Investigadoras de la Universidad de Santiago de Compostela se han preguntado: ¿cuánto conoce y qué grado de compromiso tiene el alumnado universitario español con la agenda 2030 de naciones unidas? Para responderlo, han realizado, en colaboración con Intered, un estudio en siete universidades españolas para valorar su nivel de conocimiento e implicación.
La Agenda 2030 es un plan de acción global aprobado por 193 países miembros de las Naciones Unidas en 2015. Establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan aspectos como la erradicación de la pobreza, el acceso a la educación y la salud, la promoción de la igualdad de género, la reducción de las desigualdades, la protección del planeta y garantizar la prosperidad para todas las personas. Nos brinda una hoja de ruta ambiciosa para transformar nuestra realidad actual y construir un mundo más sostenible y equitativo para las generaciones futuras. Sin embargo, ¿cuánto conoce el alumnado universitario de estos buenos propósitos?
El grupo de investigación Terceira Xeración de la Universidad de Santiago de Compostela, ha realizado el informe El abordaje de la Agenda 2030 en el ámbito universitario español, coordinado por Silvana Longueira Matos, y como co-autoras: Esther Olveira, Stefany Sanabria y Nelly Fortes, en el marco del proyecto liderado por Ia ONGD InteRed, con la financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
La legislación vigente, especialmente el Real Decreto 822/2021, interpela directamente a las universidades, en cuanto a la obligatoriedad de que todas las titulaciones tengan como referentes transversales los principios y valores democráticos y los ODS; en particular, el respeto a los derechos humanos y el respeto a la igualdad de género (art.4). Previamente, en 2018, como resultado del Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030, surgido de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), los centros de educación superior, publican su compromiso con esta Agenda, dado que las universidades tienen un papel fundamental en este engranaje como agentes implicados en la formación y en la investigación. A pesar de los avances logrados por las universidades españolas en esta materia, en general, los temas relacionados con los ODS, se tratan como formación no reglada, que, si bien no es obligatoria, tampoco llega a todo el alumnado.
El informe
El objetivo general de esta investigación es aproximarse a las universidades como agentes clave de procesos educativos y de creación de sinergias con el tejido social para la construcción de ciudadanía global; y entre los objetivos específicos: conocer el grado de comprensión del alumnado universitario respecto a las causas estructurales de la crisis sistémica y su compromiso con la consecución de la Agenda 2030.
La muestra de esta investigación está conformada por siete universidades de seis Comunidades Autónomas: Universidad de Burgos, Universidad de Cantabria, Universidad de Córdoba, Universidad Rey Juan Carlos (Madrid), Universidad de Santiago de Compostela, Universitat de València y Universidad de Valladolid. La validación de 1.906 respuestas obtenidas, puede generar un marco de referencia suficiente como para establecer tendencias. La mayoría del alumnado encuestado se sitúa entre el primer y el segundo curso (43,6% y 30,4 % respectivamente) de diferentes áreas del conocimiento (Ciencias Sociales y Jurídicas, Ingeniería y Arquitectura, Artes y Humanidades, Ciencias de la Salud, Ciencias); el 96,2% cursa una titulación de grado y el 3,8% de máster. Por último, el 55% son mujeres, el 41, 8% hombres, y el 1, 4%, se identifica como género no binario.
Según el estudio y las encuestas realizadas, se observa que el conocimiento del alumnado universitario español, sobre la Agenda 2030 es limitado. Muchos desconocen los objetivos y metas planteadas, así como la importancia de su cumplimiento para lograr un desarrollo sostenible a nivel global: más del 50% del alumnado consultado, deja constancia de no sentirse capaz de explicar las causas y los efectos de la pobreza, las interdependencias globales, las migraciones y el refugio, la degradación del medio ambiente y el cambio climático, las desigualdades y la injusticia global.
Asimismo, los ODS tan sólo podrían ser explicados de forma general por un 41,9%; y un 44,2%, aunque han oído hablar de ellos, reconoce que no podría explicarlos. Por otra parte, alrededor de la mitad del alumnado consultado, cree saber cuántos ODS hay, aunque tan solo un cuarto del total precisa el número exacto. Este desconocimiento, se debe en parte, a la falta de inclusión de estas temáticas en los planes de estudio de muchas universidades españolas, así como a la baja difusión de la Agenda 2030 en el ámbito académico. A pesar de ello, los estudiantes universitarios muestran interés en esta Agenda y en contribuir a su cumplimiento; dado que muchos de estos chicos y chicas jóvenes participan en iniciativas y proyectos relacionados con los ODS, como voluntariados en ONG, emprendimientos sociales, campañas de sensibilización, etc.
