El jueves 3 de octubre se presentó en la sala Stampa del Vaticano el Sínodo sobre la Amazonía con el lema Nuevos caminos para la iglesia y para una ecología integral que se realizó del 6 al 27 de octubre, en Roma. El Cardenal Claudio Hummes, Relator General del Sínodo, expresaba la importancia de este acontecimiento por la grave crisis socioambiental ya expresada en la Laudato si, como consecuencia de la contaminación, depredación, devastación del planeta, en especial en la Amazonía, y la creciente crisis social de una pobreza y miseria que gritan y afecta a gran parte de los seres humanos y en esta zona especialmente a los indígenas, los ribereños, los pequeños agricultores y los que viven en las periferias de las ciudades amazónicas.
El 7 de octubre, el papa Francisco en el discurso a la 1ª congregación General de la Asamblea Especial del Sínodo definía las cuatro dimensiones que este tenía: pastoral, cultural, social y ecológica. Ponía el acento en la primera y señalaba la actitud que debía de estar presente en cada uno, la de mirar la realidad con ojos de discípulo y ojos misioneros “porque nos apura el anuncio del Señor”. Pero, unida a estas, resalta el respeto a su historia, a sus culturas, a su estilo del buen vivir, “ajenos a colonizaciones ideológicas que destruyen o reducen la idiosincrasia de los pueblos”. Y expresa cuáles son las finalidades de este encuentro: “Venimos a contemplar, a comprender, a servir a los pueblos y lo hacemos recorriendo un camino sinodal (…) Sínodo es caminar juntos bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el actor principal del sínodo. Por favor, no lo echemos de la sala”. Y apela a la oración, a la escucha humilde, al diálogo, y a la no pérdida del sentido del humor.
Desde entonces hasta la fecha de su conclusión, los titulares de los medios hablaban de La Amazonía, un sínodo de fuego cruzado, La Amazonía pone a prueba la apertura de la Iglesia y emergían cuestiones que se han debatido en el interior del Sínodo: abusos de los indígenas por parte de las empresas extractivas, ordenación de personas casadas, destrozo ecológico, presencia relevante de las mujeres en la Iglesia, etc.
El 26 de octubre la Red Eclesial Panamazónica, REPAM, difundía un mensaje final sobre el Sínodo que titulaba La esperanza en esta navegación por las aguas del río sinodal amazónico: fuente de vida, conversión y orientación hacia nuevos caminos para la Iglesia y ante un mundo en crisis socio ambiental. En el mensaje, se refleja el proceso vivido en estos dos años y las perspectivas de futuro de la etapa postsinodal en la que se pondrá en práctica todo lo dialogado en el encuentro y que parte de cuatro conversiones: pastoral, cultural, ecológica y sinodal. Las mismas que afirmaba el papa Francisco en su discurso de inicio. La REPAM manifiesta que “la experiencia de conversión eclesial traída por la periferia de la Amazonía y de sus pueblos, ha producido el camino de novedad sinodal que sigue y que está todavía en proceso, ayudando al centro a ser reformado. Ahora más que nunca, debemos trabajar intensamente y juntos para seguir navegando estas aguas vivas de la diversidad cultural y del compromiso de cuidar nuestra casa común”, e insiste en que es tiempo de cambio y de cambiar la vida y de escuchar la voz de los pueblos que habitan la Amazonía y “los testimonios de innumerables mujeres y hombres mártires de la Amazonía que muestran la fuerza viva del camino de entrega para ser semillas que se siembran en el corazón de los pueblos, en la opción por la justicia, siendo vida y vida en abundancia para ellos”.
Y explica cómo este Sínodo nace de una experiencia de conversión y del que surgirán actitudes tales como “la misionariedad, una Iglesia con rostro amazónico e indígena, inculturada e intercultural que cuida de la Casa Común, ministerial y sinodal”. Expresa también cuál es su llamada: “Nos sentimos invitados a no ser atrapados por quienes no quieren cambiar nada y desean que las cosas terminen aquí, y también a tener cuidado con profetas de calamidades que expresan que nada de esto ha tenido sentido por mirarlo a la luz de sus propias categorías autorreferenciales, ya que en ambos casos se niegan a ver (e impiden la mirada a otros) que este es el momento preciso, un kairós esperado que sigue fluyendo como río de agua viva y que no se puede parar por lo que ya ha sido y alcanzado, lo que ya es y está determinando como novedad, y lo nuevo que inevitablemente será para abrir nuevos horizontes del Reino”. Y, por fin, la tarde del 26 de octubre, la web del sínodo nos ofreció el documento final que nos servirá a muchos como punto de arranque de una ineludible conversión. Son sugerentes los capítulos que lo componen: Amazonía: de la escucha a la conversión integral. Una Amazonía a la que se define como hermosura herida y atravesada por el dolor y la violencia.
A este primer capítulo siguen los que indican novedad en la conversión pastoral, cultural, ecológica, sinodal. El que trata el tema ministerial muestra temas tan interesantes como la ordenación de sacerdotes casados para el servicio de la comunidad: “Ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica” o la que nos ofrece el nº 99 sobre la presencia y la hora de la mujer. Curiosamente, el que alude a la ordenación de sacerdotes casados se ha nombrado en algunos medios como “ordenación de ancianos casados para paliar la falta de sacerdotes”, cuando lo que el documento dice es “hombres idóneos y reconocidos de la comunidad”.
En suma, un interesante documento que no podemos dejar de leer. Lo podemos encontrar en http://www.sinodoamazonico.va/content/sinodoamazonico/es/documentos/documento-final-de-la-asamblea-especial-del-sinodo-de-los-obispo.html
Comments