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“LA IT ME DIO A CONOCER UNA REALIDAD DE POBREZA QUE DESCONOCÍA”

En una soleada mañana nos dirigimos a la sede de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, sita en la Avenida de la Palmera, número 24 de Sevilla. 

La Agencia está situada en un precioso edificio, el pabellón de Cuba, que se hizo para la Exposición Iberoamericana de 1929 y nos encontramos con la directora de la Agencia, Mª Luz Ortega Carpio, una mujer joven, llena de energía y pasión por su tarea.

Mª Luz, es Doctora por la Universidad de Córdoba en Ciencias Económicas y Premio Extraordinario de Doctorado, por la tesis Las ONGD en España y su estrategia de acción en Centroamérica. Es autora de la Estrategia de la Cooperación Española en Educación para el Desarrollo (2007), trabajó en la AECID y puso  en marcha el Programa Docentes para el Desarrollo entre el Ministerio de Educación y la propia AECID, así como el Premio Nacional Vicente Ferrer para la incorporación de la Educación para el Desarrollo para la Ciudadanía Global (EPDG) en la enseñanza reglada. 

Ha trabajado en la Dirección General de Políticas de Desarrollo Sostenible (DGPOLDES) en la elaboración del Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012 y en 2018, formó parte del equipo que, desde la Secretaria de Estado de Políticas de Desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, fue el encargado de elaborar el Plan de Acción para la Implementación en España de la Agenda 2030 y el Examen Nacional Voluntario de España ante las Naciones Unidas. La asesoría a organismos internaciones y la administración pública la ha realizado junto a su tarea docente e investigadora pues es Profesora Titular de Economía Aplicada, en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Loyola Andalucía.

Sus trabajos de docencia, investigación y extensión universitaria se han centrado en el campo del desarrollo y la lucha contra la pobreza al servicio de la sociedad civil a través del análisis y estudio de las instituciones y de las políticas.

En la actualidad es directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, organismo dependiente de la Junta de Andalucía, en la Consejería de Igualdad, Asuntos Sociales y Conciliación.

Carmen Azaustre: Mª Luz, con todo este camino recorrido, hay dos palabras que se destacan en tu itinerario vital, educación y desarrollo,  y te pregunto, ¿cómo surge tu vocación a la educación y al desarrollo? 

Mª Luz Ortega: Yo creo que la vocación nace en determinados contextos, que se favorece para que nazca y luego se va construyendo poco a poco.

Cuando miras atrás en el tiempo, buscas experiencias que pueden ser significativas, que te ayudaron a cambiar la mirada,  a tomar determinados rumbos y creo que, en mi caso, en mi etapa universitaria, la Institución Teresiana me ofreció unos espacios de convivencia y desarrollo rural en la zona de Albacete, en Yeste y son esos campos de trabajo en verano los que me llevaron a conocer una realidad de pobreza que yo desconocía, y fui tomando decisiones a lo largo de mi vida de formar parte de organizaciones, de movimientos sociales que querían impulsar esos cambios. Y hablo de finales de los 80. Era el momento de consolidación de la Transición, pero había una efervescencia de movimientos sociales que miraban en aquel momento a países que tenían que salir de una situación de pobreza y de injusticia. Eso lo viví y lo vi en la Sierra de Yeste y aquello, verano tras verano, sí que creo que fue poniendo los cimientos a mi deseo de querer trabajar por conseguir la justicia. Amartya Sen habla de distintos conceptos de justicia  pero, para mí, fue fundamental el ponerme al lado del débil y  luchar por el desfavorecido. En ese contexto nace mi vocación.

