LITERATURA

EL YO CONTIENE MULTITUDES

Do I contradict myself?

Very well then I contradict myself,

(I am large, I contain multitudes)

Walt Whitman

 

Toda biografía es una arqueología de huellas del pasado. Toda biografía es una arquitectura de elementos heteróclitos, mientras vivimos.

Escribo sobre Annie Ernaux, la flamante premio Nobel. Esta escritora da para muy abundante reflexión, y provoca sin cesar titulares de prensa, como el que pongo de encabezamiento arriba que es una idea intelectual y afirmación clave de ella.

Un triángulo esencial para su tratamiento: es una interesante autora, es una interesante mujer, y es un nombre de rabiosa actualidad en el marco de nuestra contemporaneidad.

A la sombra del premio nobel, Annie Ernaux

La influencia mediática (televisión, radio, prensa) en el campo literario ha originado una mitología en torno a los escritores, especialmente en el país vecino, Francia.

Una buena muestra es el caso de Annie Ernaux (recién nominada al premio Nobel). Los medios la favorecieron con una buena recepción de su obra desde sus comienzos. Así, fue su aparición en 1984, en el célebre programa literario de la televisión Apostrophes, dirigido por Bernard Pivot. Una especie de entrada ya al Olimpo de las Letras, que la hizo ya famosa desde los años 80.

Con cierto aire francés, con cierto aire proustiano (Á l’ombre des jeunes filles en fleur) celebro a la escritora francesa Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940) flamante premio Nobel 2022.

Annie Ernaux, en siete claves

¿Qué sé yo sobre Annie Ernaux? Me pregunto al modo de Montaigne, con su interrogante que dio pie a la famosa colección de libros Que sais-je?. Dibujo a Annie Ernaux a base de unas cuantas pinceladas:

Es una escritora de origen obrero. Una autora de clase baja o clase humilde, como se decía antes.

-Es una escritora bourdiana. Me refiero al sociólogo francés Pierre Bourdieu, ya un clásico de la sociología del siglo XX, con el que tuve el honor de estudiar e investigar en París, en el Centre de Sociologie Européenne (EHESS). La escritora no olvida su origen de clase y relata la Francia de los perdedores. Annie Ernaux estima que la escritura es lo que ella puede hacer mejor como acto político. Su obra La vergüenza describe los elementos que distinguen a las clases sociales. La influencia de la obra de Bourdieu le hizo analizar y dar nombre al malestar que siempre invadían sus recuerdos de infancia y juventud.

El “yo es un lugar”, afirma la escritora, va más allá de ella. Annie Ernaux se propuso vengar su clase, rescatar a la gente común, lo popular, su habla, lo que no tiene lugar en el molde literario dominante, producto de otras clases sociales.

Rebelde/sincera. Annie Ernaux ha escrito con coraje la crónica de la sociedad donde vivió y vive. La escritora declara en la actualidad: “Me enfurece cómo ha crecido la desigualdad. Escribir me ayuda a experimentar la realidad”.

-Una escritora feminista. Su escritura sobre la experiencia femenina causó que la tomaran y desvalorizaran como una escritora menor, de temas menores, por ejemplo, el aborto. El acontecimiento, llevado al celuloide en 2021.

-Una escritora marcada. Además, de por esos temas anticanónicos, marcada por el sentimiento de indignidad o, subrayado, de no merecer el éxito, de no merecer los premios. Este es un claro síntoma de la dominación masculina que diría Pierre Bourdieu, y que tan analizado ha sido por la sociología de género. Es lo que llamamos las estudiosas de género, el síndrome de la impostora.

-Es una escritora anticanon. La escritora mezcla los géneros, los descompone, hace saltar sus límites. Ella es más que novelista, ella es otra cosa, es algo menos y algo más. Ernaux es un mentís a los géneros canónicos. “Ver para escribir es ver de otra manera”. Ahí está a su servicio la sociología, la historia, que ella destila en un estilo propio, que rompe tópicos y lugares comunes literarios.

Una muestra de su escritura. Fragmento de su obra Los años, calificada por la crítica como una de sus mejores.  “Se desvanecerán todos de golpe, como ha sucedido con los millones de imágenes, que estaban tras las frentes de los abuelos muertos hace medio siglo, de los padres, muertos también ellos. Imágenes donde aparecíamos como niñas en medio de otros seres ya desaparecidos antes de que naciéramos, igual que en nuestra memoria están presentes nuestros hijos pequeños junto a nuestros padres y nuestras compañeras de colegio. Y un día estaremos en el recuerdo de nuestros hijos entre nietos y personas que aún no han nacido. Como el deseo sexual, la memoria no se detiene nunca. En pareja muertos y vivos, seres reales e imaginarios, el sueño y la historia”.

He venido a vengar mi raza, a vengar mi sexo

Una voz radical al modo bíblico casi siento hoy sus palabras. “Yo he venido a vengar mi raza a vengar mi sexo” (discurso de aceptación del Premio Nobel, 7 de diciembre 2022).

Cuando ella dice raza, habla de clase social, de su familia de origen, no su familia de adscripción, por utilizar terminología sociológica, ciencia de la que ella se ha nutrido y a ambas nos entronca con el clásico de la sociología contemporánea, el impar Pierre Bourdieu. A ella como lectora, a mí como investigadora de sociología en París. Annie Ernaux cita profusamente a este maestro mío, y suyo.

