ENTREVISTAS

ENTREVISTA A PAULA ORTIZ ÁLVAREZ. DIRECTORA DE CINE

“TERESA DE JESÚS ES TAN FASCINANTE QUE PODRÍA HABER HECHO MÁS PELÍCULAS DE ELLA” 

Paula Ortiz Álvarez, Zaragoza 1979, ha llevado al cine la parte más compleja de Teresa de Jesús, sus dudas. “En la contradicción está la ganancia”, dijo la santa y doctora de la Iglesia. La cineasta se ha inspirado en la obra de Juan Mayorga y en el libro de la vida de la propia Teresa. No es la primera vez que se ampara en clásicos. Ha terminado el rodaje de Hildegart sobre la figura de la controvertida Hildegart Rodríguez Carballeira y su madre Aurora.

Lourdes Durán: Usted estudió Filología clásica. ¿Qué le ha llevado al cine?

Paula Ortiz: Desde la adolescencia fue el cine lo que me provocó los estímulos más intensos, pero ¡claro! vivo en Zaragoza y no había escuelas de cine. Es verdad que cuando era joven sentía curiosidad por muchas cosas distintas. Al principio quería hacer ciencias puras, física, y había áreas del conocimiento que me interesaban. En el cine, encontraba el vehículo más intenso y evocador, pero fue después de estudiar Filología cuando acabé derivando en el cine, en la parte más pegada a la literatura: el guion. La beca que tuve del ministerio me permitió que pudiera hacer estudios en Estados Unidos, en las universidades de Nueva York y Los Ángeles.

L.D.: Toca todas las teclas: producción, guion y dirección. ¿Es por economizar recursos o por falta de confianza?

P.O.: Ojalá me fiara. No hay tantas opciones. Realizar proyectos personales no entran en las grandes productoras. La autoproducción es costosa y sobre todo lenta. Mi ilusión sería no producir. Es un trabajo muy difícil. Sí, efectivamente, es una cuestión de aminorar gastos.

L.D.: Y apoyada por los textos o referencias clásicas: Lorca, en su película La novia, Hemingway en Al otro lado del río y entre los árboles, y ahora Teresa con adaptación libre de La lengua en pedazos, de Juan Mayorga y El libro de la vida de santa Teresa de Jesús.

P.O.: Si bien es cierto que la primera película mía es un guion original, hay algo que a mí me apasiona más en los textos clásicos, porque he navegado mucho en sus aguas. En España hay algo que asusta de esos textos. Me preguntan por qué, y yo contesto, ¿por qué no? Son textos inagotables. Por eso, el tiempo y el espacio históricamente les coloca en un lugar que en cada generación admite nuevas lecturas. Hay semillas muy poderosas. Hay algo muy interesante en la traducción a la experiencia cinematográfica que en otras cinematografías del mundo anglosajón las tienen interiorizadas. No existen esos prejuicios hacia sus clásicos como ocurre en España.

L.D.: ¿Por qué cree que ocurre?

P.O.: En la cultura española, en particular en las artes narrativas, se afianza en unos códigos muy románticos, y me refiero al romanticismo, del yo que tiene que hablar de manera original; yo no siento que tenga que ser yo, puedo ser traductora de otras voces. También hay algo en los códigos realistas más que en los códigos más fantásticos y eso hace que nos alejemos de otro tipo de literaturas.

Y luego hay algo en nuestra cultura que sacraliza los textos del canon, los grandes textos. Todo el mundo hace un Shakespeare en su barrio en Inglaterra, y puedes hacer un Hamlet en un sótano, y aquí hay más miedo a tocar, a introducirte a bucear con estos materiales. Me sorprendió cuando rodé La novia, y me preguntaban ¿por qué Lorca? ¿Por qué no? Esa pregunta no debería existir. No se ha llevado al cine apenas a los clásicos.

L.D.: Teresa de Jesús sí ha sido una mujer visitada en el cine. ¿Qué aporta su Teresa, cómo se ha acercado a una persona tan poliédrica?

P.O.: Para mí Teresa es una de las personalidades, de las figuras del pensamiento occidental de una envergadura muy grande como poeta, pensadora, política. Comenzó una reforma de los códigos, de las estructuras de su sistema. Imaginaos a alguien hoy diciendo que las reglas actuales no funcionan. La envergadura de su figura en su encrucijada histórica, en la propia contrarreforma. Ella ejemplifica las grandes luchas espirituales de las que somos hijos, biznietos, y que son la raíz de la cultura europea. En la propia escisión entre católicos y protestantes está el germen de lo que somos. Una mujer en tensión y autocuestionamiento permanente y con una imaginación portentosa, con una capacidad de expresión muy fina. Es una de las grandes plumas de la literatura española. Cervantes y Teresa de Jesús.

L.D.: ¿Incluso por delante de san Juan de la Cruz?

P.O.: No hay porqué competir. Es cierto que como poeta pocas veces he sentido lo que he sentido leyéndole a él. Teresa, que tiene una obra perfectamente dialogable con la de san Juan, además es muchas más cosas, es poliédrica, contradictoria, es muy potente. Hay muchas Teresas: política, la bisagra de muchas cuestiones, hay una Teresa teóloga, que no en balde es doctora de la Iglesia, y lo digo desde una persona que no participa de la fe católica, pero tengo absoluta fascinación por ella. Caben muchas lecturas y Teresas posibles. Yo podría hacer más de una película de las distintas Teresas. Cada generación provoca Teresas distintas. La de Josefina Molina es más una recuperación histórica, la de Ray Loriga es una reivindicación muy física de la mística. La nuestra se canaliza con el texto de Juan Mayorga. Él siempre hace debates platónicos. Una mujer en duelo de vida, dialéctico, que duda. Es una mujer movida por sus dudas, con la contradicción de ser una mujer de fe.