Con relación al conocimiento que aborda las temáticas de los ODS, el 60% del alumnado lo hace con poca precisión; tan sólo el 25% muestra un conocimiento preciso sobre esta cuestión; aunque sí reconoce que en la formación universitaria ha oído los conceptos de “cambio climático”, “derechos humanos” e “igualdad de género”. También reconoce un 68,1 %, que el profesorado hace poco o nada en temas de sostenibilidad; y el 61,3%, percibe la necesidad de reforzar estas temáticas.
Respecto a las atribuciones interpersonales del alumnado con la Agenda 2030, destaca una buena percepción en general, así:
– “Considero que todas las culturas tienen igual valor” (de acuerdo, 29,9%; totalmente de acuerdo, 44,2%).
– “Las personas migrantes deben tener la oportunidad de continuar con su propias costumbres y estilo de vida” (de acuerdo, 38,7%; totalmente de acuerdo, 33,8%).
– “Las personas migrantes deberían tener los mismos derechos que cualquier persona del país tiene, incluido el derecho al voto” (de acuerdo, 31%; totalmente de acuerdo, 32,4%).
En la autopercepción sobre el propio compromiso social, destacan las acciones vinculadas a temas ambientales (uso responsable de la energía y del agua, reciclaje de residuos), mientras que, en otros, señalan:
– “Cuando veo las desigualdades económicas y la pobreza que existen en el mundo, siento que tengo una responsabilidad de hacer algo” (ni de acuerdo ni en desacuerdo, 28,9%; de acuerdo, 40,1%; totalmente de acuerdo, 17,8%).
– “Creo que mis acciones pueden influir sobre la vida de las personas de otros países” (ni de acuerdo ni en desacuerdo, 23,9%; de acuerdo, 41,2%; totalmente de acuerdo, 17,9%).
– “Cuando veo las desigualdades que sufren las mujeres como la brecha salarial o una mayor carga de trabajo en las tareas del hogar, siento que tengo una responsabilidad para cambiarlo” (ni de acuerdo ni en desacuerdo, 26,9%; de acuerdo, 37,6%; totalmente de acuerdo, 20,1%).
– “Ante el hecho de las personas que pierden la vida en el Mediterráneo intentando llegar a Europa, pienso que como sociedad lo estamos haciendo mal” (ni de acuerdo ni en desacuerdo, 15,9%; de acuerdo, 44,5%; totalmente de acuerdo, 30,8%).
– “Cuidar el medio ambiente global es importante para mí” (ni de acuerdo ni en desacuerdo, 11,8%; de acuerdo, 40,4%; totalmente de acuerdo, 45,3%).
Las afirmaciones que implican acciones públicas y colectivas más complejas obtienen respuestas más dispersas, destacando:
– “Manifiesto abiertamente mi rechazo a comentarios negativos sobre las personas de otras culturas” (casi nunca, 15,4%; a veces, 30,8%; casi siempre, 29,1%).
– “Elijo ciertos productos por motivos éticos o medioambientales” (casi nunca, 16,9%; a veces, 39,7%; casi siempre, 19,4%).
– “Identifico con facilidad la desinformación que recibo por redes y canales de mensajería instantáneos” (casi nunca, 20,6%; a veces, 30,6%; casi siempre, 20,1%).
– “Cuando detecto mensajes que promueven el odio en redes o influencers dejo de seguirlos” (casi nunca, 17%; a veces, 35,6%; casi siempre, 31,3%).
Estos resultados hay que leerlos siempre en dos direcciones: los resultados “deseables” que nos indican un alineamiento del alumnado universitario con los valores que promueve la Agenda 2030; y los resultados “no deseables” que nos muestran un porcentaje (generalmente menor) de tendencias en línea contraria a los principios promovidos por los ODS.
Para lograr los objetivos de la Agenda 2030, es necesario un esfuerzo conjunto de gobiernos, organizaciones internacionales, el sector privado, la sociedad civil y la ciudadanía en general.
Cada persona tiene un papel importante que desempeñar para alcanzar un futuro más justo y próspero para todos; y para ello, es fundamental que las universidades continúen dedicando esfuerzos a la difusión y formación sobre la Agenda 2030 entre su alumnado, así como la integración de los ODS en sus planes de estudio y en todos los niveles de gestión universitaria. Sólo a través de la educación y la acción colectiva podremos lograr un desarrollo sostenible y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030.
Es una oportunidad única para trabajar conjuntamente en la construcción de un futuro más inclusivo, justo y sostenible, y crear un mundo mejor para todas las personas que lo habitamos.
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