ENTREVISTAS

“ES UNA INJUSTICIA USAR A LOS MACHADO PARA REPRESENTAR EL ENFRENTAMIENTO DE LAS DOS ESPAÑAS”

Entrevista a Joaquín Pérez Azaústre. Escritor y gestor cultural.

Más de una década conmovido con la historia de Antonio y Manuel Machado, Joaquín Pérez Azaústre, Córdoba, 1976, es el autor de El querido hermano, novela documentada a fondo para desmentir una falsedad: el distanciamiento de los hermanos. Acabaron en bandos distintos pero no dejaron de quererse y admirarse. “La literatura no se encarga de la política, se encarga de la verdad humana”, apunta. Acaba de recibir el premio Nacional al Fomento de la Lectura por su podcast en RNE No eran molinos. Clásicos de la Literatura Española.

Lourdes Durán:¿De dónde nace El querido hermano?

Joaquín Pérez Azaústre: Surge de la impresión que me causó la primera vez que tuve noticia de que Manuel Machado conoció por la prensa la muerte de su hermano Antonio, el 25 febrero 1939, cuando él está en el Burgos franquista. Él sabía que su hermano formaba parte del exilio republicano pero lleva desde los inicios de la guerra sin tener noticias de él. Se entera de la muerte por la prensa. Para despedirse va a Colliure. Estas circunstancias, que no se quede y que vaya a Francia, atravesando un país en guerra, él que es un hombre mayor de 65 años, más cercano a la vejez y con bronquitis crónica, esa necesidad para reunirse con Antonio sabiendo que podía encontrarse con gente que le sería hostil porque escribió a favor de Franco. Esa decisión suya fue germinando dentro de mí. Llevo más de diez años con la historia.

L.D.: No es la primera vez que escribe sobre personas reales. Le he escuchado admitir que para trazar sus novelas, necesita sentirse aludido. ¿En qué sentido?

J.P.A.: Hay muchas cosas en la historia de los Machado que me conmueven. Como ya sucedió en Atocha 55, la novela que escribí sobre el asesinato el 24 enero de 1977 de los abogados laboralistas, tiene que haber algo que me conmueva y me haga sentir vinculado, no solo como espectador sino que en mi caso llega al punto de querer participar, tomar parte, no partido. Intervenir mediante la escritura poniendo el foco y encuadrando esos momentos estelares de nuestra historia reciente, mirados desde una orilla no sectaria, y tratando de encontrar la verdad humana de los personajes. Creo que pueden arrojar luz sobre nuestro presente.

L.D.: Además en su literatura conviven el periodista, escritor, investigador.

J.P.A.: ¡Y el poeta…! (Risas). Aquí no se trata de hacer prosa poética que puede ser algo terrible para una narración sino en captar con nitidez ese instante decisivo, que decía Cartier Bresson. Y a partir de ahí construir una narración conjunta. Me interesa la escritura que sea poliédrica, fluida, que permite que otros discursos puedan formar parte de la misma. En esta novela hay un texto importante que es el discurso de Manuel Machado para entrar en la Real Academia en la España franquista, que es casi como un personaje más. Me permite dialogar con el discurso que es una manera de dialogar con Manuel.

L.D.: Mezcla muy bien la realidad con lo novelado. Ese barro entre ficción y realidad. ¿Qué nos dirían hoy los Machado de esta España y Europa divididas, polarizadas?

J.P.A.: Ese barro del que hablas es fundamental. Igual que en Atocha 55, el noventa y ocho por ciento de la historia está contrastado. Aquí, se sabe que llegan a Colliure en coche pero no se sabe nada, ni del chófer. Cuanto más conoces aquello que puede probarse lo ocurrido, con más libertad te sientes para fabular.

¿Qué dirían hoy los Machado? Recordar que ambos reciben la II República con idéntica alegría porque forman parte de una familia de republicanos del XIX, empezando por el abuelo Antonio Machado Ruiz, primer darwinista de España, gobernador civil de Sevilla en la Gloriosa, y su padre Antonio Machado Álvarez, demófilo, gran flamencólogo y folclorista. Los dos hermanos estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos. La República a la que ellos dan la bienvenida en el 31 no es la de la deriva marxista, leninista, estalinista, sobre todo en su último tramo que hace que mucha gente moderada se desvincule. A la que sí se asemeja es a la democracia del 78.

Ellos dan la bienvenida a un régimen no monárquico, que ya ha dejado atrás los estertores de la Restauración, de la dictadura de Berenguer y Primo de Ribera. Es muy conocida la anécdota de Antonio Machado cuando saca la vieja bandera republicana en el ayuntamiento de Segovia, pero no es conocida que días después Manuel recita en el Ateneo de Madrid un canto rural que dedica a la República, y que él ha compuesto con música de Esplá. Manuel era liberal. El mundo se dirige hacia dos dictaduras, marxista y la capitalista, ambas conllevan la anulación del individuo.

Creo que ellos que vivieron la polarización de España de la Guerra Civil y de la Europa de la I Guerra Mundial habrían sonreído y contemplado con esperanza la Transición española. Como hicieron muchos republicanos del exilio que la recibieron en el 82 cuando votaron entre lágrimas. Ganó Felipe González. Ya te estoy contestando lo que dirían en el momento actual. No quería darte la opinión del momento actual sin mirar la Transición. Lo que está sucediendo ahora forma parte de un proceso de deslegitimación permanente, de acoso y derribo a aquel momento que fue proceso magmático de nuestra historia reciente. El momento actual no existiría sin la campaña contra la Constitución, Transición. Se ha producido cuando se ha terminado de morir la gente que vivió la Guerra Civil. Había gente que quería recuperar a sus seres queridos en las cunetas pero no volver a una situación parecida. Ser partidarios de una convivencia. Hoy los Machados estarían horrorizados de ver el clima de España y del mundo.