Tanto por familia de adscripción, la que se adquiere por matrimonio (su esposo, un profesional) como por su propia profesión, catedrática de literatura, la nobel pasó a ser “Otra”. Según ella, fue su raza la que le dio la suficiente fuerza y cólera para hacerse un lugar en la literatura.

Una literatura que le dio, ahora sí, acceso a otros mundos y otros pensamientos, incluso el de “rebelarse contra ella” y contra ellos. De ahí que se una al movimiento de los chalecos amarillos y otras tantas contestaciones sociales.

Vengar a las mujeres

En efecto, y con justicia, la obra de Annie Ernaux ha encontrado un enorme eco en las mujeres, en la causa justa que sin duda es el feminismo, bastión contra la atrocidad del sistema patriarcal siempre atento a la “vigilancia del cuerpo” de las mujeres, a su sometimiento, a la policía de las mal llamadas costumbres.

Cómo no citar el martirio de la joven Masha Amini, torturada en una comisaría hasta la muerte por llevar el velo mal puesto. A esta joven le he dedicado mi poema Sombras sonoras. Su muerte ha levantado un clamor mundial contra la injusticia de su caso y contra el sometimiento, casi esclavista, de las mujeres en muchas áreas del planeta Tierra.

La obra de Annie Ernaux

Pasando al territorio literario, la escritora denuncia cómo, para los intelectuales masculinos, los libros escritos por mujeres simplemente no existen, nunca los citan. Pensar en el genérico escritor o en la etiqueta literatura siempre suscita mentalmente un hombre.

De ahí que, sintomáticamente, se ha creado una nueva etiqueta literatura escrita por mujeres. Atención no existe la misma para hombres. Ellos son el total el universo colofón: el mundo aún sigue estando fuertemente vertebrado por género incluso el refinado y liberal mundo de la alta cultura.

La clase social un lugar difícil

Ese es el titular elegido, pero podría decir un lugar de choque externo e interno, un lugar de gran complejidad biográfica para la persona, casi siempre mantenido sotto voce.

No vivimos en un sistema de castas como en la India, pero sí, en un sistema social estructurado de clases. Existe lo que se ha llamado el ascensor social de la educación. La gran movilidad social ascendente que la educación ha tenido en España (miles de páginas escritas desde la sociología de la educación he escrito junto a otros muchos colegas, estudiando ese fenómeno). No obstante, la desigualdad social es sin duda un fenómeno social de facto en nuestras sociedades democráticas, como también lo han sido las revoluciones igualitarias a golpe de decreto, violencia y muerte, que han recorrido el mundo.

Heredera y herida

La premio Nobel tiene en sí esta doble personalidad de heredera y herida que provoca interés en general y un intenso malestar en ella que convierte en literatura. Un sufriente conflicto que es un buen campo abonado para la creatividad, para hacer florecer mil rosas si se tiene el talento y los medios oportunos. La herencia es la alta cultura que conquistó con sus estudios superiores y su desempeño profesional.

A ella la herida se la produjo su padre, su madre, su medio social ¿pero solo esto? Tal vez allí había algo más que tiene que ver con la falta de amor en la infancia, lo que yo llamo capital afectivo, que sumo a los cuatro capitales que contempla la obra de Pierre Bourdieu (capital económico, social, cultural y simbólico).

Esta encrucijada biográfica clave la he documentado e investigado en mi obra Herederas y heridas (mujeres élites profesionales).

Quien tiene amor en su infancia tiene una cuenta en Suiza, por así decirlo, que lo blinda contra toda desigualdad y adversidades de la vida. Y lo que es mejor, lo libra de todo resentimiento y complejo. “Nadie es más que nadie” decía Don Quijote. Y vive bajo la buena estrella que dijeran nuestros impares Cervantes, Alonso Quijano y Don Quijote.

He conocido muchos casos de ascenso social sin herida. Muchas veces aupados por un capital emocional grande. Tenían el amor de su madre. Más que toda la herencia es, por ejemplo, el inmenso amor de una madre que recibe un hijo único, bien criado en un capital emocional que lo blinda contra todo mal y lo lanza a la conquista de la vida y del mundo.

Otro testimonio. Recuerdo una joven estudiante brillante que le pregunté:

¡Qué buenas notas! y ahora ¿qué vas a hacer, por dónde vas a seguir, vas a ir a la universidad, vas a Madrid?

Me dijo sin gran énfasis, sencillamente: “No, no voy a ir a la universidad, no voy a seguir estudiando”.Podrías tener becas, le dije yo.  “No, es que si hiciese eso me haría muy distinta de mi gente, de la gente que trato, me separaría de ellos, y yo quiero estar con ellos”.

Esta es la complejidad del mundo social, la misteriosa naturaleza humana, el diamante de veinte caras que somos, y los infinitos caminos que recorre una persona, antes de que se le pueda llamar tal. Como dice la famosa canción de Bob Dylan, ya se sea un hombre o una mujer: How many roads must a man walk down, before you call him a man?

Un singular fatum: Annie Ernaux ha hecho de su herida su triunfo.

Comments

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Más Información

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Close