C. A. : Y ¿cómo nace?

M. L. O.: De dos maneras: Desde la vida y desde el intento de llevar después el desarrollo profesional a esa vida. Yo creo que eso ha ido de la mano siempre. Es decir, yo participo en movimientos sociales, me pongo a realizar voluntariado en Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo y cuando empiezo a trabajar en la universidad, el que luego fue mi director de tesis doctoral y que ha sido mi tutor y maestro, José Juan Romero, me dijo, “¿tú no estás metida con movimientos sociales? ¿Por qué no haces una tesis sobre esto?”. Y empecé a hacer la tesis sobre el sentido de las Organizaciones no Gubernamentales de Desarrollo para visibilizar algo que existía, pero que nadie conocía. Cuando concluí la tesis y la publiqué, muchas de esas organizaciones me pidieron: “Oye, cómo es”, “por qué no nos explicas”, “qué podemos hacer”, “cómo organizarnos”… entonces, empecé a dedicarme a dar formación, también a dar charlas y así organizamos el Máster…  La práctica sí que me ha ido haciendo ver… Primero, tomar conciencia de que vivimos en un mundo global donde somos responsables de todo lo que acontece, de que tenemos una responsabilidad hacia el otro, no una responsabilidad culpable sino una responsabilidad ética y creadora de oportunidades para otros. Y luego, desde mi espacio universitario, sí creía que era muy importante fomentar esa actitud a través de la educación, porque la educación no es una botella que hay que llenar sino un fuego que hay que encender y encender esa mirada, encender esos valores, acompañar al alumnado en ese proceso… para mí ha sido clave  en esa fase, poder acompañar y orientar a los jóvenes.

C. A: Acompañar ¿a qué?

M. L. O: Acompañar a ese ejercicio de responsabilidad en el mundo que vivimos.  No quiere  decir esto que todo el mundo tenga que dedicarse a trabajar en cooperación internacional pero sí que todo el mundo debe ser consciente del mundo en el que vive y donde todo está totalmente interrelacionado. La investigación que he ido haciendo, la intuición que podía tener en los años 80 o 90, la vida, nos ha hecho ver que esto ha sido así. Cuando Naciones Unidas declara en el 2000 los objetivos de desarrollo del milenio de lucha contra la pobreza, esa declaración va a afianzar todo lo que después será mi trayectoria  de dedicarme a esto. Considero que es muy importante el educar en un mundo globalizado e interrelacionado. Y en eso me he criado y a eso he respondido.

C. A.: Me interesa destacar en tu trayectoria, la colaboración en la AECID con el programa Docentes para el desarrollo. ¿Qué experiencia tienes de este programa? ¿Terminó? 

M. L. O: Sigue, sigue funcionando. Cuando elaboramos el documento sobre la Estrategia de la Cooperación Española en Educación para el Desarrollo en el año 2004 el Gobierno de España y la Cooperación Española se planteaban en ese marco de los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) que no había en España documentos marco que explicaran qué entendemos por pobreza, qué entendemos por trabajar en acción humanitaria, qué entendemos por educación  que marcara las líneas estratégicas de todos los programas a medio y largo plazo. Así, se decide elaborar las distintas estrategias de la cooperación española y en concreto la de Educación para el desarrollo que venía a marcar qué es lo que debemos realizar  aquí en los países donantes, en España, con la ciudadanía, para que esta sea una ciudadanía informada, formada y consciente, responsable del mundo en el que vive y que tenga las herramientas para poder asumir su cuota de responsabilidad hacia otra parte del mundo, el mundo empobrecido.

Durante la elaboración de esta estrategia se determinaba como clave que algunas de estas actuaciones se desarrollaran en el espacio formal, otras, en el espacio no formal y otras en lo que sería lo informal.. Lo informal  recogería todo lo que hacen los medios de comunicación, actividades de tiempo libre, lo que no está reglado…, pero evidentemente en los centros educativos, la educación formal, recoge una formación integral de la persona y  esa formación integral –decía el Informe Delors– debe  cambiar el mundo. Por ello, nos pareció fundamental que, si esa era una responsabilidad de la cooperación, ayudar a  mirar ese otro mundo, también era muy importante el diálogo con el Ministerio de Educación puesto que desde la educación ellos eran claves para poder hacer algo por este cambio. 

La realidad es que en los centros educativos ya se estaban haciendo programas de solidaridad, incluidos en los planes educativos de centro, pero era necesario visibilizarlos y reconocer esa labor docente, por lo que el Ministerio de Educación en colaboración con nosotros convocó un premio que reconoce la labor de esos docentes y, en  ese momento coincidió con la muerte de Vicente Ferrer, y como homenaje a él lleva este título.  Es un premio que se convoca anualmente. Y ese es el origen del programa de Docentes para el Desarrollo que sigue aglutinando a una red de docentes que trabajan estos temas, aunque existen otras redes de docentes en muchas ONG,  tales como  Intermón, InteRed, , Jóvenes y Desarrollo, Entreculturas… pero lo que no existía era una red de docentes promovida desde lo público.

