trabajo y la pérdida de ingresos (p.ej., perder ingresos económicos). Los 10 miedos más frecuentes se indican en la Tabla 1. 

Como puede apreciarse en la tabla, los 10 temores más comunes se refieren en su mayoría a preocupaciones relacionadas con el contagio, la enfermedad y la muerte debidos al coronavirus. Cinco de los 10 miedos más comunes pertenecen a esta categoría de miedos. Le siguen en relevancia los miedos relacionados con el trabajo y la pérdida de ingresos, y los temores al aislamiento social. Los miedos a la carencia de productos de primera necesidad resultaron ser menos frecuentes. La prevalencia de estos 10 temores era muy elevada, pues entre el 21 y el 49% de la muestra estudiada indicó haberlos experimentado con una intensidad elevada o extrema. Algunos miedos parecen ser especialmente graves, ya que fueron experimentados de forma muy intensa por más del 40% de los participantes. Entre estos miedos se incluyen los temores a la muerte de un familiar, al contagio de algún familiar, a la propagación del virus, y al aislamiento de familiares y amigos íntimos.

En nuestros estudios hemos investigado también cuáles eran las emociones más afectadas por el confinamiento y la pandemia de Covid-19. A este respecto queríamos ver si existía algún perfil emocional relacionado con el impacto del coronavirus sobre los principales estados emocionales negativos: ansiedad, depresión, preocupación, soledad, desesperanza, ira/irritabilidad, nerviosismo, estrés/agobio, e inquietud. Observamos que se producía un perfil en el que predominaban los casos con elevada preocupación, estrés/agobio y desesperanza, y descendían los casos de irritabilidad/ira y sentimientos de soledad. El resto de emociones ocupaban un nivel también elevado, pero en menor grado. Dicho en otros términos, el mayor impacto parecía producirse sobre la preocupación, el sentimiento de desesperanza y el estrés general. El efecto sobre la depresión, la ansiedad y el nerviosismo también era elevado pero en menor grado que para los anteriores estados emocionales. Finalmente, el impacto sobre las reacciones de ira/irritabilidad y los sentimientos de soledad resultó ser más limitado. Estos resultados son importantes pues en general la mayor parte de las publicaciones sobre el impacto emocional de la Covid-19 han aportado datos generales sobre ansiedad y depresión sin contextualizarlos con otros tipos de estados emocionales.

Las mujeres y los jóvenes son más vulnerables

Los resultados proporcionados por nuestros estudios, así como también los reportados por otros autores, muestran de forma consistente que pertenecer al sexo femenino constituye un claro factor de vulnerabilidad (mayor grado de impacto psicológico). La prevalencia de los miedos (en todos los tipos de miedos) fue siempre superior en el grupo de mujeres que en el grupo de hombres. Una de cada dos mujeres indicaron haber experimentado mucho miedo, o miedo extremo, a que muriese (54%) o se contagiase (47.9%) algún familiar, que se propague el coronavirus (46.9%), o no poder ver a familiares o amigos íntimos (45.4%). 

En el grupo de varones, el patrón para estos temores viene a ser de uno por cada tres hombres. En otros casos, la diferencia entre hombres y mujeres es incluso mayor, siendo el porcentaje de mujeres que sufren el miedo en cuestión el doble  o incluso más del doble que el de hombres; por ejemplo, el miedo extremo producido por ver u oír noticias relacionadas con el coronavirus se dio en el 24.8% de las mujeres, mientras que en los varones solo fue del 6.8%.

La prevalencia de miedos o preocupación por el coronavirus también fue superior en los participantes de menor edad. Los porcentajes más elevados se dieron en el grupo de edad de 19 a 30 años, mientras que los más bajos correspondieron a los participantes del grupo de mayor edad (más de 50 años). Estos resultados indican que la mayor edad podría constituir un factor protector del miedo y preocupación por el coronavirus y sus consecuencias. No obstante, en contraste con lo indicado para las diferencias sexuales, las diferencias en función de la edad no son significativas para todos los tipos de miedos, aunque las diferencias se dan fundamentalmente para los 10 miedos más frecuentes, especialmente los relacionados con el aislamiento social y el contagio de la enfermedad y la muerte por el coronavirus. Por ejemplo, el miedo a la muerte de algún ser querido, o  a que se contagie algún familiar, se produce en el 55.9% y 48.3% de los más jóvenes, en contraste con el 30% y 26.7% que se da en el grupo de mayor edad.

Una nota final: también hay efectos positivos

Una de las novedades de nuestra investigación fue observar que no todo el impacto psicológico del confinamiento parece ser de naturaleza negativa. A este respecto, encontramos que un porcentaje importante de participantes indicaron haber experimentado experiencias positivas debidas al confinamiento y a la situación generada por el coronavirus. 

Más de la mitad de los participantes informaron haber aprendido a valorar más las actividades al aire libre. Otras experiencias positivas referidas por más de un tercio de la muestra fueron haberse interesado más por otras personas (36.8%), haber aprendido a valorar más las relaciones personales (36.6%), preocuparse más por el futuro (33.6%), y disfrutar pasando más tiempo con la familia (31.3%). Un resultado importante fue observar que tales experiencias se daban más en las mujeres y en los participantes más jóvenes. Estas experiencias positivas constituyen un fenómeno de gran interés clínico y preventivo de cara a afrontar los efectos psicológicos perniciosos producidos por el confinamiento y la pandemia de Covid-19. 

Referencias bibliográficas

Sandín, B., Valiente, R. M., García-Escalera, J., y Chorot, P. (2020). Impacto psicológico de la pandemia de COVID-19: Efectos negativos y positivos en población española asociados al periodo de confinamiento nacional. Journal of Psychopathology and Clinical Psychology / Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 25(1), 1-22. https://doi.org/10.5944/rppc.27569.

Sandín, B., Chorot, P., García-Escalera, J., y Valiente, R. M. (2020). Impacto emocional de la pandemia de COVID-19 durante el periodo de confinamiento en España: Factores protectores y factores de riesgo/vulnerabilidad. Acción Psicológica, 17.

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