Son las últimas palabras del discurso de António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, en vísperas de cumplirse el primer aniversario del comienzo del conflicto en Ucrania.
En su intervención, 22 de febrero, califica esta invasión como hito sombrío para el pueblo de Ucrania y la comunidad internacional, afrenta a la conciencia colectiva, violación de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho internacional. Alude también a las dramáticas consecuencias humanitarias, quiebra de los derechos humanos e impacto internacional.
Según Guterres, este ataque ruso a Ucrania desafía los principios y valores fundamentales del sistema multilateral, porque “el significado de la Carta es unívoco”. La Carta que nombra proclama que todos los miembros se abstendrán en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado. Dicha Carta, sobre relaciones amistosas, fue aprobada en 1970 y proclama que ningún Estado podrá apropiarse territorio de otro Estado por la amenaza o por la fuerza y la adquisición resultante de la amenaza o uso de la fuerza será considerada ilegal.
Con relación al intento de la Federación Rusa de anexionarse ilegalmente cuatro regiones de Ucrania- Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk y Luhansk, Guterres recordó el compromiso de la Organización “con la soberanía, la independencia, la unidad y la integridad territorial de Ucrania, dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas”.
Después señaló que cuatro de cada diez ucranianos necesitan ayuda humanitaria y destacó el ataque de Rusia a infraestructuras vitales, como son los sistemas de agua, energía y calefacción en medio de este frío invierno y recordó la petición hecha a los Estados miembros de 5.600 millones de dólares para el pueblo de Ucrania que vive el más grande éxodo, ocho millones de ucranianos, después de la Segunda Guerra Mundial. Ayuda necesaria no solo para los desplazados, sino para aquellos que en Ucrania padecen los crueles combates como señala el coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Martín Griffiths, ya que la situación para muchas personas en Ucrania permanece desesperada bajo los incesantes bombardeos a objetivos civiles e infraestructuras.
Respecto a estas ayudas merece destacar la de Cáritas Española, organización de la Iglesia católica, que con el objetivo de responder a una de las peores emergencias humanitarias y la mayor crisis actual de desplazados en el mundo ha movilizado en los últimos doce meses más de cinco millones de euros.
En una declaración de Tetiana Stawnychy, presidenta de Cáritas Ucrania se expresa cómo el apoyo de Cáritas Española está siendo fundamental para atender la emergencia y responder a las necesidades básicas de muchas personas que han tenido que dejar sus hogares “Queremos daros las gracias por caminar junto a nosotros y por acompañarnos”.
Entre los logros conseguidos por la ONU en medio del conflicto, Guterres citó la evacuación de civiles atrapados en la planta siderúrgica de Azovstal y la creación de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, un proyecto que calificó de “importante contribución para hacer frente a la inseguridad alimentaria mundial” y en el que han intervenido junto con la ONU, Ucrania, Rusia y Turquía. Iniciativa que se seguirá apoyando para beneficiar a millones de personas en todo el mundo, especialmente en el Sur Global.
En su discurso alertó de las posibles consecuencias de “un conflicto en barrena” y del grave peligro que nos acecha ante la irresponsable actividad militar en torno a la central nuclear de Zaporizhzhia y felicitó al Organismo Internacional de Energía Atómica por mediar entre las partes “para garantizar la seguridad de la zona”.
Constató en su discurso las amenazas implícitas del uso de armas nucleares y expresó que “el denominado uso táctico de armas nucleares es totalmente inaceptable […]la guerra no es la solución. La guerra es el problema”.
“Es hora, dijo, de dar un paso atrás desde el borde del abismo. La complacencia solo profundizará la crisis al mismo tiempo que erosionará los principios compartidos en la Carta”.
Hacemos nuestro el llamado de Guterres al concluir su discurso, en este aniversario:
“Los ucranianos, los rusos y otros pueblos necesitan la paz. Aunque hoy las perspectivas puedan parecer sombrías, todos debemos trabajar sabiendo que una paz auténtica y duradera debe basarse en la Carta de las Naciones Unidas y en el derecho internacional. Cuanto más duren los combates, más difícil será esta labor. No tenemos un momento que perder”.
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