L.D.: ¿Cómo puede llegar, en una sociedad tan polarizada que parece no dudar nada, un personaje como ella?

P.O.: Yo la veo más universal. A mí me sorprenden las respuestas que son muy plurales al ver la película, muchos que no la conocían. Se sorprenden. Todo lo que dice en la película lo dice ella, y el inquisidor también. La gente se queda apabullada. Y es solo una de las vías de aproximación a ellas. Luego hay algunas personas que no quieren el cuestionamiento. Si hubiéramos hecho un biopic al uso pues sería más fácil, pero creo que hay que hacer este tipo de cine. Es cierto que estamos en un mundo que quiere una salida clara y unívoca. Teresa provoca muchas cosas. La realidad es que no es película de mucha audiencia, pero a quien llega, llega mucho.

L.D.: Además con la inmensa Blanca Portillo. Pienso en Inma Cuesta también. Hay directores reconocidos por su trabajo actoral, otros por sus guiones. ¿Cuál sería su ambición cinematográfica?

P.O.: Soy muy ambiciosa. Intento trabajar todos los lenguajes con mucha intensidad, montaje, guion, música y fotografía. Y el trabajo con los actores es la sangre de la película. Sin el trabajo con ellos, no hay nada.

L.D.: Muchos estrenos suyos a la vez. Y además, ya rodada la película de la activista y abogada Hildegart Rodríguez.

P.O.: Ha sido una mala pasada la coincidencia en el tiempo de la pandemia y también que he sido madre y, eso en trabajos como este, es muy difícil. No he rodado más porque soy madre y pertenezco a una familia trabajadora.

L.D.: ¿Vive un momento estelar el cine de mujeres en España? ¿O lo ve como algo anecdótico, o es que las mujeres están tomando las riendas?

P.O.: Espero que no sea una tendencia. Es un trabajo y el resultado de un movimiento latente de muchas mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Las artes representan una cosa que es costosa de hacer y se ve tarde porque requiere de recursos. Cuando estudias el centro de la lucha de las mujeres, ves que en esos campos ha sido muy difícil. Es reflejo de lucha, mucho esfuerzo, de ir ganando un terreno que nos corresponde por ser la mitad del mundo, pero es verdad que, en esta última generación en el cine, que, además es un arte económicamente muy costoso, que escribas un libro, un cuadro, vale, pero que alguien ponga millones en tu proyecto no es fácil, porque sigue habiendo una desconfianza hacia nosotras.

Ver cada vez más películas dirigidas por mujeres es fruto de mucho tiempo, y espero que sea un movimiento de onda expansiva, y venga a quedarse y a recuperar territorio propio. Decir también que se nos ha dejado entrar en proyectos con unas características muy determinadas. ¡Sigue sin haber una mujer como Bayona, con mi respeto absoluto a él y mi admiración!

L.D.: ¿Hay una huella? ¿Se nota la mirada si es la de una mujer?

P.O.: Depende. Inevitablemente cargamos con una constitución genealógica. Cuando he sido madre he sentido cosas que desde mi juventud no son así. Cuando mayor me hago, más feminista me hago. Porque me doy cuenta del papel de las mujeres, de lo que significa, y eso te coloca en otro sitio, en sensibilidad y arrastra en una genealogía distinta. Lo que pasa es que a mí me resulta peligroso que la mirada de las mujeres implique un intimismo, y no otras cosas. También puedo explorar otras cosas.

L.D.: ¿Es oportuna esta Teresa tuya en una España de censura, donde surgen nuevos inquisidores?

P.O.: Es cierto que todas las épocas tienen sus sistemas de represión y control. Pero claro hay épocas y épocas. Ahora suceden cosas que son impensables y se están diciendo y asumiendo con normalidad. Y eso es muy peligroso. Juan Mayorga dice que conviene preguntarse por la verdadera naturaleza del inquisidor. Él habla de que, en última instancia, todo sistema represor, toda persona represora alberga la docilidad dentro, y toda persona dócil es plausiblemente un inquisidor.

Todo se reduce a las cuestiones de la esencia de la raíz, de la actitud, del pensamiento, de la educación. Si hacemos una sociedad con una educación fuerte, de gente no dócil, crítica, no será represora, se pondrá en el lugar del otro. Las políticas, las culturas de cancelación son peligrosas, en los dos sentidos. Debería ser impensable el acto de cancelación como acto filosófico, ético y cultural. Y yo pensaba que lo era. Y vemos que no y es terrible.

L.D.: ¿Podría contar algo de su Hildegarda? ¡Vaya jardines en los que se involucra!

P.O.: ¡Me gustan las personas que albergan en sí la contradicción! “En la contradicción está la ganancia” como decía Teresa, el centro de lo humano. Hildegart alberga en el centro de su conflicto una contradicción terrible. Tanto Hildegart Rodríguez Carballeira como su madre Aurora, es la historia de ellas dos, pero es sobre todo centrada en los dos últimos años de Hildegart. Coincide con la proclamación de la República. Ambos personajes son fascinantes y el momento también.

L.D.: ¿También fue flechazo como con Teresa?

P.O.: Fue distinto. Teresa es luminosa y la historia de Hildegart y su madre es oscura, te obliga a meterte en lugares, su historia me supuso una conmoción muy fuerte. Es una historia que me obsesionó muchísimo. Pero es más dura.

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