L.D.: ¿Qué les distingue a los hermanos?

J.P.A.: En lo político, la gran diferencia moral entre Manuel y Antonio es que Manuel es partidario acérrimo de la libertad individual y Antonio, que nunca fue marxista, simpatizaba con las ideas pero no era comunista. Era muy de izquierdas, partidario de lo colectivo, de solidaridad, de unión, lo fraterno. A mí las dos posturas me parecen que son muy respetables.

En lo poético, en Antonio, su mundo es un universo armónico, cerrado, con gran equilibrio, perfección formal, con discurso poético que al final se vuelve filosófico, y Manuel es más irregular, con más caídas. Esas caídas le hacen ser un poeta moderno. Sin Manuel, no hubiera existido Gil de Biedma. Se quiere cortar la coleta poética y le dice a Antonio en una carta, “dejo la poesía porque no tiene tiempo, a diferencia de la tuya”. Antonio le dijo, “ninguna poesía tiene tiempo si de verdad es poesía, y la tuya lo es”. En los años 20 el modernismo había pasado de moda, pero es que la poesía de Manuel era otra cosa. Era una mirada muy moderna sobre el individuo, el cuestionamiento de uno mismo. Por ejemplo, cuando habla de las manos sucias del alba, cuando escribe sobre el retorno a casa tras una juerga. Él es cínico, descreído consigo mismo. Eso es muy moderno.

L.D.: ¿Estamos ante una novela sobre la reconciliación en España?

J.P.A.: Es sobre todo una novela que trata de arrojar luz sobre la injusticia que es utilizar a los Machado como el enfrentamiento de las dos Españas. Es que ellos no se enfrentaron nunca. Es que la vida es más complicada que el pensamiento único. Hubo gente que no se pudo volver a hablar porque se quedan atrapados en lados distintos. Manuel se quedó en una zona y no pudieron volver a hablar. Las comunicaciones cortadas. No hay ningún testimonio del más mínimo comentario de enfrentamiento entre ambos. Se adoraban. Escribían obras a cuatro manos. Se comprendían. De pronto dejaron de poderse comunicar.

L.D.: Es una narración muy cinematográfica, con importancia de personajes secundarios como el chófer Raúl.

J.P.A.: Gracias. Me gusta mucho el cine. Se sabe que llevaron un coche, alguien les tuvo que llevar. No le pondrían un general de chófer. Le pondrían un soldado raso, un falangista en labores administrativas. Un personaje como Raúl sería verosímil. A través de su mirada entramos en el coche. Él no solo conduce por la geografía del norte de España, sino a nosotros, y al interior del vehículo,  ese silencio, con Manuel fumando, con su mujer Eulalia y sus pensamientos, esos recuerdos de Manuel con su hermano en París cuando eran jóvenes. También me apetecía que el propio personaje de Raúl pudiera vivir otro viaje interior, que surge de la curiosidad de leer a Manuel.

L.D.: De alguna manera, ¿se trata de echar un cable y recuperar a los lectores perdidos? Por eso le ha distinguido el Ministerio de Cultura. ¡Enhorabuena!

J.P.A.: Supone para mí una gran alegría por el reconocimiento de un trabajo en el que trato de modernizar la puerta de entrada de los grandes clásicos de nuestra literatura: tanto para lectores veteranos como para los más jóvenes, o para aquellos que siempre percibieron esas obras como inasequibles, mediante un tratamiento musical y moderno, con el recitado de fragmentos, con un tono cómplice y cercano que acerca la lectura.

He descubierto con El querido hermano que suscita curiosidad, que ha encontrado y encuentra sus lectores. Gente que se ha referido con liberación y alegría de la imagen canónica de los Machado enfrentados cada uno en una frontera. Lo que no se puede es ser valiente cuando ha pasado el peligro. Me acuerdo de una frase de Alberto Garzón cuando habló de la “izquierda domesticada de la Transición”, a la gente como Paca Sauquillo, Cristina Almeida, y a otros les sentó muy mal. Te sentaban y antes de que la Dirección General de Seguridad te pusiera el dedo encima, tú ya tenías miedo. Cuando hablamos de la Guerra Civil cada uno puede tomar el camino que quiere pero a la hora de pensar y valorar la actuación de cada uno, esto no es ser del Madrid o del Barça, aquí hay muchas variables. En tu bando podría haber gente muy miserable, un asesino repudiable, deleznable y al contrario. Hacer ahora un relato de la guerra en plan indio vaquero, y olvidarnos de la gama de grises es obviar la verdad, es construir otro relato que sirve a unos intereses muy concretos. La literatura no se encarga de la política se encarga de la verdad humana, o ha de encargarse de eso. O esa es mi idea. Escribir de algo es vivir de una manera muy genuina y compartirlo en este caso con miles de personas. Y eso, es una experiencia muy poderosa.

L.D.: Es el compartir. El milagro de la creación. ¿Algún otro personaje ahora que le seduzca?

J.P.A.: Sí, vivo en una continua seducción pero sigo con los Machado. Estoy entrando en ella, pero no puedo adelantar nada de la siguiente novela. Estamos en pleno coqueteo inicial.

-¡Y de celebración!

Comments

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Más Información

The cookie settings on this website are set to "allow cookies" to give you the best browsing experience possible. If you continue to use this website without changing your cookie settings or you click "Accept" below then you are consenting to this.

Close