Las Poderosas Teatro, es la historia de cinco mujeres guatemaltecas que lograron ponerle cara a la violencia gracias al teatro, utilizándolo como herramienta de sanación, transformación y sensibilización.
“Nuestra vida, sí estuvo tocada por la violencia, pero ya salimos con nuestra fuerza y nuestras debilidades… Y con el tiempo, nos dimos cuenta de que la violencia sigue de manera constante sobre la mayor parte de las mujeres guatemaltecas y sobre nosotras también, en formas más sutiles, pero no menos destructoras que los golpes. Así que nos decidimos a hacer teatro para sacudirnos las trampas que nos pusieron, para compartir caminos y reírnos en la cara de algunos fantasmas que todavía quieren perseguirnos, y quitarnos para siempre el cartelito que nos quisieron poner de víctimas. Porque se equivocaron las personas que trataron de ubicarnos ahí. Nosotras, como muchas, somos amigas y poderosas. Queremos dar a conocer nuestra obra, porque allí está nuestro arte y nuestra historia de vida de mujeres. Y nuestra historia como grupo”. (Obra teatral Las Poderosas)
Cada una de las mujeres que conforman este grupo teatral son supervivientes de la violencia de género. Sus historias parten de sus caminos de vida, de sus propios cuerpos, de su propia palabra, en un largo proceso de investigación personal para la creación artística y donde lo biográfico se cruza con la ficción para alumbrar el camino que han recorrido como mujeres.
Han recorrido ciudades y comunidades de Guatemala, les han invitado a festivales en Honduras, Nicaragua, México, Venezuela, España… para representar sus obras que denuncian problemas estructurales como la desigualdad, la impunidad, la violencia, el feminicidio, el machismo en las instituciones… su lucha las ha convertido en referentes en América Latina y España, donde han venido en el marco del Convenio de las ONGD InteRed y Aieti con la financiación de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) en la temática de derecho a una vida libre de violencias.
Las Poderosas Teatro nacen en el 2008 y las actrices son mujeres de las propias comunidades mayas, xincas y mestizas a quiénes el teatro ha transformado sus vidas de víctimas a sobrevivientes y luego a agentes de transformación, porque desde 2011, convertidas en asociación no lucrativa y social, imparten talleres de formación para compartir con otros colectivos y organizaciones de mujeres, cómo el teatro puede ser un instrumento para la sanación y fortalecimiento personal, además de sensibilizador y concienciador de la sociedad contra la violencia hacia las mujeres.
Es llevar la disciplina teatral más allá de lo artístico para dotarla de un sentido social, también al finalizar cada función, dialogan con el público sobre la violencia y la necesidad de salir de ella para la construcción de una sociedad en igualdad y libre de violencia. Y esa conciencia social y sentido comunitario fue la esencia que hizo que la Cooperación Española apoyara esta iniciativa, a través de su Centro Cultural de España en Guatemala, cediéndoles un espacio para desarrollar su trabajo.
Estas mujeres que un día decidieron unirse para luchar contra la violencia de género, hartas de sufrir golpes psicológicos, físicos, económicos… tras terapias previas, consiguieron integrar y curar sus heridas recitando sus historias y asumiendo el reto de compartirlas con el público a través del teatro. Entre sus objetivos está el empoderamiento personal de las mujeres que transitan desde el silencio, a poder hablar en público y ser lideresas comunitarias; la construcción de la autonomía, que transita del pedir permiso a ejercer el liderazgo comunitario; y la respuesta del público y, de cómo este identifica cada una de las escenas desde las temáticas vivenciales que se presentan en las obras.
Las mujeres que han pasado por sus talleres hablan: “Yo denuncio para sanar. Para compartir y apoyar y que no les pase a otras mujeres”; “Soy la que me amo, la que es fuerte, la que se levanta cuando la derriban, la que es firme y pelea la batalla a pesar de los golpes de la vida. Tengo esperanza y fe”; “La vida es buena y mala, el dolor no se puede evitar, pero el sufrimiento es opcional, podemos decir esto me pasó… adelante, soy una mujer con valores y ahora hago con mi vida lo que yo quiero”.
El teatro es terapéutico y ayuda en la curación y sanación de mujeres que sufren violencia de género para la mejora de la calidad y transformación de sus vidas. Es un proceso creativo basado en la escucha, la confianza, el respeto y el compromiso. “No hablar de lo que pasó, pero sí de lo que viví. Que otras mujeres lo escuchen, que sepan que se puede salir… Y seguir”.
Entrevistamos en su gira por España a Lesbia Téllez, coordinadora de Las Poderosas y a Telma Sarceño, miembro del grupo.