C. A.: ¿Y ese programa sigue vigente?

M. L. O.: Es el único programa que realmente es de la Agencia Española de Cooperación porque todo lo demás era subvencionar, yo creo que la Administración tiene una responsabilidad además de generar cauces. Y además la Agenda de Desarrollo Sostenible, la Agenda 2030, nos habla mucho de trabajar unos con otros,  trabajar en red, crear alianzas.

C. A.: Claro, hacer sinergias de todos los que trabajan en una misma dirección. Y ¿cuál es la situación en la actualidad?

M.L.O.: El proyecto de la Agencia Española continua, yo deje el programa en 2011, volví a la Universidad y ahora estoy en la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

C.A.: Y ¿cuáles son las finalidades de la Agencia Andaluza? No sé si está vinculada a la Agencia Nacional de Cooperación? ¿Qué es lo específico que aporta la Agencia Andaluza?

M.L.O.: El Estatuto de Autonomía de Andalucía recoge entre los principios y valores  el valor de la solidaridad. Y en el articulado del propio Estatuto recoge este principio de solidaridad se debe desarrollar a través de la cooperación al desarrollo. Es decir, estamos respondiendo a algo que viene recogido en el Estatuto más allá del buenismo o del asistencialismo. Es un valor propio de Andalucía, y la Agencia nace con el fin de poder articular, gestionar y coordinar toda esa política de cooperación.

C. A.: ¿Y la política de cooperación qué incluye además de la formación? ¿Incluye la atención a proyectos?

M.L.O.: Tenemos dos grandes objetivos, uno, es contribuir a la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la promoción del desarrollo humano sostenible con enfoque de género en los países prioritarios de la cooperación andaluza y un segundo es conformar una ciudadanía global informada, formada, movilizada y comprometida con el desarrollo humano sostenible a escala planetaria.

C.A: ¿Cómo lo lleváis a cabo?

M.L.O.: Lo realizamos a través de actividades que bien promovemos y ejecutamos directamente como Administración Pública o con la colaboración del conjunto de agentes de la cooperación andaluza. Trabajar con otros es fundamental y el instrumento son los convenios y las subvenciones. Apoyamos así a los Organismos Internacionales, Fondos Municipales de Cooperación, Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo, Universidades…. Esto lo realizamos bien con subvenciones excepcionales o en régimen de competencia competitiva. Precisamente las convocatorias a ONGD y la de universidades se abrieron la semana pasada y está dotada con 19.750.000 millones de euros y 2,5 millones de euros para las universidades, son  convocatorias anuales que tienen varias líneas:  cooperación al desarrollo,  para acción humanitaria, educación y sensibilización a la ciudadanía. Nos encontramos ante dos agentes importantes de la cooperación andaluza las ONGD y las universidades públicas y privadas.

C.A.: ¿Por qué las universidades?

M.L.O.: La cooperación universitaria tiene un papel importante en los procesos de desarrollo, diferente al que pueda realizar una ONGD. Tiene la capacidad de fortalecer el sistema universitario y fortalecer también, desde la universidad, el desarrollo de los países dotándolos de determinadas investigaciones o proyectos de una envergadura que puede hacer un centro investigador pero que no lo puede llevar a cabo el propio país, ni tampoco una ONGD.

C.A.: ¿Existen otras entidades con las que también cooperáis?

M.L.O.: Sí, con organismos internacionales con los trabajamos en alianza para fortalecer aquello que hemos planteado. Trabajamos mucho lo  que es la ayuda de emergencia y humanitaria, porque la emergencia hay que atenderla rápidamente y en los contextos de conflictos es clave intervenir desde la neutralidad y con el objetivo de salvar vidas. Esto lo hacen muy bien los organismos internacionales especializados como pueden ser ACNUR, UNRAW, la propia UNICEF. 

