PACO BRINES, LA ÚLTIMA COSTA

En la muy ancha, variopinta y siempre singular y bulliciosa nómina de escritores que en nuestro país dan lo mejor de su mirada y obra, la concesión del Premio Cervantes 2020 a Paco Brines fue recibida con un aplauso unánime. Poetas recién llegados, poetas a punto de llegar, poetas que por marcharse permanecen, y poetas que por méritos propios vivaquean en el canon, acusaron recibo sumándose al decir de crítica y prensa, que resumieron con un “justicia poética” el reconocimiento a quien, desde aquel pistoletazo de salida en 1959 con Las brasas, ha cuajado a lo largo de más de 60 años una obra de referencia, sólida y coherente. 

UN GUANTE NEGRO PARA CAMBIAR LA HISTORIA

Atocha 55, de Joaquín Pérez Azaústre, publicada por Almuzara con desasosegante portada y reconocida con el V Premio Albert Jovell es, sin duda, uno de los acontecimientos literarios del año, que solo suceden cuando un narrador de extraordinaria potencia verbal, periodista con olfato y tino, y poeta por más señas, da un puñetazo en las mesas de novedades que muestran libros de inane tapa dura para ofrecer, a corazón abierto y pluma templada, su mejor hacer como escritor