El origen de las poderosas en Guatemala
Telma: Todas llegamos a CICAM (Centro de Integración de Mujeres Maltratadas de Guatemala) con deseos de que nos dieran ayuda. Cada una llegó con diferentes necesidades y nos requerían realizar cinco terapias personales y cinco grupales de apoyo psicológico y emocional. A partir de ahí, nos conocimos y mejoramos nuestra situación. Marco Canale, director teatral, nos propuso hacer teatro, y nos gustó.
Lesbia: Nos propusieron participar en una pequeña obra de teatro para mostrar los diferentes tipos de violencia y cuando estrenamos nos dimos cuenta del impacto del teatro porque al terminar la obra se levantó un hombre y llorando dijo: “esto era lo que sufría mi madre y yo ya no quiero seguir siendo violento”. Las mujeres nos paraban y decían: “yo también quiero salir de la violencia, qué tengo que hacer”. Las mujeres se identificaban con esa obra y fue lo que nos motivó a seguir actuando. El objetivo del por qué nos unimos y decidimos trabajar es por apoyar a otras mujeres, y eso, hasta el día de hoy, es lo que nos sostiene. Llevar nuestro mensaje, llevar luz y esperanza, compartir nuestra experiencia y el proceso que vivimos.
Nacieron en el 2008 y en talleres formativos replican su experiencia y metodología
Telma: Replicamos en talleres porque si a nosotras nos funcionó, tiene y debe funcionar con las demás. Poner nuestra vida en las tablas daba resultado y nos daba alegría y satisfacción por el hecho de expresarlo a nuestras familias y comunidad. Cambió mucho nuestra situación al poder expresar lo que sentíamos. Marco Canale creó la metodología para los talleres con juegos y dibujos.
En qué medida transforma la vida de las mujeres con las que se trabajan estas técnicas teatrales para salir de las violencias.
Telma: Hemos tenido muchas experiencias porque de cada taller sale un resultado que es una pequeña obra de teatro. La metodología es escribir historias de violencia que suceden en su comunidad; a partir de ahí, realizamos un guión y después lo representamos.
El logro es poder hacerlo paso a paso, desde los juegos, dibujos, escritura, dinámicas, desde la formación en género, en nuestros derechos, en técnicas teatrales… es desde ahí, desde donde se crea la obra. Es lo maravilloso de nuestro trabajo y es lo que nos mantiene por tanto tiempo.
¿Cómo reciben las mujeres el proceso teatral en los talleres?
Lesbia: Tenemos dos tipos de talleres, uno de creación de teatro comunitario que es con el que empezamos a replicar con lideresas.
A lo largo del tiempo se han ido incorporando nuevas técnicas y herramientas, como la teatroterapia para el abordaje de las emociones, la sanación personal y el empoderamiento, dirigida a mujeres sobrevivientes de violencia. Los dos talleres llevan un proceso de reconocimiento de las violencias ¿de dónde vienen y por qué? y de un proceso de generación de confianza porque no es fácil hablar de la violencia.
Entender las causas, sin sentirnos culpables, para pasar a la dramaturgia donde está implícita la investigación colectiva.
¿En el escenario de dónde os viene esa fuerza y empoderamiento?
Telma: Nosotras mismas no lo percibimos y creo que la fuerza nos viene del querer decir que “sí, se puede salir de la violencia” porque nosotras vivimos muchas violencias, muchos sufrimientos y el hecho de poder denunciarlo y decirlo, eso es lo que nos da la fuerza: “esto es lo que me está pasando y que ya no pase más” y la respuesta del público me conmueve y pienso: “ella ya se enteró de que está siendo violentada y que puede salir de eso”.
Lesbia: La fuerza nos viene de ese motor que nos une, ese deseo de compartir nuestra metodología y que las mujeres puedan salir de la violencia; que a través de estos procesos, aprendamos a tener herramientas y cómo defendernos y hacer valer nuestros derechos.
¿Por cuánto tiempo Las Poderosas, cómo veis el futuro?
Lesbia: En esta gira en España, decíamos a las jóvenes que es el momento de que ellas retomen y se sumen a Las Poderosas. Desde 2013 somos una asociación debido a la magnitud del proyecto, y nuestro deseo es llevar esta metodología, estos procesos de fortalecimiento y sensibilización a través del teatro.
Deseamos crear el movimiento de Las Poderosas. En el mundo hay grupos que siguen trabajando, y que se crean otros nuevos en diferentes lugares como grupos autónomos de ayuda, con las herramientas que ofrecemos.
Crear red y alianzas con las organizaciones para que podamos seguir avanzando.
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