También colaboramos con otros organismos internacionales para afrontar otros problemas que son claves  como la OIT, la Organización Internacional del Trabajo, con ellos  estamos trabajando para eliminar el trabajo infantil en América Latina. Ten en cuenta que somos administración y esto nos faculta para llegar a otros espacios. Y estamos apoyando a la OIT para que acompañe a los gobiernos latinoamericanos para que se doten de normativa para que el trabajo infantil se erradique y se prohíba. Otro organismo con el que colaboramos es ONU Habitat con el que estamos trabajando todo lo que es el desarrollo de la agenda urbana en países en desarrollo, o el PNUD, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo con el que trabajamos la localización de la Agenda 2030 en los países en desarrollo. En concreto con el estamos trabajando en  Mozambique, República Dominicana y Senegal, y con el PNUD también estamos trabajando en Andalucía para dar a conocer en Andalucía la Agenda 2030.

C.A.: ¿Cómo decidís dónde trabajáis y dónde no?

M.L.O: Se decide por el conjunto de Agentes de la cooperación durante las discusiones de elaboración del PACODE, Plan Andaluz de Cooperación al Desarrollo, que se alinea con la normativa internacional y nacional. Toda nuestra actuación  está alineada con la Cooperación Española y con la Cooperación europea y esto lleva a una mejora de la coordinación y la complementariedad. 

Nuestra cooperación es descentralizada, autonómica, no somos el gobierno de España, pero sí podemos hacer cosas que el gobierno de España no puede hacer, porque hay muchas competencias transferidas. Son esas competencias las podemos desarrollar y desde ahí complementar. Podemos apoyar en educación, en salud, esta mañana hemos estado hablando con la Escuela Andaluza de Salud Pública para trabajar en este ámbito. La Escuela Andaluza de Salud Publica, por ejemplo, es un agente clave para la formación en salud. Llevamos décadas realizando formación sanitaria en América Latina y Centroamérica gracias a ellos. Los médicos de aquí han formado a médicos de allí, ha habido intercambios, formación on line… Esta mañana hemos avanzado en una formación que se va a realizar con respecto al tema de las vacunas, la Escuela Andaluza de Salud Pública ha formado al personal sanitario andaluz para el proceso de vacunación a través de una formación  on-line y lo que queremos es poder llevar esta formación a países latinoamericanos.

C. A.: ¿Alguna otra actividad con organismos internacionales?

M.L.O.: Sí, el trabajo que realizamos con la Organización Internacional de Migraciones, para hacer frente a los discursos del odio y desarrollar esa mirada integradora que tienen muchos andaluces. Se ha hecho un estudio sobre cómo nos ven los migrantes a los andaluces y ellos se sienten acogidos, lo que pasa es que a veces las noticias son vender lo negativo y no lo positivo. Somos tierra de acogida, de encuentro.

C. A.: ¿Algo más que quieras destacar?

M.L.O.: Esta Consejería en la que estamos que es la Consejería de Igualdad, Asuntos Sociales y Conciliación es la consejería de las personas, donde ponemos rostro a las realidades, donde la lucha contra la pobreza tiene nombre. Intentamos que todo tenga nombre, intentamos trabajar contra algo que son las mujeres vulnerables, contra las personas más  vulnerables que son los mayores, discapacitados, colectivos en riesgo o que no tienen tantas oportunidades y los menores. Y yo creo que eso es un enriquecimiento mutuo, porque en el fondo el desarrollo acontece en las personas y esa mirada repercute en dar mayor fortaleza a las políticas que se quieran llevar a cabo.

C. A.: Mª Luz,  viendo la vida que has tenido tan intensa de trabajo, de docencia, de investigación, de participación activa y colaboración con las ONGD, ¿cómo has conciliado y puedes conciliar tu dimensión profesional y  familiar?

M.L.O.: Lo concilio desde el momento en que mi pareja, mi marido, trabajamos en un proyecto desde la igualdad, y así lo hemos hecho desde un principio, desde el dialogo, desde el repartir las responsabilidades y asumir la responsabilidad cada uno en un momento determinado y creo que hemos educado a nuestros hijos desde esa responsabilidad.

C. A.: Es que si no es muy difícil. 

M.L.O.: También eliges, yo elijo una persona que va a hacer esto así. Siempre hemos ido de la mano. Siendo conscientes de lo que estaba fuera. Yo creo que la conciliación se basa en el diálogo, en el respeto, en el cuestionar y en el amor. Desde el amor tú construyes absolutamente todo.

Gracias, Mª Luz, por este tiempo que nos has concedido y por esta mirada y ejercicio de solidaridad y responsabilidad que es tu vida.

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